La cobardía es un síntoma de debilidad. Una persona que se considera razonablemente afianzada por la razón o por la ley no tiene por qué temer dar la cara cuando da sus opiniones o hace sus críticas, por muy duras que éstas puedan ser ya que cada cual puede pensar como le venga en gana.
El otro día me llegó un correo electrónico vomitivo en que se me daba pábulo a un documento vergonzoso contra dos personas muy conocidas de Lugo a las que no me une una amistad íntima pero que sí trato lo bastante como para que me haya molestado. El correo es bochornoso no por lo que decía de las personas sino por la forma de hacerlo llegar y su zafia y burda redacción. Comprenderán que no voy a hacer el juego a quien lo ha enviado dándole más difusión al contenido así que si tienen curiosidad les ruego que intenten apagarla indignándose contra el remitente de esa asquerosidad.
Si tienes algo que decir tienes el derecho a decirlo, y la propia Constitución avala la difusión de información veraz. Está muy bien redactado ese artículo porque no se mete a que los datos sean ciertos sino veraces, es decir, que el emisor crea que son ciertos o haya hecho lo posible por verificarlos. En ese caso tienes todo el derecho de difundir esa información sin censura previa ni posterior, y a defenderte de cualquier acusación que intente cortar dicha libertad, y en esto sé de lo que hablo porque como algunos recordarán he vivido hace poco un capítulo personal respecto a esto.
Pero enviar a media España un correo electrónico, en que se insulta gravemente a dos personas usando una cuenta falsa y un documento que realmente no aporta más que una tontería que ni se molestan en intentar demostrar, no responde a la libertad de difusión de información que potege nuestra Constitución.
No sé si los insultados van a tomar medidas. En lo que a mí se refiere lo haría porque hay que ser muy pánfilo para pensar que Internet garantiza el anonimato, sobre todo viendo lo burdos que son los contenidos del email. Es probable que hayan metido la pata si lo enviaron desde un pc particular, o incluso en el hipotético caso de haber ido a un locutorio las cosas no son tan sencillas y las secciones de delitos informáticos de las fuerzas de seguridad están para eso. Ojalá pillen al autor y le obliguen a enviar otra remesa de correos, firmados esta vez, pidiendo disculpas y desdiciéndose de sus barbaridades.
La libertad tiene el gran peligro de que se abuse de ella. Siempre ha sido la excusa perfecta para los fascistas, el hablar de que “no hay libertad sino libertinaje” y ese tipo de frases tan pegadizas y que tan bien vienen a los Trum o los Le Pen que en mundo son, y son legión.
Flaco favor le hacen estas personas a nadie. Al insultado porque siempre habrá quien se ría con maldad y dé crédito a algo que solo está pensado para hacer daño, al destinatario del correo porque si es amigo de la víctima lo pasará mal, incluso al propio ejecutor porque demuestra lo poquita persona que puede llegar a ser y en el fondo de su conciencia lo sabe... y a todos en general porque este tipo de maldades solo sirven para crispar más aún a una sociedad que está servida de escándalos y de pozos negros de la condición humana.
Antes de sentarse frente a un teclado con la idea de “hacer justicia” piensen en las consecuencias para todos. Probablemente si le dan bastantes vueltas lo dejarán correr... y vivirán mejor.
El otro día me llegó un correo electrónico vomitivo en que se me daba pábulo a un documento vergonzoso contra dos personas muy conocidas de Lugo a las que no me une una amistad íntima pero que sí trato lo bastante como para que me haya molestado. El correo es bochornoso no por lo que decía de las personas sino por la forma de hacerlo llegar y su zafia y burda redacción. Comprenderán que no voy a hacer el juego a quien lo ha enviado dándole más difusión al contenido así que si tienen curiosidad les ruego que intenten apagarla indignándose contra el remitente de esa asquerosidad.
Si tienes algo que decir tienes el derecho a decirlo, y la propia Constitución avala la difusión de información veraz. Está muy bien redactado ese artículo porque no se mete a que los datos sean ciertos sino veraces, es decir, que el emisor crea que son ciertos o haya hecho lo posible por verificarlos. En ese caso tienes todo el derecho de difundir esa información sin censura previa ni posterior, y a defenderte de cualquier acusación que intente cortar dicha libertad, y en esto sé de lo que hablo porque como algunos recordarán he vivido hace poco un capítulo personal respecto a esto.
Pero enviar a media España un correo electrónico, en que se insulta gravemente a dos personas usando una cuenta falsa y un documento que realmente no aporta más que una tontería que ni se molestan en intentar demostrar, no responde a la libertad de difusión de información que potege nuestra Constitución.
No sé si los insultados van a tomar medidas. En lo que a mí se refiere lo haría porque hay que ser muy pánfilo para pensar que Internet garantiza el anonimato, sobre todo viendo lo burdos que son los contenidos del email. Es probable que hayan metido la pata si lo enviaron desde un pc particular, o incluso en el hipotético caso de haber ido a un locutorio las cosas no son tan sencillas y las secciones de delitos informáticos de las fuerzas de seguridad están para eso. Ojalá pillen al autor y le obliguen a enviar otra remesa de correos, firmados esta vez, pidiendo disculpas y desdiciéndose de sus barbaridades.
La libertad tiene el gran peligro de que se abuse de ella. Siempre ha sido la excusa perfecta para los fascistas, el hablar de que “no hay libertad sino libertinaje” y ese tipo de frases tan pegadizas y que tan bien vienen a los Trum o los Le Pen que en mundo son, y son legión.
Flaco favor le hacen estas personas a nadie. Al insultado porque siempre habrá quien se ría con maldad y dé crédito a algo que solo está pensado para hacer daño, al destinatario del correo porque si es amigo de la víctima lo pasará mal, incluso al propio ejecutor porque demuestra lo poquita persona que puede llegar a ser y en el fondo de su conciencia lo sabe... y a todos en general porque este tipo de maldades solo sirven para crispar más aún a una sociedad que está servida de escándalos y de pozos negros de la condición humana.
Antes de sentarse frente a un teclado con la idea de “hacer justicia” piensen en las consecuencias para todos. Probablemente si le dan bastantes vueltas lo dejarán correr... y vivirán mejor.
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