Enlaces

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Necesitamos a Sherlock Holmes

El problema no es la titularidad de la casa, es la desidia

Que dice el Gobierno municipal de Lugo que por ellos lo de la casa con un vallado que corta una calle del casco histórico ya estaría solucionado y que están con el tema, pero que claro, que es lioso porque hay varios herederos y la cosa es compleja. Necesitamos a Sherlock Holmes.

En los 25 años que se ve que “están en ello” no han podido averiguar de quién es la casa, y lo más probable es que a ese ritmo cuando lo sepan la haya heredado la siguiente generación y tengamos que volver a empezar. Como entretenimiento es llamativo, como gestión es un desastre absoluto.

Si lo que dice el Gobierno local es cierto (y jamás de los jamases pensaríamos que pueden mentirnos, porque eso es inconcebible…) en estos cinco lustros nadie ha pagado los impuestos por dicha casa. Nadie ha abonado el IBI, que se habrá acumulado todo ese tiempo, y supongo que estará desconectada para no pagar basuras y agua… Vayan ustedes a saber.

Pero incluso concediendo que las arduas investigaciones municipales no hayan dado frutos, que todo puede ser sobre todo si no hay el menor interés en solventar el problema, están confundiendo dos cuestiones: la propiedad del inmueble y el corte de la calle.

Por mucho lío de herederos que haya la administración tiene herramientas para actuar sobre un edificio declarado en ruina que obliga a cortar una vía pública. La ley nos habla de la multa coercitiva, que en este caso no sería aplicable por no conocer a los propietarios, la ejecución subsidiaria y la expropiación. Es obvio que la legislación no consiente que una calle se corte un cuarto de siglo porque “no saben” quién es el propietario de un inmueble y sorprende que precisamente ese sea el argumento municipal.

Choca que haya tenido que ser una entidad privada la que ha puesto el tema sobre la mesa y que ahora digan que harán algo, 25 años después.

1 comentario:

Derecho a réplica:

Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.