Modelo de "aparcamiento seguro" que van a instalar en la estación de trenes de Lugo, que no tiene trenes pero tendrá bicis (bueno, tampoco). Foto: El Progreso. |
Suena a cachondeo. Que se vaya a instalar un “aparcamiento seguro” para bicicletas en la estación de tren de Lugo es, posiblemente, el mayor sarcasmo que se les ha podido ocurrir. Para rematarlo podían haber dicho que sería de madera de cedro iraní o algo por el estilo.
Nuestro futuro es prometedor: vamos a poder venir a Lugo en trenes inexistentes para poder recoger nuestras bicis en esa maravillosa instalación y subir la cuesta de Castelao pedaleando con las maletas al hombro (una tienda de carritos para poner en la bici es un negocio de futuro). Si no nos morimos del asco esperando al ferrocarril que nunca llega, podremos fallecer de un infarto dándole al pedal.
La contradicción es notoria: llevan sin gastar un euro en las estaciones de tren y bus un montón de tiempo con la excusa de que como se va a hacer la famosa Intermodal sería despilfarrar el dinero… pero ahora meten esto como si fuera el descubrimiento de la rueda (de bicicleta), al mismo tiempo que siguen dando pasos hacia el mayor disparate urbanístico de la historia reciente de nuestra ciudad, y miren que tenemos una dura competencia en ese tema.
La Intermodal de Lugo es una estupidez, un calco del aeropuerto de Castellón sin aviones, una obra faraónica que no tiene mayor recorrido que el de vendernos que “modernizará el transporte” lo cual es una chorrada de tal calibre que me pasma que alguna gente siga picando con ella. Sería como decir que por tener un mejor garaje automáticamente vamos a mejorar el coche o las carreteras que tenemos para llegar a nuestra casa.
Cuarenta millones de euros de “inversión” (que podemos calificar sin miedo de despilfarro) en unas instalaciones cuyo verdadero propósito es dar un pelotazo urbanístico con la construcción de tres torres de pisos y un centro comercial, que se les ha olvidado mencionar en las muchas ruedas y notas de prensa que nuestros bienamados representantes ofrecen al mundo para cantar las alabanzas de esta barbaridad.
En plena crisis energética (y lo que te rondaré, morena, porque el invierno no se presenta precisamente muy esperanzador) se van quemar 40 millones de euros (más los incrementos habituales en obras públicas, que nos conocemos) en una carcasa absurda para una ciudad que no tiene un tren decente para ir a Coruña y ninguno directo, decente o indecente, para acudir a Vigo o Santiago. Aplaudan por favor.
A mayores, se va a empeorar el servicio de transporte de autobuses interurbanos, porque a pesar de que la Conselleira Ethel Vázquez prometió que se mantendrían en su actual ubicación, los hechos parecen desdecir sus palabras, ya que también reconoció que era una bobada ponerse con la Intermodal si no tenemos trenes, y ya ven.
Pues nada, alegría. Gastemos hermanos, que todos somos cristianos, y metamos una millonada en una instalación cuya única finalidad es no quedar mal ante la prensa (es la versión institucional del juego de la gallina, en que dos coches van a chocar de frente para ver quién se aparta primero)… y por supuesto hacer torres de pisos que tan necesarios son en una ciudad con más de 12.000 viviendas vacías (un 20% de las existentes) y un centro comercial, que también es algo que nos viene de maravilla para acabar de dar la puntilla al comercio local.
Estimado Luís,
ResponderEliminarSe cadra ese aparcadoiro de bicicletas acababa sendo moi útil se nunha cruel acentuación do sarcasmo, e dado que xa poucos trens queda por quitar, convertimos o espazo das vías nunha "Vía verde". Seguro que nolo venderían como algo moi ecolóxico e sostible.
Por outra banda, e máis en serio. Non sería mala idea facer ese aparcadoiro de bicicletas a carón da estación (onde pode vixiarse e manterse) pero conectado co outro lado das vías, co parque do Sagrado Corazón; de xeito que valería para telas ahí mentres un desfruta do parque do Rato, incluso non sería mal lugar para poñer un servizo de bicicletas público.
E sobre o da estación, xa coñece a miña opinión, ogallá se usasen todos eses cartos para poñer trens de cercanías e rexionais.