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martes, 31 de enero de 2023

Poner el mismo empeño en protegernos que en multarnos



Cuando lo obvio es objeto de reclamación y noticia, mal vamos. Que la presencia policial en el casco histórico de Lugo este fin de semana tuviera que ser algo demandado es triste, pero al menos lo han hecho, así que toca felicitar a los cuerpos de seguridad por su magnífica labor de estos pasados días.

Al menos dos coches aparcados en la Plaza de España y cuatro agentes patrullando a pie, algo que de nuevo parece evidente pero que es una excepción, llevaron la tranquilidad a la zona y no hubo el menor altercado tras varios problemas que crearon una relativa alarma social, que es el problema real por curioso que parezca.

No seré yo quien defienda las peleas, no van por ahí los tiros. Se trata simplemente de reconocer la realidad: siempre las ha habido pero antes no salían en ningún sitio porque no había móviles con cámaras que registrasen lo que pasaba. De haberlos estaríamos abriendo los telediarios de los años 80. Recuerdo auténticas batallas campales entre pandillas de diferentes barrios de Lugo en mi época de colegio e instituto. Los años 80 o 90 fueron testigo de peleas bastante grandes y cuyas consecuencias normalmente eran unas magulladuras que los protagonistas ocultaban al llegar a casa porque sabían que además de lo recibido les caería otra tunda si sus padres se enteraban de que andaban metidos en esos líos.

Pero hoy las cosas son diferentes. Todos llevamos un estudio de televisión portátil en el bolsillo y a la mínima salimos a grabar como si no hubiera un mañana. La última de las peleas fue más grave, sí, pero recuerdo otra grabación que dio la vuelta a España de unos chavales junto a la Muralla que casi ni se tocaban pero que eran jaleados por el “público” que no se perdía nada… a través de sus pantallas.

Esto hace que todos nos rasguemos las vestiduras y que se cree un clima de alarma social, que es donde está realmente el problema, porque parece que el centro sea el Bronx, y para nada, como tampoco lo son las demás zonas de la ciudad donde hubo altercados últimamente.

Desde Lugo Monumental, la entidad que tengo el honor de presidir, se ha pedido presencia policial, con la instalación incluso de carpas temporales en los lugares más problemáticos, y la colocación de cámaras de seguridad. Todo esto no es para atajar un problema de violencia exacerbado sino para que la gente se sienta segura, porque eso es muy importante.

Lugo es una ciudad segura. Galicia es una comunidad segura. Incluso España es un país seguro. Las estadísticas demuestran que las cosas no están tan mal como parece a veces en ese sentido, lo que tampoco disculpa las barbaridades cuando pasan, no nos entendamos mal.

Pero es que además de estar seguros tenemos derecho a sentirnos seguros. Tenemos derecho a ir por la calle sin esa sensación de intranquilidad que hace que aprietes el paso y que cuando entras en el portal mires hacia el exterior por si acaso. Tenemos derecho a pasear por nuestras calles sin temor, sin preocuparnos de si van a atracarnos o a sacarnos una navaja. Tenemos derecho a sentirnos libres en nuestra propia ciudad. Y eso sólo se consigue con sensación de protección, de seguridad.

He visto que hay quien aprovecha el tema para exigir tramitar nuevamente aquella disparatada “ordenanza mordaza” que se fue a un cajón porque era una barbaridad de normativa. No es necesaria. Los comportamientos sancionables lo siguen siendo sin ella y no necesitamos normas más duras sino que se cumplan las que hay, pero es complicado si a quienes nos protegen no se les dan los medios materiales y el personal necesario, que curiosamente sí existe para otros cometidos.

Las mismas cámaras que se usan para sancionar a los conductores no sirven, según la alcaldesa, para protegernos. Los agentes que tan diligentemente multan a quien aparca mal se ven atados de pies y manos para vigilar que no haya agresiones en Lugo... y todo esto no es voluntad de los propios agentes, sino de quienes dirigen el asunto que son quienes dan las directrices.

Pues cambien esas directrices. Les hago una propuesta: pongan el mismo empeño en protegernos que en multarnos. No parece mucho pedir.

1 comentario:

  1. Estimado Luís,
    Eu tamén me aledo de que (por fin) a policía patrulle a pe pola cidade; que coma di é algo evidente e que se leva reclamando anos.
    Felicidades a lograse o cambio.
    Agardo que non fose cousa dun día e sexa o xeito habitual de facelo de agora en diante, tanto de noite como de día. Da máis seguridade e resulta moito máis útil.

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