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jueves, 7 de octubre de 2021

Abarrote en el ferial... ¿disparate o nueva normalidad?

El ferial abarrotado, una imagen que nos sigue causando rechazo aunque al aire libre y con mascarilla (como lleva todo el mundo en la foto) no hay problema.
Foto: El Progreso

Las fotos del ferial abarrotado de gente eran previsibles. Inquietantes porque no tenemos ya costumbre y cualquier cosa que suponga ver aglomeraciones nos aterra, pero hay que ir venciendo esos miedos. Lo que no era tan fácil de prever era que el Ayuntamiento de Lugo se saltaría a la torera las mínimas medidas de seguridad que se imponen para la instalación de las barracas en tiempos el Covid que, aunque aparentemente está de retirada, sigue entre nosotros. En este mismo blog felicité a nuestra Alcaldesa porque creo que era necesario tomar aquella decisión… dando por sentado que lo harían bien.

En la particular guerra interna que hay entre los (por lo menos) dos bandos del gobierno local esto provocó un salto cualitativo la semana pasada. Tras la negativa de la responsable de Cultura para instalar las barracas, la Alcaldesa impuso su criterio y las autorizó a pocos días del inicio de las fiestas. Hasta ahí no hay mucho más que añadir a lo ya dicho anteriormente. Se abrió una carrera contrarreloj para los servicios municipales que, trabajando a destajo como me consta, lograron cumplir los plazos más optimistas demostrando que querer es poder.

Imagino que al ala nacionalista del gobierno le habrá hecho poca gracia tener que abrir la Ronda de la Muralla, reconociendo así “facta non verba” que era inviable montar las barracas con eso cortado tal y como era de sentido común. De la legalidad o conveniencia de habilitar tráfico por una zona sin terminar ya si eso hablamos otro día, porque ya saben que eso va a conveniencia. No hay más que recordar que en la obra de Quiroga Ballesteros se puso como excusa para el aislamiento de la Plaza y el Mercado que no se podía transitar entre obras y a los pocos meses veíamos a los niños ir al cole entre maquinaria pesada sin que se nos pusieran tan estupendos. Cosas de la política de conveniencia.

La postura del BNG en este asunto no puede ser más complicada. Organizan conciertos y actividades propias de unas fiestas patronales con público presencial (ahí se ve que no hay problema) tanto en lugares controlados con distancias y sillas separadas (aunque a la entrada y salida sí hay gente apiñada) como en la calle sin más. 

Ejemplo de aglomeración "buena" frente a las aglomeraciones "malas" según parte del Gobierno. Cosas veredes.

Tienen a sus huestes acojonando al personal sobre los gravísimos peligros del ferial… pero tampoco abandonan el Gobierno porque a lo de pisar moqueta se acostumbra uno rápidamente. ¿En qué quedamos? ¿Hay peligro para la población y miran para otro lado mientras el Gobierno del que son parte aprueba las barracas o no lo hay y nos han estado tomando el pelo desde el principio por motivos extraños? Yo me inclino por lo segundo, ya que si realmente creyeran que se pone en riesgo a la población lo suyo sería marcharse inmediatamente, cosa que no han hecho… ni harán. Tampoco se prepararían actividades que concentren público. La contradicción está servida.

A pesar de que no comparta la visión tremendista de Maite Ferreiro, a la que ni la propia Xunta logró convencer de que las normas permitían el ferial, es indiscutible que las cosas no se han hecho bien. El DOG exige poco, pero sí hace necesario que, para poder instalarse, las barracas cumplan unos requisitos de aforo y, en lo relativo a la zona donde se instalan, han de “señalizar puntos diferenciados de entrada y salida o respetar la ratio de una persona por cada tres metros cuadrados en los espacios comunes de tránsito”. No parecía tan difícil vallar cada una de las atracciones y cumplir esta exigencia (interpretando la norma con flexibilidad), pero, como hemos visto, esto no se ha cumplido. Con previsión se podría haber hecho perfectamente, pero se perdió tanto tiempo en el debate que se dejó poco para la concreción y así nos va.

Si les soy sincero esa normativa me parece una idiotez. Las barracas están al aire libre, donde el contagio con mascarilla es prácticamente imposible. Asumir que estar en medio de una multitud (al aire libre y con mascarilla, insisto) es algo arriesgadísimo haría poner en duda la existencia del transporte público, los conciertos (repito que por mucho que la gente se siente separada, a la entrada y la salida hay aglomeraciones), los eventos deportivos u obligaría a mantener distancias al andar por la calle, cosa que no tiene el menor sentido actualmente. Se tiene que notar en algo que tenemos ya a casi todo el mundo vacunado. Pero es irrelevante que la normativa nos guste o no, o que nos parezca sensata: las normas hay que cumplirlas y no se ha hecho.

Esto hace que haya opiniones para todos los gustos. Desde quienes ven en las fotos de estos días la esperanza de la recuperación de la normalidad, hasta quienes creen que es una irresponsabilidad que podrá traer consecuencias.

Otra cosa diferente es esa postura basada en la maldad terrible que genera la política. Estoy seguro de que algún desgraciado estará frotándose las manos e incluso deseando que aumenten los contagios para tener su victoria, miserable victoria, de “yo tenía razón”, e incluso acercar el ascua a su repugnante ascua política. En el fondo les importa un cuerno la salud de la gente o las muertes de sus vecinos, sólo serán un medio para alcanzar un fin porque ellos están a lo que están, a hacer caja en forma de votos porque no entienden otro lenguaje. Es triste, pero es lo que hay. Ese monstruo lo hemos creado entre todos como Sociedad, luego no nos quejemos.

Por mi parte, en lo poco que pueda valer, les recomiendo calma, tranquilidad... y prudencia. Si ven a alguien sin mascarilla, aléjense. Ya no les digo que llamen a la Policía (aunque sería lo suyo) pero al menos pongan distancia. Si ven una situación que les hace sentir incomodidad, márchense. Recuerden que al aire libre y con mascarilla el peligro es prácticamente nulo, pero la salud mental también es algo a tener en cuenta y si lo van a pasar mal es mejor que eviten esas situaciones.

¡Ah! Y recuerden extremar la prudencia en reuniones y comida familiares, que es donde el bicho se ha cebado más habitualmente en fechas señaladas porque todos bajamos la guardia cuando estamos en casa con los nuestros.

Así que ánimo y... ¡felices fiestas!

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