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miércoles, 13 de marzo de 2019

No todos los ''ocupas'' son ''okupas'' ni todos los ''okupas'' son Robin Hood

Cerraduras, seguridad y policía son medidas insuficientes por lo que se ve. Foto: La Voz de Galicia

Casi todos los delitos tienen justificación... y no la tienen. Sí, es contradictorio pero real como la vida misma. Entre los diez mandamientos están los de “no robarás”, “no dirás falso testimonio” y, uno de los más relevantes, “no matarás”. Pero la propia Biblia justifica el asesinato de ciertas personas en las guerras sagradas ordenadas por el propio Dios según el antiguo testamento, cuando no es Él mismo quien se los carga por delitos como renegar de él (vamos, un ataque de cuernos en toda regla) o simplemente por ser un inocente primogénito de un egipcio (todos recordamos a Charlton Heston poniendo cara de “ahí el jefe se ha pasado” en Los Diez Mandamientos).

El Código Penal también establece ciertas excepciones, llamadas “eximentes” o incluso se permite la comisión de delitos cuando está en juego la protección de la vida, o hay una causa de fuerza mayor. Por ejemplo, si uno rompe un cristal de una ventana para sacar a una persona que está en un edificio en llamas no se le puede acusar de vandalismo o de violación de la inviolavilidad del domicilio, denuncia que puede parecer ridícula pero que tal y como se están poniendo las cosas vayan ustedes a saber.

Todo esto viene al caso para hablar de las ocupaciones de viviendas (los llamados “okupas” con “K”, supongo que para demostrar lo antisistema que son), que últimamente traen por la calle de la amargura a varios vecinos de Lugo, particularmente en las Gándaras aunque es un fenómeno que se extiende lenta pero inexorablemente ante la pasividad de las leyes y de las autoridades.

Empecemos por el principio: ¿es legítima la ocupación de una vivienda? Pues en mi opinión les voy a dar una respuesta muy gallega. Depende.

Depende de quién sea el propietario de la vivienda y del uso que le dé. Por ejemplo, todos recordamos el caso de la Ronda del Carmen en que una persona ocupaba una casa abandonada (una casa enorme, semiderruida, que está junto a lo que ahora es el enlace con el Camino Primitivo de Santiago). No creo que su presencia allí molestase a nadie ni crease ninguna situación problemática, más bien al contrario, ya que mantuvo la casa en un estado razonable y sus dueños, hasta donde yo sé, nunca protestaron principalmente porque quizá ni se sepa quiénes son. También hay otra casa, en el jardincito de la Avenida de la Coruña (el que está frente al Gadis grande) que era de la constructora Vilela, quebrada y su titular fallecido, que no sé si es de alguien pero que está ocupada y, por lo que conzoco, sin molestar a nadie.

Foto de la casa de Vilela ocupada desde hace ya tiempo. Foto: El Progreso
Hay muchas propiedades en este país que están abandonadas, vacías y en estado de decadencia absoluta que es una vergüenza que sigan en ese estado mientras algunas personas duermen en la calle, y esa situación puede justificar el “delito” de la ocupación.

También reconozco que siento simpatía por los ocupas que se meten en los pisos que las cajas de ahorros rescatadas con el dinero de todos (recuerden siempre ese matiz, las rescatadas fueron las cajas de ahorros – y los bancos formados por ellas - dirigidas por el Estado, y no los bancos privados) les expropiaron tras un proceso de sobrepreciación, hipoteca exagerada, alzada de tipos y despido laboral. No me acaba de hacer llorar que las grandes corporaciones económicas, que nos han costado unos cuantos miles de millones de los que no vemos la devolución (a pesar de que ahora ya ganan pasta) pierdan el uso de unos inmuebles que hemos pagado entre todos. Sí, ya sé que es incoherente, pero oigan, mientras el Estado no les expropie esos inmuebles para saldar la deuda que tienen con nosotros y los usen para hacer viviendas sociales, veo cierta poesía en que los afectados se tomen la justicia por su mano aunque no me pega nada con lo legalista que yo soy.

Casa incendiada por okupas hace un año y algo. Foto: La Voz de Galicia
Pero no todos los "okupas" son Robin Hood. No todos son gente que ha tenido un revés en la vida y se ve obligada a recurrir a esto porque nadie les da trabajo. No podemos olvidar esos casos pero tampoco hacerlos la norma y dar por sentado que quien ocupa una vivienda es porque no tiene más remedio. Hay también mucho caradura.

Además hay una ocupación que soy incapaz de entender que se tolere. La de la vivienda de una persona que se va de vacaciones y al volver se la encuentra con gente, la de la persona que está en una residencia de mayores y aprovechan para desvalijarle la casa e instalarse en ella, la de la segunda vivienda (o tercera, o cuarta, me da igual) de una familia que ha ahorrado toda su vida o ha heredado de sus padres un piso o un apartamento para ir a la playa… Sí, claro que hago diferencias.

El derecho a la vivienda, consagrado en nuestra Constitución, se matiza como todos los demás. Incluso el derecho a la libre circulación no es excusa para conducir en dirección prohibida o en sentido contrario en la autovía. No seamos absolutistas. Choca, en estos casos, con el derecho a la propiedad privada, que para cualquier persona mínimamente normal es sagrado, e incluso en regímenes comunistas es muy defendido por los líderes para sí mismos aunque no para sus ciudadanos (miren la fortuna de los Castro, los Chávez, los líderes chinos y demás).

La ley no puede ser igual para valorar unos casos que otros. No es lo mismo la vivienda de un particular o su modesta inversión en un apartamento para alquilar y completar su sueldo o su pensión que la casa abandonada a su suerte o el bloque de viviendas de una caja de ahorros que hemos pagado entre todos.

Si, además, los ocupas se dedican a provocar a los vecinos y propietarios con comportamientos antisociales, con amenazas, chulería y demás provocan no solo el rechazo directo de los afectados sino el de toda la sociedad, pero curiosamente eso no se traduce en una modificación legislativa que permita acabar con esta situación.

¿Cuál es la solución para diferenciar a quienes ocupan de quienes tienen un contrato de alquiler (muchas veces presentan uno falso)? Muy sencillo: que quienes no registren el alquiler en la cámara de comercio (cosa que es obligatoria supuestamente) se consideren ocupas. Esto ayudaría muchísimo a acabar con una actividad de economía sumergida (el alquiler en negro) y a diferenciar el trigo de la paja.

Mientras tanto, nos queda manifestarnos. Es un tema que aunque piensen que es ajeno cualquier día le puede tocar a cualquiera de nosotros, no es solo “de ricos”.

Las manifestaciones en As Gándaras deberían dirigirse a las administraciones. Foto: El Progreso

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