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lunes, 29 de octubre de 2018

La ¿falsa? guerra de los cines en Lugo

¿Por qué se promocionan tanto los cines del desierto y fracasado centro comercial de Abella?
Gran Teatro, Kursal, Paz, Victoria, Ronda… son solo recuerdos que fueron cayendo en la guerra de los cines que acabó con la masacre de las viejas salas con encanto y el triunfo de los fríos multicines hechos en serie. Ni siquiera los pequeños grupos de salas como el Dumas o el Cristal pudieron evitar sucumbir ante la presunta modernidad que nos hace coger el coche para ir a ver una película que hace unos años podíamos disfrutar en lugares a los que íbamos caminando. Hasta cayeron los Yelmo, que es una cadena fuerte pero no resistió el empuje de la tonta moda de ir al “centro comercial” a enlatarse.

Lugo vive ahora una nueva guerra de cines, entre las dos únicas opciones que tenemos, los de Abella y los de Las Termas, pero es un falso enfrentamiento entre salas ya que es un monopolio y una misma empresa, Ciproga S.A., la que controla ambas instalaciones.

Siendo esto así llama la atención que esté habiendo importantes cambios no solo en horarios y contenidos, sino en la forma de publicitar las películas que ofrecen ambos mamotretos, lo que nos da esa sensación de que pasa algo raro y hay más mar de fondo del que parece. En la prensa, de hecho, ni siquiera vienen ya las fotos de las películas que se proyectan en Las Termas y solo rebuscando entre el listado de películas en cartel, que vienen al pie de página, podemos comprobar qué opciones tenemos en los cines que fueron todopoderosos hasta hace dos telediarios.

El protagonismo absoluto se le da a las salas de Abella, lo que llama mucho la atención porque ese centro comercial parece condenado a muerte (bueno, ya lo parecía desde antes de abrir sus puertas). “La sombra de la ley”, por ejemplo, solo se proyecta en Abella y el pase especial al que vino el director fue allí.

Personalmente tengo que decir que me da bastante igual un cine que el otro en este caso. Ya de tener que coger el coche y soportar ese ambientador universal que hace que todos los centros comerciales huelan exactamente igual, hasta me resulta más cómodo ir a Abella porque aparcas a cubierto. La pega es que el sonido de esas salas me parece peor que el de las de Las Termas, aunque tampoco es que se aprecie demasiado la diferencia por esa manía que tienen de poner los bafles a todo trapo como si en lugar de ir a ver a Harry Potter estuvieras en un concierto de los Rolling Stones. No es la primera película en que me tengo que tapar los oídos porque molesta el volumen.

¿Qué se esconde detrás de esta especie de falsa guerra civil entre dos multicines del mismo dueño? Pues aquí entramos en los resbaladizos terrenos de la suposición, pero la lógica indica que probablemente esté próxima la fecha de finalización del contrato que tienen con Las Termas para la explotación de las salas y pretenden presionar a la gerencia del centro demostrándoles que pueden hacer valer su poder sobre el público, que mansamente sigue las instrucciones de la empresa, y va a las salas que les digan.

La táctica tiene un problema grave, y es que se está dando por sentado que haríamos lo mismo si los cines furan de dos empresas diferentes y no es el caso. Si tuviéramos dos proveedores diferentes que se pelearan entre ellos por dar el mejor servicio, ofrecer los títulos más populares, en los horarios más apetecibles y con las instalaciones mejor cuidadas… otro gallo nos cantaría. Para ambos sería imprescindible cuidar a un público cada vez menos numeroso, ya que Netflix y otras plataformas similares han hecho mucho daño al cine de pantalla grande, aunque nunca creo que desaparezca porque también decían que moriría con la tele o con el VHS y ahí sigue.

Ojalá, si es que tengo razón y es el caso, la táctica fracase y se asignen los cines a otra empresa, porque estoy seguro de que el beneficiado será el público. Es lo que tiene la competencia.

La cartelera de hoy, a ver si encuentran las películas de Las Termas...

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