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jueves, 21 de julio de 2022

Hay untamiento de Lugo

Reguera, Liñares y Tutor, los tres condenados por amañar el contrato de la ORA

 La corrupción en España es algo tan habitual que incluso socialmente la disculpamos hablando de “picaresca”, como si fuera algo menor y casi un juego de niños en que lo importante es que no se pueda demostrar. Aunque te pillen no hay siquiera más consecuencia pública que una multa (normalmente desproporcionadamente baja) y salir en los periódicos dos o tres días antes de que la cosa quede en el olvido y te tengan que tratar de usted, porque no sea que haya un delito de odio, que es lo próximo que nos tocará por llamar “cabrones” a los asesinos de ETA al paso que vamos. Eso sí, homenajes que no falten que eso no ofende a nadie.

Pero me desvío del tema. Entiendo que ahora que hay condena y que el propio protagonista ha reconocido los hechos ya podemos llamar “chorizo” a Liñares sin que se entienda violada la presunción de inocencia. Que fuera la mano derecha de Orozco, el todopoderoso concejal que hacía y deshacía a su antojo con la complicidad de funcionarios municipales, y que su partido lo “castigase” dándole la Presidencia de la Confederación Hidrográfica ya es para analizar en otro capítulo.

Pero lo preocupante es la sentencia. Liñares ha sido condenado a un año y cuatro meses de prisión (es decir, que no pisará una celda porque si no llega a los dos años no entra) y una multa terrible de… 6.000 euros. Teniendo en cuenta que se reconoció que había cobrado 3.500 euros mensuales por la adjudicación fraudulenta del servicio de la O.R.A. en Lugo no sé, a mí me parece que la multa no es demasiado disuasoria para el futuro. En mes y pico sale a cuenta.

La O.R.A. funcionó en Lugo desde 2009 a 2015, es decir seis años. No hace falta ser matemático para echar cuentas y llegar a la conclusión de que a razón de 3.500 euros mensuales la broma suma 252.000 euros en sobornos. Aunque sólo le pagasen la mitad, porque a lo mejor la cosa no duró tanto como les gustaría, serían 126.000. Incluso aunque sólo llegase a cobrar un 10% son 25.200 euros. Vamos, que en todo caso sale rentable ser un corrupto y un chorizo.

El mensaje social es terrible: roba que malo será que no te salga rentable. Como la Carioca, el caso de las multas, y todos los demás que en Lugo se han saldado con condenas ridículas o directamente con escandalosas absoluciones. Al menos se ve que Pilar de Lara tenía razón en algo... 

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