En este mundo en que estamos, en que cada vez es mayor la impaciencia y tras tardar siete meses en decidirte a cambiar de móvil lo quieres para esta misma tarde, el papel de la mensajería y los transportes es básico. En realidad, siempre lo ha sido, pero no éramos tan conscientes.
En Lugo las nuevas medidas aprobadas por el Gobierno Local, sin ningún tipo de debate, consulta o participación de nadie, están entorpeciendo enormemente el trabajo de los distribuidores de todo tipo y lo más grave es que se parte de una equiparación entre todos los subsectores del reparto, lo que es un grave error.
La unanimidad entre todos los profesionales del sector es absoluta. Tanto los repartidores de bebidas a hostelería como los que distribuyen gasóleo a comunidades o los autónomos del mundo de la paquetería coinciden en lo mismo: están convirtiendo el casco histórico en una isla a la que cada vez es más complicado atender profesionalmente.
Verán, aquí no se trata de estar contra la peatonalización. Los que la apoyamos sin duda alguna entendemos también que un barrio no puede sobrevivir sin una correcta organización de los suministros. Así se ganan las guerras y se impulsan los barrios.
Vamos por partes porque el tema tiene miga:
¿Qué cambios ha habido?
Se ha limitado el peso de los vehículos utilizados a un máximo de 5.500 kg en todo el casco histórico, que se reducen a 3.500 kg en las zonas recientemente repavimentadas, previendo extender ese límite a todo el centro. Si tenemos en cuenta que un palé de botellas pesa en torno a los 1.000 o 1.100 kg, y el propio peso del vehículo, se estaría obligando a los transportistas a cargar únicamente un máximo de dos palés por viaje.
Eso supone un dramático aumento de costes en la distribución, cuyos márgenes son ya muy ajustados, ya que se obliga a utilizar varios vehículos de tamaño más reducido para hacer la labor que hasta ahora hacía un único vehículo de más tonelaje.
Sin embargo, además de ese problema de aumento de costes, hay otro todavía de mayor calado, y es que hay vehículos que son difícilmente sustituibles por otros más pequeños, como los que repostan los tanques de cerveza y cuyo peso supera ampliamente las 15 toneladas.
Es curiosa la contradicción que supone aumentar el número de vehículos en unas tareas de “peatonalización”. Actualmente acceden a la zona una media de 18 camiones de gran tamaño por semana, que se multiplicarían por tres o cuatro si se obliga a reducir su carga, lo que también implica mayor tráfico, algo chocante en un plan que persigue la reducción de emisiones.
La distribución de gasoil
Un vehículo que sirve gasoil para calefacciones de comunidades de propietarios suele tener un peso mínimo de unos 10.000 kilos. Eliminar el uso de estos camiones crearía de nuevo una situación paradójica puesto que se aumentaría el tráfico en la zona y, por ende, las emisiones.
Además, hay que tener en cuenta que la distribución de gasoil tiene todavía un horario más reducido para ejercer su labor, ya que sólo se les permite acceder al casco histórico de 7:30 a 8:30 de la mañana, por lo que no es operativo que hagan varios viajes para hacer una carga de un depósito de gran capacidad.
Los problemas de la paquetería:
Por una parte, el sector de paquetería ha visto reducidas las zonas de carga y descarga que tenía habilitadas por el casco histórico. Han desaparecido los puntos en que podían parar y repartir paquetería y que estaban en Santo Domingo, Plaza del Ferrol, Quiroga Ballesteros (junto al colegio) o Montevideo. Esto implica que a día de hoy no sepan dónde pueden parar sus vehículos para realizar sus entregas urgentes.
El trabajo de la paquetería es, de por sí, complejo. Para que un autónomo de este sector pueda tener una actividad rentable ha de entregar en torno a 150 paquetes diarios, dados los reducidos márgenes, y cualquier alteración imprevista en la ruta les supone una alteración que les puede hacer perder las entregas del día.
Por otro lado, el horario establecido para la paquetería es el mismo que el del resto de la distribución, lo que no es razonable. El horario, que comienza a las 7 de la mañana, no es viable para este tipo de repartos, ya que no pueden ir a domicilios particulares a esas horas y la inmensa mayoría de los establecimientos, tanto comerciales como de cualquier otro sector, están cerrados a tan temprana hora. En la práctica el reparto se inicia en torno a las 8:30 o 9 de la mañana lo que supone una reducción del horario disponible para hacer su trabajo.
Los trabajadores de este sector están viendo imposibilitada su labor, y se sienten muy presionados por las limitaciones municipales ya que en lugar de atender a hacer su labor están bajo la espada de Damocles de que una sanción por trabajar les suponga un quebranto económico que haga inviable el reparto en el casco histórico.
Hay que recordar que la paquetería surte a los particulares, pero también a los negocios del casco histórico y en ambos sentidos: reciben mercancías que ofertan a los lucenses, pero también envían productos fuera de la ciudad. Incluso hay casos como los de los laboratorios de análisis clínicos y farmacias en que el reparto ha de ser eficiente por motivos que sobrepasan lo económico.
La unánime queja de todos los transportistas, sea cual sea su sector y su ámbito de trabajo, debería suponer una reflexión al Gobierno Municipal de cómo se está afrontando esta situación.
Sin embargo la reacción municipal ha sido la de mentir. Han dicho que reducen el peso de los vehículos a 3.500 kg por seguridad, ya que los subterráneos no resisten más peso. En primer lugar es curioso que se den cuenta cuarenta años después de su construcción sin que haya pasado nada, y en segundo… los propios proyectos del Ayuntamiento hablan de que soportan una carga mínima de 7.500 kg sin problema y que habrá que hacer estudios para aumentar dicho límite porque seguramente no habrá problema.
¿Cómo se puede solucionar esto?
Desde Lugo Monumental, la asociación que tengo el honor de presidir, hemos hecho propuestas concretas, y si les soy sincero incluso para algunos puntos tenemos más detallado el tema, pero a grandes rasgos son las siguientes:
- Abrir un proceso de diálogo con todos los agentes implicados, en que se tengan en cuenta las necesidades de los diferentes tipos de distribución y sus casuísticas, problemas y posibles soluciones.
- Para poder analizar soluciones a largo plazo es necesario facilitar de inmediato a todos los agentes interesados en estos asuntos el borrador de la futura Ordenanza de Bajas Emisiones, un documento que fue entregado por la empresa redactora hace más de un año al Gobierno sin que éste lo haya mostrado a los interesados.
- En tanto no se resuelva a largo plazo el problema, suspender o, al menos, matizar las limitaciones decretadas y se establezcan itinerarios provisionales para los vehículos de mayor peso para que puedan hacer su trabajo.
- Revisar los proyectos que se están ejecutando para instalar pavimentos que resistan el paso de vehículos de alta capacidad que, si bien no serán habituales en zonas peatonales, sí deberán poder acceder ocasionalmente sin que eso suponga romper las calles.
- Establecer de inmediato zonas de carga y descarga para la paquetería y revisar sus horarios de acceso para que sea viable su trabajo.
Sin distribución no hay negocios y sin negocios, no hay barrio.
Estimado Luís,
ResponderEliminarDende antes de comezar as obras (e así se lle expuxera á anterior alcaldesa) xa se advertiu de que había que ter planificado o acceso e percorrido de tódolos vehículos que é necesario que sigan entrando no centro.
A circunstancia actual é froito de non facer caso.
Entendo que o razoable sería establecer un percorrido (de sentido único) que permita o acceso a aparcadoiros (Pza. Ferrol, Sto. Domingo e Anxel Fole) o acceso de buses urbanos ata a praza do mercado, e o reparto de mercadorías; con horarios amplos (incluso sen restricción nese percorrido, aínda que si no resto), zonas de descarga acoutadas,... E tomar as medidas e modificacións que sexan necesarias no feito e no por facer.
(continúa) están situados en zonas estratégicas que pueden cubrir las zonas de hostelería más concentradas del casco histórico. Personalmente, creo que es una opción factible y rápida. Habría que pensar el coste o cómo llegar a un acuerdo con las concesionarias para que los distribuidores pudiesen entrar gratuitamente.
ResponderEliminarLes propuse esa solución pero no es viable. Con el volumen de paquetes que tienen no pueden estar entrando y saliendo del subterráneo ni con el ascensor a vueltas para mover la mercancía...
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