Publica hoy El Progreso un artículo sobre la apertura de cinco locales en el casco histórico, y aprecia una señal de recuperación de la zona. Estoy totalmente de acuerdo. El saldo es muy favorable y si bien es cierto que cerraron varios locales en los últimos años, han abierto muchos más de los que echaron la verja y estamos apreciando una clara tendencia al alza en la zona.
Además de los locales que indica El Progreso hay otros que han anunciado su apertura: desde una encantadora cafetería justo junto a la Catedral y la rampa de acceso a la Muralla (llamada "La Parisina" y que tiene una pinta estupenda) hasta una tienda dedicada a Playmobil y Lego entre otras marcas en la calle San Pedro, pasando por una tienda de fotografía que se traslada desde la Avenida de la Coruña a la galería de Campo Castillo.
Se han ocupado locales que llevaban muchos años vacíos, como es el caso del que albergaba el Banco Pastor, y se están rehabilitando edificios que se caían a pedazos. Falta mucho por hacer en esto último, pero el camino es el acertado.
También es cierto que las obras y su enorme retraso están lastrando la zona norte del casco histórico. Los locales que están en Montevideo y Bolaño Ribadeneira e incluso los de Rúanova y San Marcos (afectados por el paso de un tráfico intenso), sufren una dilatación de los plazos que les están haciendo la puñeta y que ya veremos si no habrá que reclamar, pero el saldo global del casco histórico es positivo, eso es innegable.
Los comerciantes del casco histórico se están organizando para suplir las carencias de la administración, y si el Ayuntamiento tiene los aparcamientos más caros de la ciudad y no le pone ningún tipo de coto, los particulares han emitido bonos para regalar horas en los estacionamientos de Ánxel Fole (calle Teatro) y Vía Romana (Montevideo, tras el antiguo Ollos Grandes). Esto ha sido coordinado por Lugo Monumental, la asociación que tengo el honor de presidir.
Cuestiones como estas han hecho que el público le esté perdiendo ese miedo que había surgido para venir al centro, y que no tenía mucha razón de ser porque si bien es cierto que el Ayuntamiento no lo facilita, Lugo es una ciudad manejable y, dentro de un orden, la cosa no es para tanto. Bien es cierto que lo de que te pongan palos en las ruedas no es lo que más ayuda, pero se ve que las aguas van volviendo lentamente a su cauce.
El centro es el barrio de todos. Uno puede vivir en La Milagrosa, Aceña de Olga o el Barrio del Puente pero siente el Casco histórico como suyo, porque lo es. Es la "sala de estar" de toda la ciudad, lo que enseñamos a los que nos visitan y donde vamos a pasear y a comprar en días como el de hoy, luminoso y soleado.
Ha tardado más de lo que nos habría gustado, pero ¡el centro revive una vez más!
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