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martes, 11 de junio de 2024

¿Por qué se aplicaron las normas con más dureza en las fiestas de O Castiñeiro?

Feriantes desmontando atracciones. Foto: La Voz de Galicia
 

La polémica de las fiestas de O Castiñeiro es una de esas extrañas ocasiones en que ambas partes tienen algo de razón, si bien creo que en este caso hay que darle más peso a la postura del Ayuntamiento que a la de la comisión organizadora de las fiestas. Sí, sé que les extrañará pero al César lo que es del César.

Verán, el fondo del asunto es un poco distinto de lo que se ve a simple vista. Parece que hablamos de una cuestión meramente burocrática pero no es así. En los últimos tiempos distintas organizaciones vecinales e incluso particulares por libre han puesto el foco sobre el asunto de las fiestas y los ruidos generados por éstas, así que se están esmerando en revisar los expedientes de las concesiones de permisos con lupa. Están en su derecho, por supuesto, ya que como es natural las normas están para cumplirlas.

Esto hace que la administración tenga un celo más acusado a la hora de revisar las solicitudes y que, en cuestiones que antes se pasaban haciendo una interpretación generosa de la norma, hoy se concreten con mayor nivel de exigencia.

Recientemente me pasó lo mismo que a los vecinos de O Castiñeiro cuando pusimos la pantalla gigante, y eso que era para un partido que acababa a las 11 y no una fiesta que termina de madrugada. Se nos pidieron documentos que antes se englobaban en otros y no pasaba nada, porque la aplicación de la normativa es en ocasiones subjetiva y ahora se están aplicando un criterio más restrictivo. Ambas posturas caben dentro de la ley, por supuesto, pero ya saben cómo es esto, uno trata de protegerse de denuncias, ya sea el particular o el propio Ayuntamiento.

He de decir que la colaboración del Ayuntamiento en nuestro caso fue absoluta, y he de destacar la siempre constructiva actitud de la Tenencia de Alcaldía y de Rubén Arroxo en particular. Como íbamos con tiempo pudimos reconducir la solicitud y completar los documentos que se nos pedían, pero hay que tener en cuenta que las certificaciones técnicas fueron lo primero que metimos con la solicitud original así que tuvieron tiempo sobrado para revisar ese punto.

En O Castiñeiro, por lo que dice la prensa, se pasaron los certificados de las atracciones con poco tiempo y no pudieron revisarlos, por lo que sólo autorizaron los que pudieron comprobar.

Es comprensible el cabreo de la organización y los vecinos de la zona, por supuesto que sí. Pensar que ha habido un exceso de celo es el principio de una percepción de conspiración contra el barrio que, si les soy sincero, no creo que exista. Es, más bien, la respuesta a esa oleada de denuncias que se ha producido en los últimos tiempos y una reacción bastante natural: cogérsela con papel de fumar, como se dice vulgarmente.

Pero ahora piensen en el otro punto de vista, el del responsable de firmar la autorización. Si lo hace sin que se haya revisado toda la documentación y pasa cualquier cosa (un accidente en una atracción o algo así). Se le cae el pelo y los mismos que ahora le critican harían lo mismo por falta de rigor.

Gobernar es decidir, y no es fácil. A veces se acierta y a veces no, pero en esta ocasión creo que aunque la Comisión tenga parte de razón en que "siempre se hizo así y no pasó nada", las cosas cambian y la presión vecinal ha originado este endurecimiento.

Sed lex, dura lex.

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