Fernando Blanco, inocente como era previsible. Foto: El Progreso |
Estoy convencido de que los líderes políticos, esos que sufrimos actualmente y en lugar de seguir una ideología van creándola a medida de las circunstancias para encajarla a las encuestas que usan como única guía de su acción, no veían de jóvenes “Se ha escrito un crimen” o a “Perry Mason”. Si lo hubieran hecho habrían aprendido dos cosas: que nunca se puede invitar a casa a pasar el fin de semana a Jessica Fletcher si no quieres que asesinen a alguien y que los acusados de un crimen no siempre son culpables por mucho que los indicios parezcan apuntarles a ellos.
Lo malo es que lo saben perfectamente pero lo ignoran porque el cortoplacismo que impera en la política hace que mientras acusen al rival político se utiliza lo que haga falta y cuando toca a uno mismo es cuando llega el llanto y crujir de dientes.
Ahora ha sido Fernando Blanco, el antiguo concejal y conselleiro lucense, el que ha sido absuelto de todos los cargos de delitos que no cometió pero por los que lleva siete años pagando un calvario que no se le desea a nadie. Sigue los pasos de Orozco, de Pepe Blanco (que pasó de ser el azote del imputado a escribir un libro sobre la presunción de inocencia), de Francisco Camps, de José Manuel Barreiro (este último tuvo más suerte por cuestión de plazos y de no tuvo consecuencias políticas directas), de Francisco Cacharro y de tantísimos otros acusados que han visto frustradas sus carreras por falsas acusaciones.
Estoy seguro de que alguno de ustedes pegó un respingo cuando leyó lo de “Francisco Camps”, porque “ese sí era culpable”. Pues no, es igual de inocente que el resto. Si ponemos nuestras filias y fobias al servicio de la política estamos perdidos. Solo una sentencia judicial cambia el estatus de alguien de inocente a culpable, ninguna otra fuerza sobre la Tierra puede hacer semejante cosa si creemos en una sociedad civilizada.
Fernando Blanco se vio obligado a entregar la espada por una acusación, que hoy se demuestra falsa, y con el ostracismo público al que le relegaron muchos de sus propios compañeros, obsesionados con la falsa pureza de considerar un apestado el imputado, como si fuera un condenado.
PP, PSOE y BNG al menos ya comparten compañeros caídos por esta situación, defenestrados sin haber hecho nada malo, y aún así muchos siguen insistiendo en la estúpida idea de que el hecho de que el delito del que te acusan sea muy grave influye directamente en las consecuencias de la acusación. Irrelevante. Como si te acusan de comer niños. Si no hay condena, eres inocente. Bueno, podríamos estudiar el tema de otra forma si hay pruebas directas, tipo grabación o similar, pero ya saben de qué hablo, no sean maximalistas.
¿Quién le devuelve a Fernando Blanco ahora su tiempo perdido? ¿Quién le repone su carrera política? ¿Quién le lava la imagen ante los que seguro que seguirán diciendo que “algo habría”?
Les diré que aunque no lo conozco mucho siempre me ha caído bien, porque aunque la distancia ideológica es mucha, es una persona afable y que siempre ha mantenido uno de los puntales de nuestra civilización: educación y buenas formas. Pero aunque me cayera regular o mal también defendería su presunción de inocencia (he hecho una férrea defensa de la de Orozco, si les sirve de ejemplo) porque los principios solo son válidos cuando los mantienes ante quien no te apetecería.
A ver si vamos aprendiendo, ¡coño!
Me parece muy bien que todo el mundo se acuerde de los políticos, se apene por ellos y critique la ineficacia de la justicia española, pero por qué nadie se acuerda de otras cuestiones similares y nadie las hace públicas? Por qué nadie se acuerda de ese centenar de policías locales que están imputados desde hace más de 9 años por una supuesta trama de retirada de multas que nadie ha podido demostrar? Ya se que son simples funcionarios que no merecen que nadie abogue por ellos, pero tienen familia y amigos igual que cualquier político.
ResponderEliminarQuizá porque los policías no están en la calle preventivamente. Eso influye notablemente.
EliminarNo entendí la respuesta
ResponderEliminarQue te diga a ti y al resto de los gallegos cuantas veces le toco la lotería y después hacemos un cálculo de las probabilidades reales de que a una persona le toque la lotería ese número de veces
ResponderEliminarUn comentario vertido desde el anonimato y con cobardes acusaciones basadas en rumores no es lo más razonable para pedir a nadie explicaciones.
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