Foto de familia de los invitados |
Que estamos en pandemia lo sabemos todos. Que hay que reducir en la medida de lo posible los actos multitudinarios, y más aún cuando se trata de eventos promovidos por la administración (por aquello de esa ejemplaridad intermitente que tienen), es también algo evidente… Pero es llamativo cómo se deciden algunas cuestiones y los criterios empleados.
El pasado día 6 de diciembre se celebró en la Subdelegación
del Gobierno el habitual acto de conmemoración de la Constitución Española. Es
un evento al que suelen invitar a bastante gente, incluido yo mismo (al menos hasta la publicación de este artículo), aunque
este año recibimos un email en que se nos informaba que por la situación sanitaria
se optaba por reducir los invitados al mínimo indispensable.
Me pareció muy acertado por parte de la Subdelegada evitar
aglomeraciones y pocos minutos más tarde de recibir el correo les respondí dándoles
mi enhorabuena: “han sido lo bastante
responsables como para no convocar un acto público en estas circunstancias por
lo que me gustaría felicitarles con toda sinceridad”.
Lo que debió quedar ahí, como un acto de coherencia, se fue
al garete cuando vimos que no se invitaba a los diputados nacionales ni a los
senadores. No deja de ser curioso que el breve listado no contuviera a los
representantes de la soberanía nacional por la provincia de Lugo, a quienes son
los depositarios de la voluntad del Estado cuya norma principal se celebra.
Estaba, eso sí, el Presidente de la Confederación
Hidrográfica por motivos que desconozco, además de otras autoridades cuya
presencia es más que razonable, aunque protocolariamente van muy por debajo de
los Diputados y Senadores nacionales.
El salón de eventos de la Subdelegación es pequeño… pero
tampoco tanto. Vemos a diario fotos de eventos públicos en que hay bastante más
gente que la que se reunió ese día, y creo que cuatro diputados y cuatro
senadores (además no creo que asistieran todos) no iban a marcar una diferencia
radical.
Aunque tiene fama de ser un encorsetamiento artificial, el
protocolo solventa muchísimos más problemas de los que crea… siempre que se
aplique correctamente. Dejar fuera de un acto de celebración de la Constitución
a quienes tienen en sus manos su mantenimiento y reforma es, como mínimo, un
error institucional de bulto.
Pasó desapercibido, salvo por algún recorte de prensa, pero no creo que sea un tema tan menor como pueda parecer. Es una falta de respeto institucional.
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