La propuesta de Carballo ampliaría espectacularmente el recorrido en una zona extraordinariamente atractiva |
Como estos días está tan presente el tema del aprovechamiento del Miño y el tema de la concesión de la Confederación Hidrográfica al Fluvial o a Forus, además de no poder olvidar la espada de Damocles de los 3 millones de euros que a lo mejor tenemos que pagar de nuestro dinero público a una empresa por la adjudicación que se le dio de la antigua Fábrica de la Luz, viene muy bien la propuesta que presentó ayer Ramón Carballo, candidato del PP a la alcaldía.
Lo primero que tengo que decir es que las campañas deberían ser así: de propuestas, de ideas, proyectos y en positivo. Estoy harto de esa política de destrucción mútua que tanto se practica y en que los aspirantes solo hablan mal del Gobierno y el Gobierno mal de los aspirantes. Es ridículo, porque lo que se demuestra es más odio al rival que propuestas de futuro.
Como saben los habituales lectores, hay dos grupos que destacan en el tema de propuestas: el primero es el BNG, con Rubén Arroxo al frente, que en mi opinión es el grupo que más propuestas hace de futuro. Le sigue de cerca Ciudadanos, en que el equipo de Olga Louzao ha puesto sobre la mesa interesantes propuestas como la de un Colegio en San Fernando (yo mismo la apoyaba aunque, a pesar de considerar que es una magnífica opción, he cambiado de parecer y creo que es mejor apostar por el Museo de la Romanización por una cuestión de unidad ciudadana) o la reducción de carriles de la Ronda de la Muralla y la Avenida de la Coruña. Ese es el espíritu, al que ahora se suma Carballo y en que confío en que los demás vayan entrando.
Pero a lo que iba, la propuesta de Ramón es, en resumen, cruzar el río. Hacer un paseo peatonal, una ruta, que complete el magnífico Parque del Miño que fue una de las grandes obras de Joaquín García Díez, y que permita ir por una orilla y volver por la otra cerrando un circuito de 21 kilómetros. La idea propuesta tiene, a mayores, una ventaja muy grande en mi opinión: de ese lado no está la Nacional VI así que auguro que de hacerse sería una ruta preferible a la actual, en que el ruido de los cercanos coches es bastante molesto.
Decir que Lugo vive de espaldas al Miño es una obviedad, y decir que no se ha hecho nada significativo para cambiar eso desde los años 90 es otra, pero a veces hay que recordar las obviedades.
Carballo propone comenzar el paseo en el Campo da Festa del barrio de A Ponte (hasta ahí ya se llega con facilidad desde el Puente Romano) y continuarlo hasta la desembocadura del Río Chamoso, en el margen con el ayuntamiento de O Corgo. Ahí hay una isla (la de Burneiros) en medio del río a la que ya se llega con una pasarela, y la cosa sería hacer otra para cruzar al otro margen. Eso completaría un magnífico “anillo verde”.
Además, propone en el encuentro entre el Río Miño y el Rato crear una zona de servicio. Me refiero a unos vestuarios, duchas, zona de lavado de bicicletas y cosas por el estiilo, algo tan obvio y tan útil que es sorprendente que no exista.
Como no podía ser menos en mí, le veo un par de carencias a esta propuesta (milagrosamente no le veo pegas, me parece que está bien planteada), ya que no toca dos aspectos fundamentales para este asunto: el acceso al paseo desde la ciudad y la playa fluvial. Quizá porque el proyecto es tan grande que no se quiere diluir con otras propuestas, he echado de menos que aclaren cómo quieren alcanzar el paseo desde la ciudad (superar la NVI es siempre peliagudo) y que nos expliquen si consideran que alguno de esos tramos sería apropiado para la playa fluvial pública, suponiendo que piensen en llevarla a cabo.
También me preocupa un poco el tema de saltar el río "urbanísticamente". De todos es conocido que hay un interés desmedido en círculos del mundo del ladrillo en "abrir" el otro margen a la construcción. Creo que es un error. Lugo es enorme y hay mucho terreno para donde crecer sin cargarnos una parte que podría ser el espacio natural lucense de referencia. El atractivo proyecto de Carballo solo habla de la ruta peatonal, para bicicletas y para paseos, confío en que las actuales normas de protección impidan que vaya más allá de eso.
En cualquier caso da gusto poder hablar de propuestas, de ideas, de proyectos para Lugo y de cosas en positivo. Ojalá dure de aquí a las elecciones y todos los grupos entren en esa dinámica. La guerra atómica en política es igual que en el mundo real: solo destruye.
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