Aunque hay varios temas encima de la mesa, entre los que destaca la aprobación (por fin) de la modificación del proyecto de Santo Domingo, si bien estamos a la espera del de Montevideo/Bolaño Rivadeneyra, y el futuro de la Plaza de Abastos y el Mercado de Quiroga Ballesteros, es difícil escapar del debate y el lío montado con la “V de Vecino”, de la que hablaba ayer al considerarla la “V de Vergüenza”.
Por lo visto Jesús Vázquez dijo que el nombramiento se había consensuado “por unanimidad”. Lo que no dijo es de quién, supongo que se reunió consigo mismo, se convenció y se dio la razón, y de ahí la ausencia de debate interno sobre el tema. Es la forma de funcionar de ciertas entidades. Para quien no esté de acuerdo, sacando a relucir el lado más democrático del Presidente de la Federación de Vecinos, su receta es tan sencilla como empalagosa: “A quen non lle guste o premio a Óscar Puente, que lle bote azucre”, la quintaesencia de la democracia en acción.
No conozco los estatutos de la Federación de Vecinos, así que no sé muy bien cómo es el proceso para otorgar sus distinciones, aunque visto lo visto se lo puede uno imaginar. No seamos tampoco maquiavélicos: en todas las entidades hay un cierto poder de decisión por parte de la directiva e incluso del presidente. Sin ir más lejos, en Lugo Monumental, la entidad que tengo el placer de gestionar, es potestad del Presidente la propuesta de Socios de Honor, si bien pasa posteriormente dos filtros: el de la Junta Directiva y el de la Asamblea General, donde se vota absolutamente todo. De hecho, la última propuesta que hice como Presidente no salió adelante. Cabe mencionar, además, que los Estatutos prohíben expresamente que se nombre socio de honor a políticos en activo, lo que busca una vez más garantizar la independencia de la Asociación y evitar que lo que tiene que ser un honor conjunto se convierta en un peloteo infame para pedir o lograr favores.
Pero hay mucho más detrás de todo esto, y es el dinero.
Cada cierto tiempo en Lugo Monumental surge el debate de si debemos intentar acceder a subvenciones, algo a lo que nos resistimos como gato panza arriba a pesar de que nos facilitaría muchísimo la vida. Pero cuando uno ve estas cosas es cuando se reafirma en que es mejor honra sin barcos que barcos sin honra.
Que sepamos la Diputación Provincial de Lugo ha concedido a la Federación de Vecinos más de 335.000 euros desde el año 2020, con una partida anual de 40.000 euros para “gastos generales de la Federación” y otras como “obras de acondicionamiento del local” de 10.000 euros o 18.000 para la celebración del “Día del Vecino del 2024”, en que se dio la polémica “V” a Óscar Puente. Nos ha salido caro el premio.
El problema con esto último es que la Ley General de Subvenciones dice expresamente que se incluyen como gastos subvencionables los relativos a comidas o celebraciones siempre que cumplan el requisito de estar “directamente relacionados con la celebración de jornadas, congresos, simposios, asambleas estatutarias y otros actos similares”, algo que en una cuchipanda a la que la gente viene en autobuses y se marcha al finalizar, no se cumple. Dice la Ley, además, que “A la factura o justificantes que procedan, se acompañará, un certificado del representante legal de la entidad acreditativo indicando el motivo del gasto, el listado de asistentes y su DNI y la razón de su participación. El importe total de las facturas no podrá exceder del diez por ciento de la cuantía subvencionada”. Mi instinto me dice que esto no se obedece tampoco.
Por si esto fuera poco, los datos que les ofrezco los he obtenido buceando bastante en Internet, porque la Federación incumple la obligación de publicar sus cuentas en su página web. La Ley de Transparencia les obliga siempre y cuando “perciban durante el período de un año ayudas o subvenciones públicas en una cuantía superior a 100.000 euros o cuando al menos el 40 % del total de sus ingresos anuales tengan carácter de ayuda o subvención pública, siempre que alcancen como mínimo la cantidad de 5.000 euros”.
¿Hasta cuándo nuestras administraciones van a consentir que se incumplan las leyes y mirarán para otro lado mientras nuestros impuestos financian estos chiringuitos? Supongo que hasta que dejen de darles premios para agradecerles que les regalen nuestro dinero.
¿Para cuándo una auditoría de estos vergonzosos agujeros negros de dinero público?
Estimado Luís,
ResponderEliminarSupoño que todos eses incumprimentos da Lei serán denunciables e terán responsables; tanto nos que incumpren a súa obriga ó recibir os cartos coma nos que incumpren a súa ó non controlar como se usa o dado.
Se cadra unha denuncia a tempo (e o castigo ós que incumpran) faría que a lei se respecte, ou que houbese máis cartos para os que a cumpran.
E sobre o tema dos premios, o valor dos mesmos sempre está en relación ó prestixio da entidade que os otorga e ós méritos de quen os recibe.