Por poco menos de 600.000 euros de nada se va a hacer una
acera en un tramo de 150 metros de la Ronda de la Muralla. Bueno, la inversión
también incluye unos triángulos de césped y unos arbustos en la zona de la
Puerta de Santiago, con lo que está más que justificado el gasto… ¡Un chollo!,
dando por sentado además que la cifra incluye todo tipo de estudios y otros
conceptos de compleja explicación pero que estoy totalmente seguro que los
técnicos pueden avalar.
En las infografías vemos una remodelada entrada a la Puerta
de Santiago que, estoy seguro, se va a repavimentar (cosa que hace mucha falta
porque hace ya meses que se cambió el suelo en ese punto), y en la Ronda se
transformarán los dos carriles actuales en uno, consolidando los atascos en la
zona, una magnífica noticia para todos aquellos conductores que quieren
disfrutar de las paradas obligatorias para así admirar nuestro principal
monumento.
Lejos quedan aquellos tiempos oscuros en que se buscaba la
fluidez del tráfico en las vías principales, esas que los planes de movilidad
determinaban como básicas y que garantizaban la estabilidad de todo el sistema
de circulación. Hemos llegado ahora a la conclusión de que es mejor entorpecer
el paso y crear una especie de infarto viario para lograr que los vehículos
abandonen ese trayecto y opten por otro en que dan más vuelta y, por lo tanto,
invierten más tiempo y generan más contaminación. Plantamos árboles para
compensarlo o hacemos edificios de madera y listo.
Hablando en serio, no dudo de las buenas intenciones de esta
actuación, que viene de aquella reducción a un carril de la Ronda de la Muralla
que generó tal conflicto de tráfico que hubo que dar marcha atrás… pero dejando
este testimonio de “la mía por encima” a pesar de que se está demostrando que
en determinadas horas la cola de vehículos llega hasta la gasolinera Martínez.
Una vez más hay que hablar de que las cosas no se deberían
hacer así, pero se hacen. Peatonalizar es una gran cosa, y recuperar el espacio
para las personas en detrimento de los vehículos es un fin noble que aplaudo y
comparto, pero no creo que en esto se deba seguir la filosofía de Napoleón
Bonaparte, autor de la frase “el fin justifica los medios”, aunque todo el
mundo piensa que es de Maquiavelo (yo mismo lo creía hasta hace poco).
Hay sitios en que la peatonalización podría generar algunos
problemas menores pero que sí tendría resultados visibles y razonables. Por ejemplo,
yo peatonalizaría Camiño Real, una calle que conectaría el casco histórico con
la Milagrosa para los viandantes, en que prácticamente no hay garajes (se
cuentan con los dedos de la mano) y que estoy seguro de que se convertiría en
una zona comercial de primer orden porque es agradable para el paseo y hay
muchos locales “vivos”. Entiendo que la Ronda es más visible y que, como políticos
que son los que toman las decisiones, “la foto” es más atractiva porque “se
deja huella”.
El problema es que si la reducción a un carril de la Ronda
fue un fracaso y el estrechamiento que quedó en este punto es otra sonora
metedura de pata, es peligroso el principio de “tira p’alante y que se
acostumbren” a pesar de que en ocasiones funcione. Hay que estar muy seguro de
lo que se hace y de tener razón, aunque no los veo tan convencidos porque aquí no han “preguntado al Pueblo” ni a los interesados como en Rafael de Vega en que presumían de demócratas. Aquí por no hacer no han hecho ni reuniones informativas.
Recordemos, por ejemplo, la peatonalización del tramo de la
Ronda frente a las dependencias municipales del Seminario, una actuación de
hace ya unos años y que debería haber generado “costumbre”. No lo hizo. Es una
zona que está prácticamente desierta en cualquier momento. Incluso en las
grandes fiestas (cuando se podían hacer) como el Arde Lucus o el San Froilán se
veía la calle Aguirre llena hasta la bandera y ese tramo prácticamente
desierto. Casi nunca hay gente sentada en los bancos…
El motivo, probablemente, es que es una zona sombría, en que
sopla un viento que te deja tieso y que es poco acogedora. Pues ahora la vamos
a prolongar unos metros más por un precio totalmente disparatado…
En fin, ojalá acierten y yo esté equivocado. De verdad que lo deseo.