Interior del nuevo auditorio. la foto es de hace año y pico, cuando contaban en abrirlo de forma "inminente"... Aún esperamos. Foto: La Voz de Galicia |
Tampoco es cierto que se recibiera sin más. El Ayuntamiento sí dijo de aquella que había problemas y ya denunciaba las carencias y deficiencias técnicas de las instalaciones, pero como estamos tan acostumbrados a la hipérbole (como bien escribía Ramudo) nos pasó desapercibido, en ese ambiente de “Xunta mala, Ayuntamiento bueno” que es el día a día de nuestras noticias al respecto.
En todo caso, han pasado tres años en los que sí se han acometido otras obras. Se ha hecho el carril bici, la casita de madera si uso definido o la barbaridad de las bañeras colectivas que no quieren encender porque saben que el despilfarro energético no les ayudará a captar votos para mayo. Para eso sí hubo tiempo e interés, pero para abrir una instalación cultural que llevamos décadas esperando no porque tampoco saben muy bien qué van a hacer con ella.
Llenar con actuaciones de medio pelo y momentos puntuales de calidad el viejo auditorio podía colar, porque en el imaginario colectivo siempre ha sido una instalación “de segunda”, por mucho que haya cumplido su función con bastante dignidad durante muchísimos años. Pero parece que en el ya viejo nuevo auditorio sólo pueden venir de la Sinfónica de Berlín para arriba y eso va a ser muy complicado de gestionar… y muy costoso.
Sorprendentemente en el presupuesto municipal para 2023, que ayer el BOP consolidó, no prevé ni un euro para actuaciones en el nuevo auditorio así que en lugar de una herramienta para mejorar la cultura local será, simplemente, un arma arrojadiza para la campaña electoral que se avecina. Un arma cara, todo hay que decirlo.
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