Reunión entre representantes municipales y de la Asociación de Jubilados y Pensionistas Foto: El Progreso |
En este tema hay importantes argumentos tanto a favor como
en contra de la idea. Vamos a darles una vuelta a ver qué les parece.
A favor:
Evidentemente todo lo que suponga mejorar servicios a la
ciudadanía resulta positivo inicialmente. Que se instalen cajeros automáticos
en los centros sociales acercaría, literalmente, estos dispositivos a sus
usuarios ya que hay localizaciones que no tienen un banco cerca pero sí uno de
estos puntos de reunión.
Además, es lógico pensar que una persona mayor se sentirá
más arropada para usar el cajero en un entorno conocido, en que hay personal
municipal que, llegado el caso, le puede echar una mano, y en que hay
vigilancia.
En contra:
Los mismos argumentos usados para defender esta idea se
pueden usar para atacarla: en primer lugar supone una cesión de espacio público
a una entidad privada. En un momento en que se hablaba de cobrarles tasas por
instalarse en la vía pública se hará justo lo contrario: regalar espacio
público a nada menos que un banco, y que habría que ver cómo se decide cuál y
en qué condiciones.
La seguridad que se alega como argumento también puede
parecer algo pueril, ya que evidentemente en los bancos también la hay y
probablemente de mejor calidad, y que el personal municipal ayude a los mayores
es algo muy positivo… pero que en la práctica hace que en cierta medida “trabajen
para los bancos”, lo que es algo de difícil encaje sobre todo en un gobierno
que se dice de izquierdas.
Sin embargo todo lo anterior me parece anecdótico. Lo
importante, creo yo, es que en realidad lo que se hace es apoyar la estrategia
de los bancos de reducir la atención presencial para sustituirla por chismes
que no cobran sueldo. Es la pescadilla que se muerde la cola, pero en este caso
de forma interesada: entorpezco todo lo posible que la gente venga a la
ventanilla, los encamino a los cajeros automáticos y después hago reducciones
de plantilla alegando que no hay público al que atender. En esa táctica es
donde se podría entender (de hecho no parece muy difícil hacerlo) que el
Ayuntamiento está siendo colaborador con la destrucción de empleos.
Por último, es llamativo que se proponga esta instalación en
centros sociales pero que para hacer cualquier gestión municipal que implique
el pago de tasas no haya dónde hacerlo en el propio edifico municipal. Lo suyo,
me parece a mí, sería que se empezase por poner un punto de cobro, aunque sea
automatizado, en el edificio de la Ronda de la Muralla para poder hacer en el
mismo momento todos los trámites sin tener que salir a pagar al banco y volver.
De hecho, las demás administraciones también adolecen de
este problema. En la Xunta había una oficina bancaria que cerró y ahora ni
siquiera hay los cajeros automáticos que sí existían en la entrada para gran
comodidad de funcionarios y público.
Así que decidan ustedes qué les parece más adecuado. Yo en
este caso no es que no quiera los cajeros en los centros sociales, sino que me
parece que es colaborar en una estrategia basada en los mismos principios que
las gasolineras autoservicio, los supermercados, Ikea o cualquier otra entidad
en que nos ponen a trabajar para la empresa de forma más o menos encubierta.
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