Ayer recibimos la mala noticia de que un asociado de Lugo Monumental bajará la persiana definitivamente en diciembre de este año. Tras el mazazo de la pandemia y otras situaciones que, lamentablemente, se dan con más frecuencia de la que debería, concluye su mensaje diciendo lo siguiente:
Lo que realmente se ha llevado por delante mi negocio han sido las OBRAS DE PEATONALIZACIÓN DEL CENTRO, ya que desde octubre del año pasado he visto como los clientes se reducían hasta la mitad.
He aguantado con la esperanza de que acabarían las obras y vendrían tiempos mejores pero lo único que he conseguido ha sido empeorar la situación.
Cuando nuestros dirigentes políticos prorrogan indefinidamente las obras no son conscientes del daño que están haciendo, y no será porque no se les haya avisado, pero es que cualquier mensaje o crítica que vaya contra “sus” intereses lo descartan achacándolo a una maniobra política del rival o de gente que simpatiza con opciones diferentes.
Ese simplismo, esa nula capacidad de autocrítica, esa inexistente habilidad de ver más allá de su circo político, es lo que nos lleva de cara al abismo y hace que los negocios que sufren unas consecuencias desproporcionadas a lo que tendría que ser necesario, acaben por tirar la toalla.
Si ya es grave que el daño que se está causando no tenga aparente finalización a corto plazo (ahora las obras dicen que se terminarán en marzo de 2025, como habían dicho que se terminarían en febrero de 2024) también lo es que la gente haya confiado en la palabra de la Administración y se haya endeudado más aún para intentar esperar a que la mala racha finalizase, y no sólo no ha sido así sino que se estira y se estira cada vez más.
Los lucenses estamos sufriendo las consecuencias de la falta de planificación, la chapuza y la huida hacia delante de una administración inmisericorde a la hora de cobrar sus impuestos y subirlos, pero sin la menor empatía con aquellos a los que daña.
Me temo que no será el último negocio en cerrar por las obras.
Solidarízome. No sé si es falta o sobra de planificación, pero claro que la pseudo-peatonalización lo arruina todo: Soñemos Lugo como ciudad igualitaria, con calles y aceras seguras, en todas partes igual (¿por qué Aguirre no, Vilalba sí, ahora quito el Carril, y que marchen todos en procesionaria, unas veces pacá y otras pallá), sin trastos pseudo-artísticos, ni invasión concejil de "aprópiome" de todo)
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