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jueves, 1 de julio de 2021

El único culpable de la situación del Club Fluvial es el Club Fluvial

¿Qué pasará con el Fluvial?

Los únicos responsables de las situaciones a las que se llega cuando se ignora olímpicamente la legalidad son los que incumplen olímpicamente la legalidad. Parece de Perogrullo, pero como nos conocemos es bueno recordar estas cosas cuando se analiza una situación como la que actualmente enfrenta el Club Fluvial de Lugo.

Adega anunciaba ayer que la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil le notificó la denegación al Fluvial de la concesión de renovación de la ocupación del río y la de la legalización de las obras realizadas en las instalaciones por ser incompatibles con el Plan Hidrológico vigente en esa zona. El escenario que se abre es apocalíptico para el Club y me atrevo a decir que puede suponer incluso la desaparición de la Sociedad.

Tres protagonistas: Confederación como administración, Adega como denunciante y el Fluvial como protagonista del desaguisado. Un solo culpable: La directiva del Fluvial.

Cuando se montó la que se montó con la vieja Fábrica de la Luz leí enconados ataques contra los denunciantes y la administración que dictaminó la ilegalidad de las actuaciones, pero muy pocas contra quienes dejaron que las cosas se fueran a pique, en aquel caso el Ayuntamiento de Lugo gracias a cuya desidia perdimos una concesión de explotación para generación de electricidad que llevaba ahí desde hacía más de un siglo. No pasó nada, ni se cesó a nadie, ni se pidieron responsabilidades o explicaciones por tamaña metedura de pata. Se atacó, eso sí, a Adega por denunciar una situación en la que tenían razón, tanta que ganaron. Me veo venir ahora los ataques contra esa asociación o la Confederación porque “son los malos”. Pues no, los malos son los que hacen las cosas mal.

Esto es la historia de un sindios anunciado. En este modesto blog se ha tratado este asunto reiteradamente y se alertaba de las consecuencias terribles de la espantosa gestión de la directiva del Fluvial. Ya no sólo se trata de que hagan mal las cosas, sino que encima las ejecutan con chulería, prepotencia y un “aquí estoy yo, que soy muy importante” que no sólo no ayuda, sino que consigue que se les ponga en contra todo el mundo. Han expulsado, de forma vergonzosa y, en mi opinión, ilegal a los socios que tuvieron la osadía de denunciar en redes sociales lo que estaba pasando, en una caza de brujas que los socios de la entidad respaldaron de forma intolerable como los alemanes que callaban ante el genocidio nazi. Han pensado que con “reunirse” con el presidente de la Confederación y hacerse unas fotos para la prensa esto se arreglaba en los despachos… han creído que todo es mercadeo y trastienda, y no.

Sí, hay muchas cosas que se solventan de forma, digamos, “amistosa” pero es necesario que al menos se guarden ciertos formalismos. Pensar que “por ser vos quien sois” no hay que mover papeles porque eso es algo muy del pueblo llano y está por debajo de la categoría de una sociedad importante es no sólo una grosería y una bofetada al Estado de Derecho, sino una temeridad que se paga con líos como el que han montado.

No soy socio del Fluvial, pero si lo fuera me iría a montar un piquete a la puerta de la oficina hasta que la directiva salga con las orejas gachas a presentar su dimisión y pedir disculpas públicamente a los asociados, a los lucenses y, sobre todo, a los socios indignamente expulsados. ¿Qué tiene que pasar para que dejen de huir hacia adelante y reconozcan que lo han hecho fatal?

La mancha de esta disparatada situación no sólo salpica al señor Tito Valledor y su directiva (que pueden consultar en la web del club), sino también a todos los que se acercaron a él por motivos de interés (que son legión) y que estoy seguro de que serán los primeros en apuñalarlo como le hicieron a Julio César en el Senado. “¿Tú también, hijo mío?” dirá cuando le tuerzan la cara y escupan a su paso los que le hicieron la pelota durante tantos años.

Ahora queda un camino incierto por delante. ¿Se podrá recuperar este espacio para hacer la tan ansiada playa pública de Lugo? ¿Perderán los socios un uso y disfrute que han sostenido, cuidado y arreglado con sus cuotas durante décadas por una espantosa gestión por parte de una directiva prepotente, incompetente e inepta? ¿Seguirán cavando aún más en el pozo los responsables de este desastre?

No tardaremos mucho en saberlo, pero me inclino a pensar que escucharemos palabras grandes y discursos victimistas para seguir al frente de una gestión que es difícil llevar peor.

3 comentarios:

  1. Interesante relato que recoge fielmente la reciente y triste realidad de nuestro querido Club Fluvial. Solo, por poner una pequeña discrepancia de matiz, cambiaría el titular e identificaria como cumpables a los miembros de la JD y no al Club Fluvial, que es en este sentido el perjudicado, como queda perfectamente reflejado en el contenido del texto.
    Quiero subrayar y destacar los calificativos aplicados a la actitud tomada por los directivos en la gestión, "prepotente, incompetente, inepta" y que incluso puedan tener su origen en la personalidad de cada uno de ellos.
    Por último, es mi deseo dar las gracias muy sinceras por el comentario hacia la injusticia que suposo la expulsión de los socios críticos; yo soy uno de ellos y me congratula mucho leer estos comentarios que nos animan a seguir en la crítica y en defensa de nuestro club fluvial. Muchísimas gracias.

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    1. Estimado Anxo:

      No hay nada que agradecer, se trata de informar de lo que considero una terrible injusticia.

      En cuanto al titular, es intencionado. Pensé en poner algo muy similar a lo que me propone pero como se desprende del propio texto considero que los socios son culpables, aunque sólo sea por consentimiento. No es razonable que nadie haya movido un dedo cuando les expulsaron a ustedes por decir la verdad, es más aunque estuvieran equivocados sólo daban su opinión respaldada por una documentación.

      Si yo fuera socio del Fluvial se me caería la cara de vergüenza porque para otras cosas bien que nos movilizamos.

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  2. Totalmente de acuerdo Luís, es cierto que la masa social esconde su cabeza ante la llegada del depredador, pero en el pecado llevamos (me incluyo) la penitencia, que es mucha. Una5gran mayoría de socios lo fueron ya de pequeños, de la mano de sus padres, vieron crecer a sus hijos aprendiendo a nadar, a disfrutar con los amigos e incluso acuden ahora con sus nietos a continuar con una tradición con un marcado acento social y tambien deportivo que de siempre nos proporción ó el Club. No soy capaz de acusar a esta imagen de socio (entre los que me encuentro), ya tenemos bastante con el castigo al que nos vamos a enfrentar, y con ello se hace necesario reflexionar con un examen de conciencia para que no nos vuelva a suceder y volvamos de nuevo a caer en la desidia más absoluta, pensando que el problema ya nos lo arreglaran otros o se solucionará solo. Pena de sociedad!!!

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