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miércoles, 19 de octubre de 2022

La (necesaria) regulación de las terrazas

Para no poner ejemplos de Lugo he tirado de esta foto de ElDiario.es de una terraza ajena a la ciudad

Una vez alcanzado un consenso entre la administración y los interesados para el cobro de una tasa de terrazas razonable como el que se publicó en estos últimos días, ahora toca revisar el otro aspecto del asunto, que quizá sea el que más interesa al público.

Al ciudadano medio le importa un pepino cuánto paguen las terrazas de tasa, porque lo percibe como algo ajeno, sin ser consciente de que el incremento de costes se repercute en sus consumiciones, algo que en Lugo nunca se hizo en este tema concreto pero que en conjunto sí se mete en el cálculo. Pero sí le preocupa, y con razón, la estética de las terrazas, su ubicación, las zonas de paso, si le retiran plazas de aparcamiento para poner mesas y sillas… Si bien lo primero se regulaba por una tasa fiscal, los detalles “físicos” son objeto de otra ordenanza, que está en redacción, y que en Lugo, sorprendentemente, no existe por el momento ya que hasta el momento se regulaba por decreto.

He visto algunas ordenanzas de este tipo como la de Santiago de Compostela o la de Mondoñedo, dos poblaciones que tienen mucho que decir sobre la estética de sus cascos históricos y que han aprobado normativas sobre este asunto sorprendentemente similares y con escasos puntos de conflicto. Me han gustado las dos y creo que son muy buenos puntos de partida para redactar la de Lugo.

Hay ciertas cuestiones de mínimos que nadie discute. Las terrazas no pueden, bajo ningún concepto, impedir el paso por una zona peatonal, o por una acera. Una persona en silla de ruedas, alguien que empuje un carrito de bebé, o simplemente una persona cualquiera, no pueden tener problema alguno para transitar por una acera por culpa de una terraza. Esto es así y no admite debate ni discusión alguna.

Otros temas sí están sujetos a debate: ¿Eliminamos las terrazas de las aceras y las ponemos en plazas de aparcamiento? ¿Regulamos la estética del montaje, las mesas y las sillas en todo Lugo? ¿Limitamos la extensión de la zona ocupada independientemente de las molestias que ocasione? ¿Les dejamos ocupar únicamente el trozo que tienen frente a la fachada o les permitimos extenderse a las adyacentes? Tenemos mucho debate por delante.

Algunas de esas preguntas tienen una respuesta aparentemente sencilla… pero que no lo es tanto. Veamos por qué.

¿Eliminamos las terrazas de las aceras y las ponemos en plazas de aparcamiento? Parece sencillo decir que las terrazas no pueden suponer una merma para el aparcamiento y que además son un peligro para el usuario al estar en la calzada. Sin embargo, en zonas con aceras estrechas que no permiten la colocación de mesas y sillas es una solución más que razonable. Pagando sus tasas, como es lógico, y adoptando medidas de seguridad adicionales (que podrían ir por la instalación de barreras físicas a cargo del concesionario para evitar accidentes) no tiene nada de malo liberar las aceras para que sean auténticas zonas de paso peatonal y a cambio ocupar alguna plaza suelta de aparcamiento, siempre que haya una proporcionalidad y un orden.

¿Regulamos la estética del montaje, las mesas y las sillas en todo Lugo? De nuevo la habitual respuesta de las normativas es regular solamente el casco histórico y en el resto dejar que impere la ley de la selva. Esto ha traído en los últimos años el montaje de lo que aunque en ocasiones parezcan ser campamentos de refugiados, son terrazas para uso público. Pues quizá también tengan que regular unos límites a esos improvisados invernaderos de lucenses, porque no hay cosa más antiestética que los palés puestos de cualquier manera (con gusto, hasta pueden quedar bien, no se lo discuto) y los plásticos anclados a lo loco, sea cual sea la zona de la ciudad. No sólo el centro tiene que estar bonito, ¿no les parece?

¿Limitamos la extensión de la zona ocupada independientemente de las molestias que ocasione? No parecería tener mucha lógica exigir a una persona que limite su terraza en lugares donde no moleste a nadie. Les voy a poner un caso extremo, reducir la extensión a ocupar por un bar en zona rural que tenga delante una explanada que no se usa para nada sería una bobada y una maldad. Dado que sólo van a pagar 1,40 euros por metro cuadrado, sería lógico pensar que pueda montar una gran instalación, y limitarlo arbitrariamente sería una injusticia y una bajeza.

¿Les dejamos ocupar únicamente el trozo que tienen frente a la fachada o les permitimos extenderse a las adyacentes? De nuevo es una pregunta cuya respuesta es aparentemente sencilla pero no lo es tanto. Por ejemplo el restaurante El Castillo (en Campo Castillo) tiene ubicada su terraza a cierta distancia del local porque no tiene espacio físico delante. Donde está no molesta absolutamente a nadie (salvo a ellos mismos, que hacen más kilómetros que un peregrino a Santiago) ni entorpece paso alguno, pero si aplicamos ese criterio se le obligaría a cerrarla, lo que no tendría sentido. Tampoco parece que si al local vecino le molesta, sea el Ayuntamiento quien se ponga estupendo y le impida ocupar un espacio que a nadie le importe que ocupe.

Esta nueva ordenanza que está en redacción ha de responder a todas estas cuestiones con generosidad para todas las partes implicadas, buscando la lógica, la legalidad y proteger el interés público. La cuestión es determinar qué es ese interés público ya que las terrazas no dejan de ser un servicio público prestado por particulares, como ocurre en el caso de los taxis o los museos municipales, gestionados por empresas bajo el gobierno “progresista” de Lugo

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