La noticia en La Voz de Galicia del sábado |
La “titulitis” es una cosa absurda. Pedir un grado de ingeniero para ser enterrador y cosas por el estilo no caben en cabeza humana, y se percibe como una forma de “filtrar” aspirantes dando por sentada una base que en mi opinión es errónea: que a mayor título mayor capacidad. Falso. Depende del trabajo y, sobre todo, de la actitud del trabajador.
Asumir que un licenciado en derecho será mejor mecanógrafo que alguien con la educación básica es una estupidez, porque en la carrera no coges soltura al teclado y sé de letrados que saben de informática lo mismo que un berberecho en lata. Otra cosa es si el puesto versa sobre leyes, que entonces es obvio que la titulación ya tiene sentido, pero en caso contrario se sorprenderían de la cantidad de ocasiones en que la sobretitulación no tiene nada de positivo. Al revés.
Con esto lo que hay que entender es que cuando se diseñan las bases para cubrir un puesto hay que tener muy claras cuáles son las capacidades que se desean del aspirante y cómo ha de acreditarlas. Si hablamos del sector público ya ni les cuento, ya que se entiende que la selección ha de ser objetiva, alejando cualquier sombra de arbitrariedad del panorama.
Por eso es tan sorprendente la tesis que defiende el Ayuntamiento de Lugo en las bases que según publicaba La Voz de Galicia del sábado tiene preparadas para cubrir plazas de personal que atenderá los museos locales: consideran que es un requisito el dominio del inglés, pero aseguran que “un diploma no llega para asegurar el dominio preciso del idioma”, con lo que para pasmo de propios y extraños suprimen que el candidato lo tenga que acreditar con el consabido título.
Para mayor fantasía, sí que se exige el título de Celga 4 o equivalente para acreditar el gallego, pero tampoco se requiere nada que certifique el dominio del castellano, aunque ya estamos acostumbrados a que todo el mundo considere obvio que se conoce correctamente la lengua de Cervantes, cosa que podemos poner en duda leyendo diez minutos cualquier red social. Al menos es igual de discutible.
Fíjense que el Museo Reina Sofía, por poner el primer ejemplo que he buscado, puntúa el doble el conocimiento “superior” de inglés que un doctorado de educación artística. ¡El doble! Esa es la importancia que le dan allí al tema, porque la tiene, y lo más llamativo es que no da una relación de títulos válidos sino que deja abierta la puerta ante la variedad de certificados existentes. Claro que “solamente” es el Museo Nacional Reina Sofía, no la red de museos de Lugo que está gestionada por gente mucho más espabilada, dónde va a parar.
Asumir que un licenciado en derecho será mejor mecanógrafo que alguien con la educación básica es una estupidez, porque en la carrera no coges soltura al teclado y sé de letrados que saben de informática lo mismo que un berberecho en lata. Otra cosa es si el puesto versa sobre leyes, que entonces es obvio que la titulación ya tiene sentido, pero en caso contrario se sorprenderían de la cantidad de ocasiones en que la sobretitulación no tiene nada de positivo. Al revés.
Con esto lo que hay que entender es que cuando se diseñan las bases para cubrir un puesto hay que tener muy claras cuáles son las capacidades que se desean del aspirante y cómo ha de acreditarlas. Si hablamos del sector público ya ni les cuento, ya que se entiende que la selección ha de ser objetiva, alejando cualquier sombra de arbitrariedad del panorama.
Por eso es tan sorprendente la tesis que defiende el Ayuntamiento de Lugo en las bases que según publicaba La Voz de Galicia del sábado tiene preparadas para cubrir plazas de personal que atenderá los museos locales: consideran que es un requisito el dominio del inglés, pero aseguran que “un diploma no llega para asegurar el dominio preciso del idioma”, con lo que para pasmo de propios y extraños suprimen que el candidato lo tenga que acreditar con el consabido título.
Para mayor fantasía, sí que se exige el título de Celga 4 o equivalente para acreditar el gallego, pero tampoco se requiere nada que certifique el dominio del castellano, aunque ya estamos acostumbrados a que todo el mundo considere obvio que se conoce correctamente la lengua de Cervantes, cosa que podemos poner en duda leyendo diez minutos cualquier red social. Al menos es igual de discutible.
Fíjense que el Museo Reina Sofía, por poner el primer ejemplo que he buscado, puntúa el doble el conocimiento “superior” de inglés que un doctorado de educación artística. ¡El doble! Esa es la importancia que le dan allí al tema, porque la tiene, y lo más llamativo es que no da una relación de títulos válidos sino que deja abierta la puerta ante la variedad de certificados existentes. Claro que “solamente” es el Museo Nacional Reina Sofía, no la red de museos de Lugo que está gestionada por gente mucho más espabilada, dónde va a parar.
Bases del Reina Sofía. ¡Qué sabran ellos! |
La cuestión aquí no es si es normal exigir un idioma u otro, ya que se requieren todos. El fondo del asunto es porqué se asevera que tener un título no refleja la realidad del conocimiento de una lengua pero se pide arbitrariamente que los candidatos tengan el diploma de una pero no de otra. ¿Acaso el Celga sí que certifica el gallego pero los títulos de la Escuela Oficial o de la Universidad de Cambridge no garantizan que uno sepa inglés? Y lo que es más cuestionable, ¿cómo van a saber si el candidato conoce la lengua de Shakespeare? ¿los va a entrevistar en inglés Carmen Basadre? Eso quiero verlo. Estoy por matricularme en la selección de personal solo por verlo. Telelugo debería retransmitirlo porque todos querremos verlo.
Cuando unas bases se modifican es por algo. Recordarán que cuando se cambiaron las de las casetas del pulpo eliminando el requisito de experiencia previa mientras se exigía en todos los demás contratos de San Froilán “casualmente” una empresa fantasma de inversiones de Madrid tras la que estaba un señor de Meira (creo recordar, no estoy seguro si era de allí) se hizo con el cuasi monopolio de la venta de cefalópodo. Si esto se cambia será por algo, porque el sentido común desde luego indica lo contrario.
Atender a los turistas que puedan venir a Lugo en un idioma extranjero ya no debería ser una cuestión a debatir. Lo suyo sería estar tratando cuántos idiomas han de saber. ¿Nos llega solamente con el inglés? ¿No sería lógico que ya se pretende contratar a varias personas se pidieran otras alternativas como francés, italiano, alemán o incluso chino? ¿Para qué queremos estadísticas de visitantes extranjeros si no les hacemos ni puñetero caso? ¿Para sacar pecho y buscar un titular pero ignorar la realidad a la que tenemos que enfrentarnos?
Son preguntas que, como todo lo que depende del departamento de Cultura, quedan en el aire porque ya sabemos que como bien dijo la concejala Olga Louzao es una “república independiente” que va por libre y a la que nadie pone coto. Así nos luce el pelo, porque del Arde Lucus no vive el sector turístico de una ciudad.
Cuando unas bases se modifican es por algo. Recordarán que cuando se cambiaron las de las casetas del pulpo eliminando el requisito de experiencia previa mientras se exigía en todos los demás contratos de San Froilán “casualmente” una empresa fantasma de inversiones de Madrid tras la que estaba un señor de Meira (creo recordar, no estoy seguro si era de allí) se hizo con el cuasi monopolio de la venta de cefalópodo. Si esto se cambia será por algo, porque el sentido común desde luego indica lo contrario.
Atender a los turistas que puedan venir a Lugo en un idioma extranjero ya no debería ser una cuestión a debatir. Lo suyo sería estar tratando cuántos idiomas han de saber. ¿Nos llega solamente con el inglés? ¿No sería lógico que ya se pretende contratar a varias personas se pidieran otras alternativas como francés, italiano, alemán o incluso chino? ¿Para qué queremos estadísticas de visitantes extranjeros si no les hacemos ni puñetero caso? ¿Para sacar pecho y buscar un titular pero ignorar la realidad a la que tenemos que enfrentarnos?
Son preguntas que, como todo lo que depende del departamento de Cultura, quedan en el aire porque ya sabemos que como bien dijo la concejala Olga Louzao es una “república independiente” que va por libre y a la que nadie pone coto. Así nos luce el pelo, porque del Arde Lucus no vive el sector turístico de una ciudad.
Es lógico.... si para ser presidente del Gobierno o de la xunta tampoco se exige.
ResponderEliminarCuenta Salvador de Madariaga que su padre, que era militar, tomo conciencia del atraso de España a raíz de la derrota de 1898. Y una de las razones de ese atraso para él era la educación y la falta de conocimiento de otros idiomas en nuestro país, por eso envió a su hijo a estudiar ingeniería a Francia donde se licenciaría.
ResponderEliminarOtro "Tangazo-Feito" en analogía con el plan de emprego municipal "Con-trato feito", o lo que bien comentas sobre las casetas de pulpo...
ResponderEliminarSe ve que a los empleados que interesa contratar no tienen la titulación acreditativa de conocimiento de inglés, pero en estos casos la Administración Local lo soluciona ágilmente cambiando las bases... y aqui paz y después gloria.
Lo que si podrían hacer los candidatos cualificados y con titulación es impugnar las bases por injustas y carentes de objetividad: primer paso recurso de reposición al Concello, y segundo paso, como no van hacer ni puñetero caso, demanda por lo contencioso administrativo.
Es lo que deberíamos hacer ante situaciones así, porque una vez publicadas las bases, si nadie las impugna, se da por supuesto que estamos de acuerdo con ellas... y sólo nos queda el derecho al pataleo...
Así no luce el pelo. Todos debiéramos de saber que el turismo es la principal fuente de riqueza en esta tierra y lo primero que tenemos que pensar es en la lengua que hablan nuestros potenciales visitantes. El inglés debería de ser un requisito sine qua non para acceder al puesto. Pero eso no lo entienden los paletos de nuestros gobernantes que para acceder a su cargo no les han pedido ni siquiera estudios primarios. ¡¡ Así nos va¡¡
EliminarMientras el área de cultura siga en las manos y responsabilidad que está, iremos involucionando. Pero la concelleira tranquila, que ella nunca es la culpable... son siempre los otros.
EliminarHola
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