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viernes, 24 de septiembre de 2021

Dejad que los niños se acerquen a mí

La nueva cubierta de Augas Férreas y el enfrentamiento del Ayuntamiento con los barraquistas
Fotos: El Progreso y La Voz de Galicia respectivamente

 “Sinite parvulos venire ad me” (dejad que los niños se acerquen a mí) es la frase bíblica pronunciada por Jesucristo y que ha hecho suya la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, con la renovación de los parques infantiles, una actuación fantástica por la que la felicito sinceramente.

Ayer se inauguró la nueva cubierta del parque Augas Férreas, con lo que son ya al menos tres (me vienen a la cabeza el de la Milagrosa y el del parque del Miño) los que disfrutan de un paraguas gigante que, en las condiciones climáticas de Lugo, es una gran idea. Evidentemente eso no protege del frío, pero ya estamos empezando a entender que la temperatura es un problema menor para salir al exterior a día de hoy, y que lo que realmente te chafa la diversión es la lluvia, por lo que cada vez vemos más gente con bufanda en las terrazas y, por extensión, a más niños con un plumífero disfrutando de los columpios.

En verano ese gran sombrero también ayuda a no tostarse demasiado al sol, con lo que las cubiertas tienen utilidad prácticamente todo el año, lo que ayuda a rentabilizar una inversión realmente enorme. La de ayer ha supuesto 160.000 euros, lo que una vez más llama la atención porque por ese dinero te haces una casa, pero si es lo que cuesta… pues será, no sé qué decirles.

Este tipo de instalaciones, los parques infantiles, son una buena cosa para los barrios de la ciudad. De hecho, una de las viejas reivindicaciones del casco histórico es aumentar el número de áreas de juego, ya que dentro de Murallas sólo hay dos: la de la plaza del Campo Castillo, totalmente saturada, y la del tramo peatonal de la ronda de la Muralla junto a Nóreas, que está tan escondida que no invita a acercarse, entre otras cosas porque la reja de la galería que comunica ese tramo con la calle está inexplicablemente cerrada a cal y canto.

El pedregal de detrás de San Fernando, por ejemplo, sería un sitio perfecto para instalar columpios además de una pequeña cancha de baloncesto y unos bancos para descansar, pero se ha optado por hacer lo que se hizo, un solar lleno de piedras y hierbajos que en la práctica es una extensión del canil.

Llama poderosamente la atención que en un momento en que la alcaldesa demuestra una acertada sensibilidad con las familias con la instalación de las cubiertas, mire para otro lado en la polémica que su concejala de Cultura, Maite Ferreiro, mantiene con los barraquistas y que tiene como rehén a todos los niños de Lugo, a las fiestas patronales y que se está reduciendo a un pulso con la Xunta por una cabezonería machacona.

No sería la primera vez que la Alcaldesa hace valer su autoridad para acabar con una polémica creada por el ala nacionalista de su gobierno (imposible para mí no acordarme de que fue ella quien solventó el cristo que montaron con la obra de Quiroga Ballesteros y el aislamiento de la Plaza de Abastos y el Mercado) y ya está tardando en dar un golpe de mando y autorizar las barracas en las fiestas siguiendo los protocolos sanitarios oportunos.

Decir que “no es mi área” puede colar cuando el concejal de urbanismo no se mete en el área de recaudación o el de educación no habla de la instalación de pivotes en las calles, e incluso cuando el teniente de alcaldesa y el presidente de la federación vecinal se lían a bofetadas dialécticas dando un espectáculo más que triste… pero la Alcaldesa lo es de Lugo, de todas las áreas y todos los temas, y la relevancia de este asunto de las fiestas patronales es más que obvia creo yo.

Si se anima a solventar el problema creo que obtendrá muchísimos apoyos. Todos los que ahora demandamos la instalación de las barracas estaremos de su lado, y creo sinceramente que eso es prácticamente toda la ciudad. Desde luego mi apoyo (en lo poco que pueda valer) lo tendrá sin duda alguna.

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