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miércoles, 12 de septiembre de 2018

Las víctimas colaterales de la Universidad Rey Juan Carlos

Cabecera de la web de la Universidad Rey Juan Carlos, cuyos títulos a día de hoy no valen nada


Cuando hablamos de “daños colaterales” se nos va la cabeza a las víctimas civiles de las guerras, pero el término es extensible a muchos otros campos por asimilación. Por ejemplo, los estudiantes honrados, que los habrá, de la Universidad Rey Juan Carlos.

Si yo hubiera pagado, estudiado, cursado y trabajado un máster de esa, no solo estaría indignado con todo lo que está pasando con los títulos de esa entidad, sino que tomaría medidas legales.

Verán, estoy totalmente seguro de que además de los trapicheos de los másteres ha habido un montón de gente que pagó una buena suma de dinero y que se rompió los cuernos trabajando y estudiando para conseguir ese título, y ahora todas esas personas ven cómo los años de esfuerzo se esfuman porque el resultado no vale ni lo que el papel en que se imprimieron. Imaginen la cara de cachondeo que pondrán en recursos humanos de cualquier empresa cuando alguien les aparezca con el título de marras, supongo que lo descartarán automáticamente porque “no queremos líos” es un mantra muy habitual.

Eso implica que todos esos años no valen para gran cosa, así que no solo le reclamaría a la universidad el total del dinero invertido en matrícula, libros, materiales, vivienda, manutención y demás, sino una indemnización por daños y perjuicios. El tiempo que les han escamoteado ya no lo recuperarán y eso no hay nada que lo pague, pero se puede intentar, al menos, darles una lección más allá de los telediarios y los titulares de prensa.

La fea costumbre de hacer pagar a justos por pecadores en este santo país es el pan nuestro de cada día. ¿Que suena muy mal que alguien apruebe un máster haciendo cuatro trabajos? Por supuesto que sí, y si bien cuando tienes 20 años es muy difícil resistirse a la tentación de tomar el camino fácil si te lo ponen delante, es incomprensible cuando ya eres diputado y estás viviendo de una profesión en la que sabes que tarde o temprano te van a mirar con lupa.

Pablo Casado entró en la Presidencia del PP con esa marca de nacimiento, que estoy seguro de que tarde o temprano le costará el puesto. “No es lo mismo”, dirán los suyos, y probablemente tengan razón pero de poco le valió a la ministra venir con la cantinela del “no todos somos iguales”, ya ven lo que duró, y lo que tendría que haber sido una victoria para la oposición solo ha acrecentado aún más la presión sobre el nuevo líder popular. La caída de Montón se suma a la de Cifuentes y Casado hoy tiene más difícil que ayer salir del paso, ya no sin una condena que dudo que le caiga, sino con una mínima credibilidad.

Sobre que aprobase un montón de asignaturas en un año no me meto, porque yo mismo tuve un problema médico en el febrero de mi último año académico y me quedaron para septiembre un montón de materias. Para que se hagan a la idea mi carrera (de aquella Ciencias Políticas duraba cinco años) no llegaba a ocho asignaturas de media al año y si en tercero solo saqué cuatro, por ejemplo, en mi último año aprobé las doce que me quedaban y un curso a mayores sobre elaboración e interpretación de encuestas que, aunque no llegaba a la categoría de máster, me dio bastante la lata. El primer sorprendido fui yo, que ya estaba buscando dónde vivir un sexto año de carrera que afortunadamente no llegó. Así que no me escandalizo porque alguien apruebe muchas asignaturas en un año porque a mí me pasó y no era diputado ni nada por el estilo.

Lo que más me pasma de todo esto es que toda esta gente no necesitaba el máster para nada. Lo hicieron para darse relumbrón y quedar de académicos, y la han cagado vilmente, como la señora que compra un bolso falso de marca pija a los manteros y pretende que nos creamos que apoquinó los 800 euros que vale en las tiendas.

La cuestión de fondo, volviendo al principio, no es solo que se hayan perjudicado a sí mismos, es el daño terrible que le han hecho a todos esos esforzados estudiantes que veían como los “importantes” aprobaban sin ir a clase, sin hacer exámenes y sin molestarse lo más mínimo en trabajar un título que a ellos les costó sudores. Insisto, yo me iría al juzgado.

Este es el listado de los máster, solo del área de Ciencias Sociales y Jurídicas. Dudo que todos sean unos mangantes.

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