Infografía de la futura zona de Plaza Ferrol y San Fernando tras las (supongo que millonarias) obras a realizar. |
El plan de la Alcaldesa, Lara Méndez, para peatonalizar lo que queda del casco histórico, lo que incluye la remodelación de Santo Domingo (una de las plazas donde más dinero público se malgasta a la vista de las continuas reformas que allí se han hecho), la calle Montevideo y el entorno de la Plaza del Ferrol. Se vedará el ya escaso acceso al tráfico de esas zonas, aislando completamente al casco histórico del tráfico rodado lo que estaría muy bien sino fuera porque no se dan alternativas razonables.
La peatonalización es algo estupendo si se hace con “sentidiño”, pero lo que estamos viendo en Lugo no es precisamente un ejemplo de esto último. La tan esperada remodelación de los autobuses urbanos, que sería la compensación lógica para que el ciudadano deje el coche en su casa y se mueva en transportes colectivos es un rotundo fracaso y ni siquiera los paneles informativos acaban de funcionar bien. La aplicación oficial no existe y sólo gracias a la empresa israelí Moovit podemos tener información razonable sobre cómo ir de un punto a otro en la maraña de líneas que han creado.
Del carril bici ya ni hablamos. Una inversión disparatada de un millón y medio de euros en una absurda red que lo único que ha logrado por el momento es reducir el número de aparcamientos en Lugo sin que haya mejorado ni un ápice el transporte urbano. En las zonas más visibles, como la Ronda del Carmen, es un sinsentido en que pasa de uno a dos carriles y vuelta a uno, cuando no desaparece por las bravas. En otras como el barrio de la Milagrosa o de la antigua Residencia sólo ha servido para que los vecinos no puedan aparcar. Ni un triste usuario, mientras la obra se despinta antes de inaugurarse.
En cuanto a los cambios de tráfico aparejados a peatonalizaciones como la de la Mosquera, la vuelta que se hace dar a los conductores para llegar a sus destinos sólo se explica por una especie de impedimento intencionado para desalentar el uso del coche, algo que por ahora no sólo no se ha logrado, sino que ha hecho que aumenten los trayectos y, por lo tanto, la contaminación urbana y el consumo de tranquilizantes entre los ciudadanos.
¿Y todo esto para qué? Mientras el casco histórico siga sufriendo las consecuencias de un PEPRI trasnochado, unas excavaciones que tiene que asumir el promotor a cambio de nada y una política de obras públicas absurdas pensadas a corto plazo y sin una idea definida de ciudad (lo que sufren todos los barrios, no sólo el centro) así nos irá. Las enormes inversiones de la Xunta en la Tinería, por ejemplo, han equivocado el rumbo desde el minuto 0 y lo único que han conseguido es unas ruinas carísimas. Cada vez más despoblado, Xoan Carlos Vidal acertó calificando la senda emprendida como la de un futuro de parque temático, un cascarón vacío de alma y contenido que sólo será un escaparate que mostrará el fracaso de gestión de una ciudad que lo tiene todo para ser perfecta para vivir, pero en que los recursos se destinan a bobadas sin sentido olvidando que lo primero que necesita un barrio para tener futuro es gente viviendo en él.
Estimado Luís,
ResponderEliminarLevo anos reclamando, alí onde podo (e tamén onde non), un debate sobre o Futuro de Lugo no que políticos, técnicos municipais, arquitectos ,persoeiros e "forzas vivas" da cidade, poidamos debater e tentar crear unha base común sobre a que plantexar a cidade para as próximas décadas, en vez de seguir deixándonos levar a tumbos e sen guía.
A min non me fixo caso naide, agardo que Xoán Vidal ou vostede teñan máis sorte; porque necesitamos ter claro a onde ir se queremos chegar.