Visita a Santa Eulalia de Bóveda del Senatus Lucus Augusti y entrega de cestas en el Friulio |
Las expectativas son algo peligroso. Cuanto más espera uno
de un viaje, un lugar o una actividad más difícil es no sentirse decepcionado.
A mí me pasó, por ejemplo, con Viena, una ciudad que desde que tengo memoria
quería visitar y en la que me llevé un chasco bastante considerable a pesar de
sus muchos encantos. Al revés que con París, que no es que pensara que sería
fea, pero no me esperaba la majestuosidad y el encanto de una capital pensada
para impresionar… y que impresiona.
Pues este fin de semana me pasó algo parecido. Tenía tantas
esperanzas puestas en el paseo del Senado en Santa Eulalia d Bóveda y en el Friulio
que era muy difícil no llevarse una decepción… y no me la llevé. Al revés, los
hechos superaron las ya altas expectativas que tenía puestas en uno de los
rincones más especiales que tenemos en Lugo (Santa Eulalia) y en la
organización del Friulio por A Castronela.
Visita a Santa Eulalia |
En Santa Eulalia tuvimos la enorme fortuna de encontrarnos con Miro, un amabilísimo ex trabajador que estuvo allí destinado 8 años y al que le encanta el sitio (por eso estaba por allí) y que nos dio una magnífica explicación de varios detalles que yo, que he ido a ese templo en varias ocasiones, desconocía. La importancia de tener allí a alguien que sepa explicar lo que estamos viendo es fundamental.
Afortunadamente el amigo Manuel Buján, encarnación de Paulo
Fabio Maximo, tomó el relevo y junto a Guido Guía, a quien se le debe en gran
parte el éxito de estas visitas, nos trasladaron al mundo de los hechos
demostrados sobre Santa Eulalia… y las teorías más o menos realistas o
fantásticas que hay a su alrededor. Quizá llegue el día en que se haga una
excavación en la parte posterior del recinto y sepamos realmente si, como se
sospecha, lo que vemos es únicamente la antesala de algo más grande…
Paulo inmerso en sus explicaciones |
En cuanto al Friulio, el precioso entorno en que los vecinos
de Friol llevan a cabo su fiesta romano-castreña, el sencillo encanto de la celebración,
que no busca “reinventarse” cada año sino que mantiene una estructura similar y
exitosa y, sobre todo, la amabilidad e incluso el cariño con el que nos reciben
a todos hace que uno se sienta como en casa. Se nota la implicación de todos
los vecinos y, realmente, crean un ambiente fantástico.
Cada año van mejorando cosas, y poco a poco el castro de cartón piedra con el que empezaron se va viendo sustituido por una reconstrucción en piedra de verdad. Tienen grandísimos aciertos como mantener en el centro del castro uno en ruinas, mientras que a su alrededor van consolidándose otros que albergan a las asociaciones y amigos de Friol.
En cuanto a los actos en sí, no se cambia nada, y ahí radica
parte de su éxito. Al público le gusta saber qué va a pasar porque al igual que
cada año los toros corren en San Fermín, en el Friulio se secuestra a una dama
romana, lo que desencadena el asedio del Castro y, finalmente, la rendición y
la firma de la paz. Nada nuevo, pero tan bonito como cada año.
La comida de hermandad que celebran cada año va mejorando día a día |
Incluso se corrigió la única cosa que no me gustó en otros
años, ya que el alcalde de Friol cambió su discurso respecto a 2019 y no tuvo
más que palabras de agradecimiento y elogio para las asociaciones visitantes,
lo que es un bonito detalle que se acompañó con la cesta con cerveza, quesos y
pan con que cada año nos obsequian y que exalta los excelentes productos del
municipio vecino.
Como dice una amiga que también participó, les vamos a dar
un 9,99 para que tengan un aliciente y el año que viene intenten conseguir esa
centésima que les falta.
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