Feijóo en su primer mensaje agradeciendo el apoyo |
La indiscutible victoria de Feijóo no por esperada es menos llamativa.
Cuatro mayorías absolutas seguidas en el escenario político que vivimos hoy es
una rareza única en España y yo incluso diría que en Europa no hay demasiados
casos. Recordemos que el antecedente directo que todos tenemos en la cabeza,
Manuel Fraga, logró el mismo objetivo pero en una situación totalmente
diferente ya que no existían más que tres opciones “grandes” de voto y los
demás partidos eran prácticamente residuales, algo que en Galicia vuelve a
suceder.
El regreso al tripartidismo, que es la versión autonómica
del bipartidismo nacional, es para mí una buena noticia. Los gallegos somos
gente pausada, mesurada, y los mensajes extremistas aquí no calan demasiado. Incluso
el BNG ha renunciado (de aquella manera, pero renunciado) a las posturas
maximalistas de independencia, diciendo expresamente que no son parte de su
programa. Se han dado cuenta de que en esta tierra no hay margen para ese
posicionamiento.
Sinceramente, ayer respiré aliviado al ver que se liquidaba
a la marca de Podemos y se cerraba en las narices a Vox la puerta del
Parlamento de Galicia. La extrema izquierda (que desaparece pasando de 14
diputados a ninguno, algo que nadie había previsto) y la extrema derecha son en
esta zona excepciones que producen alergia, y los votantes han vuelto a sus
casas: PP, BNG y PSOE. Nos gusta poder predecir las cosas, votar a quienes
sabemos más o menos lo que van a hacer, y que las cosas sean como cada uno
considera que han de ser, sin experimentos extraños. Esto no quiere decir que
no haya terreno para nuevas formaciones, no me entiendan mal, pero esos
partidos que pretendan abrirse paso en Galicia tendrán que enfocar su futuro
con mesura, sentido común y huyendo de mensajes de máximos y de palabas huecas.
Me sorprendió favorablemente un elegante Feijóo en su
discurso de victoria, alabando la campaña hecha por Ana Pontón, que calificó de
“extraordinaria”, y agradeciendo a Caballero sus buenos deseos para la
legislatura. Un buen inicio, tender puentes e intentar relajar las tensiones
que toda campaña electoral genera siempre, y más ésta, en que la gente estaba
histérica.
En clave nacional esto es un serio aviso a Casado. Su
estrategia de confrontación en todas y cada una de las parcelas políticas con
el Gobierno de España no es el camino acertado y Feijóo le ha marcado la senda
a seguir: la de la lealtad, los acuerdos, la discrepancia dentro de unos
márgenes competenciales y la mesura en el tono. Ha tenido más sentido de Estado
y más “sentidiño” que el presidente nacional del PP, que se ha cegado a pelear
los votos con Vox sin tener en cuenta que la gente de la extrema derecha es un
caso perdido y que la mayoría de la población busca la tranquilidad y la
seriedad. Esperemos que tome nota y se vaya relajando un poco el panorama
estatal.
Desde el punto de vista de Lugo, que ya saben que es lo mío,
es notable ver que el PP supera el 50% de los votos (50,98%) subiendo más de un
9%, que el BNG (23,41%, disparando sus votos un 264%) sube seis puntos por
encima del PSOE (17,52%, el único de los tres grandes que baja su porcentaje un
5,19%). Ciudadanos pasa de 2025 votos a unos marginales 272, y la confluencia
de Podemos baja de 10159 a 113, dándose un bofetón épico como nunca se había
visto.
En Lugo, pues, se refleja más o menos la tendencia
autonómica, y aunque no es razonable extrapolar los datos tal cual sí deberían
preguntarse en algunos partidos por qué pasa lo que pasa en la ciudad. El PP,
por ejemplo, que en Lugo arrasa prácticamente en todas las elecciones
autonómicas y nacionales (hay excepciones pero es la norma), en las locales
gana de aquella manera, lejos de los porcentajes de las demás convocatorias. Es
algo a mirar con calma, analizando el motivo de tal disparidad y por qué se
falla en el ámbito local.
En cualquier caso, queda claro que todas las agoreras
predicciones sobre la caída del voto con un aumento de la abstención a causa
del COVID, y demás barbaridades que llevamos leyendo estos días, han quedado en
nada. Era la venda antes de la herida de algunos partidos, que pretendían
alegar “juego revuelto” antes incluso de sentarse a repartir las cartas, porque
preveían el batacazo que se iban a meter. Lo que no se dieron cuenta es que
ellos mismos han provocado ese bofetón por decir cosas que la gente no
comparte, por pretender asustar a nuestros mayores, por hablar de una crisis
sanitaria “terrible” cuando, a pesar de rebrotes puntuales, la situación en
Galicia está razonablemente controlada… Han obtenido el resultado que han
pedido a gritos.
Felicidades a Feijóo, que supo hacer una campaña en que
minimizó la marca para lanzar el producto (que en este caso era él mismo),
felicidades a Pontón, por una campaña alejada de estridencias y basada en
mensajes y propuestas en positivo (algo que se echaba mucho de menos, la verdad)
e incluso felicidades a Caballero por haber mantenido el tipo a pesar de lo
difícil que lo tenía (podía perfectamente haberse descalabrado, y no).
Y felicidades a Galicia. Hemos dado una lección ejemplar de
mesura, echando o cerrando nuestro Parlamento a los extremos de uno y otro lado,
votando con civismo, acudiendo a las urnas y respetando las medidas de
seguridad en todo momento.
Si les digo la verdad, estoy orgulloso de nuestra gente.
Es curioso que un partido que acude a las elecciones coaligado con ERC y Bildu y que es abiertamente independentista no merezca la calificación de extremista.
ResponderEliminarMezclar en el mismo saco a Vox y Podemos, sinceramente no me lo esperaba de usted. Le leo y, aunque creo que con distintas ideas en muchas cosas, en otras no, lo que considero enriquecedor, esto no lo esperaba. Lo de Vox nos retrotrae a tiempos que creía que habíamos dejado atrás. Un saludo.
ResponderEliminarPues si, como dice, me lee, me sorprende su sorpresa. Siempre he considerado a Vox el reverso de Podemos y viceversa y así lo he puesto en innumerables artículos. De hecho me parece que es difícilmente discutible que uno es la extrema izquierda y el otro la extrema derecha.
EliminarEntiendo que cuando uno simpatiza con Vox le cuesta trabajo verse como equidistante al centro respecto a Podemos, y lo mismo sucede al revés, pero la cosa va por ahí...
Un saludo.
El comunismo desde Lenin a Kim Jong-un pasando por Stalin, Pol Pot, Mao, Castro, Ho Chi Minh y una larguísimo , sanguinario, homicida y miserable etcétera es la última moda y nos nos retrotrae a ninguna parte.
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