Como el lunes haré un breve resumen del año me gustaría dedicar el artículo de hoy a la que, para mí, es la persona del año de 2024: Gisèle Pélicot.
Más allá de la victoria de Trump en las elecciones estadounidenses, o de la relevancia de los líderes mundiales, creo que esta mujer se ha ganado ser considerada la persona más influyente de este año, porque a todos nos ha conmovido, impresionado, asqueado y revolucionado lo que le pasó, y sobre todo su reacción.
Fue violada reiteradamente tanto por su marido como por decenas de hombres a los que éste buscaba a través de Internet. Ella ni se enteraba porque él la drogaba y así que Gisèle ni sabía qué le pasaba. 72 hombres, que se sepa, la violaron mientras el cabrón de su marido grababa y hacía fotos de las agresiones.
Cuando el tema se destapó ella, lejos de ocultarse o de sentir la menor vergüenza hizo justo lo contrario: sacó pecho, dio la cara y se convirtió en el símbolo de la dignidad. Su frase más importante fue “es hora de que la vergüenza cambie de lado”, y no se le puede dar más la razón.
¿Por qué una víctima tiene que sentir el menor sonrojo por lo que le han hecho? Son ellos, los agresores, los violadores, los criminales los que tienen que bajar la mirada ante ella y no al revés.
Jamás una víctima ha de ser quien baje la mirada. Nunca. Han de ser los que cometen los delitos los que sufran vergüenza.
Es ha sido la gran lección de Gisèle Pélicot.
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