Dolores selectivos

A la izquierda, las pintadas realizadas en la pasarela sobre la Nacional VI que tanto han molestado al Gobierno Local, como es lógico. A la derecha la Calle Catedral, "decorada" con libres expresiones artísticas que se ve que no molestan tanto, lo que ya no parece tan lógico...

Nos ocurre a todos, para qué negarlo. Cuando vemos algo que está mal nos molesta, pero si es sobre una cosa nuestra entonces el sentimiento es más profundo y la reacción más virulenta. Le acaba de pasar al Ayuntamiento de Lugo, que ha publicado la detención de unos chavales que hacían pintadas en la nueva pasarela sobre la Nacional VI (esa que, tras costar un millón de euros, sale de una isleta a la que se llega pasando por un paso de peatones, que era lo que se pretendía evitar… pero eso es otro tema).

Entiendo el cabreo municipal. Una estructura nuevecita, blanca y reluciente, pretendido icono de la gestión pública, ensuciada por unos gamberros que no merecen otra cosa que limpiar lo que han ensuciado con un cepillo de dientes.

Pero esa condena tan férrea y decidida choca con la triste realidad de una ciudad llena de pintadas por todas partes a las que se hace caso omiso. Hay vías como la Calle Catedral, que parecen un muestrario de colores. Hay menos trozos de pared sin pintar que “decorados”, pero ahí no se actúa ni se hace nada.

¿Será por desconocimiento? Puede ser, aunque es llamativo en el caso de que hablamos, ya que esta calle está en el centro neurálgico del patrimonio lucense, a escasos metros del punto donde convergen nuestros tres Patrimonios de la Humanidad y de la Domus del Mitreo.

¿Puede ser que nuestro Gobierno no sienta como suya la ciudad y sólo se vea dolido por los daños a “sus” obras? Pues puede ser, porque incluso en otras recientes, como el nuevo auditorio, vemos que ni se han molestado en barrer del suelo los cristales de la ventana que lleva meses rota. Menos aún reponerla, como es obvio.

Tal vez sería bueno que esa justa, razonable y lícita indignación se hiciera extensiva al resto de la ciudad, ya que todo Lugo merece ser cuidado y respetado.

La ventana del auditorio, rota desde hace meses, no sólo no se ha reparado sino que ni siquiera se han molestado en barrer los cristales del suelo.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 12 de marzo de 2022