Campaña para el uso del bus urbano con los responsables del servicio. Foto: El Progreso |
Nos decían que el autobús urbano de Lugo no se usaba porque las líneas no eran competitivas ni razonables y que todo eso se solventaría con el nuevo diseño de los recorridos. Nos contaban que poner a funcionar un sistema de seguimiento de las líneas en tiempo real era una mera cuestión de voluntad y que con cuatro móviles y un portátil se hacía con sencillez. Nos vendían que el aumento de viajeros sería espectacular con las nuevas frecuencias y que se sustituiría al coche en los desplazamientos en Lugo… Nada de eso ha sido verdad.
La dura realidad es que el autobús urbano sigue sin ser una alternativa real al transporte dentro de la ciudad, y eso es muy preocupante porque en una ciudad del tamaño y la geografía de la nuestra debería ser muy sencillo crear una red de transporte funcional.
Lugo es una ciudad prácticamente lineal, configurada de norte a sur, desde la Medusa hasta la Universidad, con algunas variantes como Fontiñas o Fonte dos Ranchos. De hecho las líneas más usadas son las que siguen esa columna vertebral y la del HULA por razones evidentes.
No crean que pienso que es sencillo organizar esto, ni mucho menos. El titánico esfuerzo que está llevando a cabo el área dirigida por Rubén Arroxo para dar un servicio decente a los lucenses es meritorio y creo que bien intencionado, pero ha chocado con dos realidades muy difíciles de solventar: la eterna desconfianza del lucense medio sobre el autobús como transporte fiable y la pereza secular de nuestros convecinos para andar los 200 metros que les separan de la parada en lugar de coger el coche.
La iniciativa privada, de la mano de la aplicación israelí Moovit, solventa el problema informativo más grave de las líneas, y de hecho en lugar de intentar crear un sistema nuevo y que funciona fatal como pasa ahora (lleva años con el soniquete de “en pruebas”) seguramente sería más barato y efectivo contactar con esa empresa y descargar sobre ella la responsabilidad de ese asunto, ya que han demostrado reiteradamente su capacidad.
Sea por lo que sea, el autobús urbano sigue con cifras prepandemia a pesar de ser de los más baratos (si no el más barato) de todo el país. En toda España no hay ciudad con precios menores, pero claro, también es más barato el Don Simón que el Vega Sicilia…
En todo caso, a los lucenses nos toca también apostar por la movilidad colectiva que reduce contaminación, tráfico y congestión urbana.
Si no lo han hecho, prueben a usar el bus. Seguramente se sorprenderán para bien.
Sinceramente el bus puede funcionar bien, pero es un peligro. Unas velocidades que parecen Fernando Alonso. El otro día en una zona a 30 superaba los 60.
ResponderEliminarLa gente mayor tiene miedo a caerse cuando va en el bus por los frenazos y acelerones que dan, hay que controlar a los conductores
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