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lunes, 23 de agosto de 2021

¿Y ahora qué?

El TSJG ha dictaminado que el llamado “pasaporte Covid” no sólo es ilegal, sino que no ha servido para nada. Su único resultado ha sido volver locos a todos, invadir los derechos fundamentales de los clientes, imponer una exigencia más a los hosteleros, hacerles perder clientes y poner en riesgo la salud de los trabajadores no vacunados y los clientes con PCR negativa porque se les mezcló con personas que pueden transmitir la enfermedad bajo una falsa sensación de seguridad.

Mientras todo esto ocurría, los principales representantes del sector, los que comparten mesa con la administración, en lugar de plantear las lícitas dudas que le surgían a cualquier persona con dos dedos de frente se dedicaron a aplaudir con las orejas y denostar e insultar a todos quienes osábamos poner en duda sus criterios.

Es comprensible, no es fácil decirle que no tiene razón a quien te paga las facturas a través de generosas subvenciones. Es menos razonable que los asociados de esas entidades sigan tragando con eso, pero allá ellos.

Lugo Monumental no recibe subvenciones, lo que nos da una independencia de la que no gozan otras entidades. Quizás eso es lo que pone tan nerviosos a algunos: que una modesta asociación de barrio, que para ir al juzgado ha tenido que recaudar los fondos entre los locales interesados, les haya vencido con la fuerza de la razón y los argumentos, sin exaltarse ni insultar a nadie a pesar de los furibundos ataques recibidos.

Hemos hecho lo que debíamos, e incluso aunque hubiéramos perdido eso sería así, pero hemos ganado. Otros han puesto en riesgo a los trabajadores de la hostelería y al público pero les da igual. Seguirán durmiendo igual de bien, o mejor, mientras el dinero público siga llegando.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 21 de agosto de 2021

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