Tous Lugo, víctima colateral local del "prusés" - Foto: Blog tousitasypuris |
Una de las cuestiones básicas para mantener una marca es buscar la neutralidad política. Que tu nombre comercial se asocie con una determinada opción muchas veces supone que pierdas potenciales clientes de las demás mientras que la supuestamente “tuya” no siempre responde en base a esa afinidad. Y si no pregunten a Tous.
La empresa catalana ha sido noticia en el tema del “prusés” porque más allá de simpatías nacionalistas han sido cobijo, con sueldo, de diversas “personalidades” del ámbito separatista. Eso hizo que se resintiera tanto en las ventas que esta Navidad tuvieron que lanzar una campaña para intentar detener la avalancha. No estoy seguro de que lo hayan conseguido porque todo lo que implica lo de Cataluña enciende los ánimos y convierte cualquier acción en imperdonable (“¡y con razón!!” pensará algún lector sea cual sea su bando en toda esta historia).
¿Y qué pasa con las víctimas colaterales? El 28 de septiembre de 2015 publiqué en este blog un artículo titulado “Un cumpleaños con ayuda” en que relataba cómo Rafa y Elena, los propietarios de la tienda de Tous en Lugo tuvieron la amabilidad de abrirnos un día de descanso para darnos un paquete que se nos había olvidado recoger. Es decir, que la culpa era totalmente nuestra, pero aún así tuvieron el detallazo de molestarse en ayudarnos, y, como ocurre en estas cosas familiares, completar un día muy importante ya que era el último cumpleaños de mi madre en el Verruga, que cerró tres meses después (¡Cómo pasa el tiempo!).
Tous Lugo celebrando el Arde Lucus. Eso una gran cadena no lo suele hacer, solo el comercio local. Foto: Blog "Que me pongo by Alba Vila" |
Una gran cadena no hace esas cosas, las hacen los pequeños empresarios lucenses que comparten una marca en forma de franquicia pero que se molestan y desviven por sus clientes porque saben que su funcionamiento no es el mismo que el de Carrefour, Media Markt o Zara. En esos grandes monstruos económicos se produce el curioso fenómeno de que todo el mundo los pone verdes (a unos por sus discutibles políticas de alteración de precios, a otros probablemente por envidia hacia su propietario…) pero las colas para pagar son largas y estables.
Atarse a una franquicia, y tengo varios amigos en esa situación, es peliagudo. La “central” te exige mucho, muchísimo, y decide por ti la estética de tu negocio, hasta tus horarios y el perfil del personal, pero a cambio entras en una política de empresa y un lanzamiento del negocio que por ti mismo probablemente no pudieras alcanzar. El problema es cuando pasa algo como lo que nos ocupa, que la marca meta la pata de forma que te perjudique drásticamente.
No tengo ni idea de cómo ha ido la Navidad en el Tous de Lugo, pero sí es cierto que paso por delante habitualmente y que no he visto la tienda llena como siempre pasaba en esas fiestas. Incluso gente cercana que era muy aficionada a la marca prometió no volver a poner un pie en la tienda. Comprensible que no se quiera financiar a quien te está escupiendo en la cara, pero nada malo han hecho los lucenses que arriesgan sus dineros para dar un buen servicio como es el caso de Rafa y Elena.
“Pues que cambien de franquicia o que se larguen de Tous”, podrán pensar ustedes, y tendrían razón si no fuera porque normalmente los contratos firmados están pensados para que siempre tenga las de ganar la todopoderosa franquiciadora. He visto algunos en que impedían que en ese local hubiera la misma actividad durante cinco años, ya me dirán ustedes. No es tan fácil, casi nada lo es, y no estoy invitándoles a que vayan a comprar a Tous de Lugo porque sé que muchos están radicalmente enfadados con la marca, pero sean conscientes de las víctimas colaterales, y quizás en el futuro deberían plantearse acudir a las pequeñas joyerías de siempre, las que no están atadas a terceros y dependen de su buen nombre local y de su servicio particular para mantenerse a flote. No hay mejor garantía.
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