Incluso cuando creía que nadie le miraba mantenía el personaje portaba orgulloso el estandarte del Senado en el Arde Lucus |
El viernes, tras una maldita enfermedad, nos dejó Pedro Álvarez López, una persona totalmente fuera de lo común.
Todos tenemos muchas facetas en la vida pero no todos las explotamos con tanta intensidad. Pedro era emprendedor, tenía su propia empresa de refrigeración y era muy conocido por dar cursos de su sector en innumerables localidades. Yo tuve el placer de conocerlo en una faceta más lúdica, en el Senado del Arde Lucus, donde era el primer voluntario para trabajar duro en montar y desmontar el campamento y el férreo guardián de nuestra puerta, además de portar el estandarte, que llevaba con tanto orgullo.
No le gustaba la parte de actuación en las obras, lo que es curioso porque por ser docente estaba acostumbrado a hablar en público, pero prefería otras tareas que disfrutaba como nadie. Era extraordinariamente detallista y recuerdo que como los contrapesos de la carpa no le gustaban por dentro se empeñó en moverlos, a mano, para el exterior. Tenía fuerza y más aún tenía maña... y se movieron. Le costó machacarse un dedo pero estaba orgulloso del resultado.
No le gustaba demasiado actuar, pero participaba siempre que se le pedía. |
Hace menos de un año recibió un diagnóstico que nos contó con una valentía increíble. Luchó contra el cáncer con todas sus fuerzas pero fue una guerra que finalmente perdió, pero no sin antes darnos a todos la oportunidad de demostrarle que le queríamos.
Incluso al final de sus días nos consolaba a todos y se preocupaba de dejar cosas incluso poco relevantes bien atendidas, siempre pendiente de los demás y de resolver hasta los problemas más nimios.
Releo los mensajes que me envió estos últimos días y veo frases como "Es algo propio de la vida, hay que aceptarlo", que me transmiten una serenidad y una templanza muy propias de él hasta en los peores momentos. Una lección para todos nosotros y un ejemplo que espero que ayude a su mujer y sus dos hijas a superar este duro golpe.
Gracias Pedro, por tantos buenos momentos y por el honor de tu amistad.