Hoy voy a ser muy breve porque les hablaré de una cita que se describe por sí misma.
Una de las fiestas más agradables a las que he ido es el Friulio, la cita de recreación histórica que se organiza cada año en el mes de mayo en el vecino Municipio de Friol. A cargo del Ayuntamiento de esa localidad, el Friulio está organizado por los amigos y compañeros de A Castronela, la asociación que lleva las riendas de este tema y cuya presencia, inexplicablemente, se sigue vetando en el Arde Lucus a pesar de que se invita con gran derroche de generosidad a otras entidades (y a empresas que facturan unos cuantos euros) de puntos lejanos de la península o de otros países de Europa. Supongo que la cosa vendrá de un tema político, al que A Castronela es ajena porque no se imaginan ustedes la amabilidad, la simpatía y la gran acogida que cada año nos dispensan en esa gran fiesta. De hecho a veces me avergüenza comparar su hospitalidad con la negativa que nuestro Ayuntamiento les da en injusta correspondencia.
Hablamos de un municipio relativamente pequeño, pero que entre pitos y flautas moviliza a 25 asociaciones y unas 400 personas para participar directamente en la fiesta, que no es ninguna broma. Además el entorno donde se lleva a cabo la cita es incomparable: un magnífico paseo fluvial, una extraordinaria recreación de un castro y un ambiente idílico en que las togas, las armaduras y los trajes de época encajan como un guante.
Si no han ido les recomiendo acercarse, que además este fin de semana, los días 7 y 8 que es cuando se celebra, anuncian buen tiempo y hay que empezar a abandonar la pereza y el miedo y moverse con la precaución que obviamente sigue siendo la norma.
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