El Restaurante-Vinoteca Fumarel de Ribadeo está sufriendo las iras de los ignorantes que, con la osadía que caracteriza al tonto, atacan sin saber. Aunque mi relación profesional o familiar con la hostelería ya no existe, toda la vida vinculado a este mundo hace que me sienten mal este tipo de ataques basados en el desconocimiento y la estulticia.
El ticket de la discordia |
El gran crimen del Fumarel fue cobrar un suplemento por el descorche de una botella, que supuso un revuelo en redes sociales en todo punto injustificado, debido a que hay que saber de qué se habla antes de empezar a soltar veneno.
Empecemos por dejar claro que los restaurantes no pueden cobrar ciertos suplementos como “cubierto”, “lavandería” u otras cuestiones que se entienden incluidas en el normal funcionamiento de un local de hostelería. Sin embargo sí pueden cobrar distintos precios en diferentes ubicaciones (por eso las consumiciones en terraza suelen tener un pequeño incremento) y por diferentes servicios que ofrezcan, siendo uno de ellos es el descorche.
“¡Qué morro!, ¿así que me pueden cobrar la botella de vino y, además, el descorcharla?”, dirá el cuñado. Pues no, señor mío, “el descorche” es una tarifa que se cobra cuando uno se trae el vino al restaurante. “¿Y eso es posible?” preguntará nuevamente. Pues en algunos locales sí, una política peculiar pero no por ello tan extravagante ni mucho menos ilegal. Muy americana, y yo personalmente no la veo, pero cada uno...
El decorche no se refiere al mero hecho de abrir la botella, sino que incluye el servicio, las copas en que bebes el vino, la mesa en que las dejas, las sillas en que te sientas, el mantenimento del local, el personal y demás. Es decir, que si a ti te regalan una caja de buen vino en Navidad y quieres llevarla a una comida en un restaurante que acepta esta política, te cobran solamente la comida y “el descorche”. Si no te gusta la idea pides vino de la carta del local (lo que lógicamente es más caro) o te quedas en casa, las opciones son evidentes.
La comparación con cobrar por cocinar un solomillo, que he visto en algunos comentarios no es ninguna tontería, aunque sí el enfoque. A nosotros nos pasó algo similar en el Verruga con gente a la que “le regalaban” unos capones o marisco y te lo traían para que lo cocinásemos. ¿Acaso les parecería mal que le cobren a alguien por preparar la comida por el mero hecho de que traiga algunos de los productos? ¿Se supone que hay que prepararla gratis? Recordemos que los restaurantes no son ONG sino empresas que tienen que pagar a sus empleados, impuestos, facturas y, a ser posible, ganar dinero.
El Fumarel es vinoteca además de restaurante. Es importante saber de qué se habla. |
El problema del lío del Fumarel es que además de restaurante es vinoteca, y que metieron en el mismo ticket tanto la venta de la botella como el descorche, creo que es un error. En la factura que originó todo el cristo se recoge que los señores tomaron una botella de Pazo de Seoane por la que les cobraron 9 euros y además el famoso “descorche”. Busquen este vino en otros restaurantes y vean los precios en carta. Se sorprenderán, porque probablemente los clientes del Fumarel han ahorrado dinero, pero quizá habría sido más lógico que hicieran dos recibos, uno de la vinoteca y otro del restaurante para evitar esta confusión. Este pequeño y discutible error no justifica sin embargo la campaña orquestada contra el local.
No he puesto un pie en mi vida en el Fumarel y que yo sepa no conozco de nada a los propietarios, pero es irrelevante porque mi defensa no se basa en la amistad o la cercanía, sino en el sentido común y en saber un poquito de qué se habla.
La hostelería suele ser el blanco de toda crítica. A los que consideran que es tal mina de oro siempre les recomiendo lo mismo… ¡monten un bar! Luego hablamos.