Empatía al volante

Embotellamiento por un vehículo mal estacionado

Ayer por la tarde en la Ronda de la Muralla a la altura de la puerta de San Fernando un vehículo privado estaba en medio y medio de la parada de autobús. “Sólo es un momento”, supongo que pensaría el titular, pero no era consciente de que ese “momento” afecta a terceros, y mucho.

Los autobuses urbanos de Lugo, tan mal organizados como siempre, llegan todos al mismo tiempo, por lo que te puedes tirar en algunos puntos cuarenta y cinco minutos esperando sin ver uno y de repente llegan tres o cuatro seguidos, como el tren de la bruja.

Ayer pasó eso mismo, y al estar ese coche donde donde no debía obligó a que uno los autobuses parase en doble fila (el de la foto) porque el escaso hueco que había quedado ya estaba ocupado por otro bus, que cuando conseguí coger el móvil y poner la cámara ya se había ido. La consecuencia práctica es que tras dejar pasar al autobús que salía, los coches que venían por la ronda pararon pacientemente (algunos) esperando a que el otro reanudase su marcha, y se montó un pequeño embotellamiento que no era necesario en absoluto. Y todo por un solo coche mal parado.

Todos hacemos alguna vez cosas que no debemos, eso está claro. Ir aquí de acusador del mundo sin reconocer que alguna vez has cruzado por donde no debías o has parado en prohibido sería un ejercicio de cinismo insano. Pero una cosa es cruzar por donde no debes cuando no viene nadie y otra muy diferente afectar a terceros porque valoras más tu tiempo o tu actitud que la que obligas a tomar a los demás.

Cuando vayan a parar donde no deben, que no les digo que no lo hagan porque en ocasiones es, si no una necesidad, sí una fuerte conveniencia, preocúpense de no estorbar a los demás, de no ocupar el sitio de un vehículo de reparto que necesita ese carga y descarga para ganarse el pan, de no entorpecer las líneas de autobús urbano que todos queremos que funcionen bien, de no impedir que alguien con una discapacidad aparque cerca del lugar a donde tiene que ir… Tenga empatía, y preocúpese de los demás. La rueda del mundo hará que si todos hacemos así algún día los demás se preocupen por nosotros.