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viernes, 7 de febrero de 2025

''Aprovechad cada segundo''


Vicente, el marido de mi querida amiga Ana Argiz, falleció el miércoles por la noche tras luchar dos semanas contra un infarto que parecía que acabaría bien, pero terminó de la peor manera.

No hay palabras para consolar a Ana o a sus hijas María y Sofía, por lo inesperado de la pérdida del padre para éstas y del compañero de vida de Ana. Llevaban juntos desde los 15 años. Casi 45 vueltas al Sol de convivencia, supongo que con sus altibajos como todas las relaciones, pero felices.

"¿Cómo se supera esto, Luis?" Me preguntaba Ana desconsolada. No supe qué contestarle porque la respuesta es dura: con tiempo. Ahora no vale de nada hacerse el fuerte, hay que llorar, hay que sufrir y pasar un luto que no será ni corto ni fácil, y más cuando eres alguien aparentemente sólido como Ana, la procesión no sólo va por dentro sino que muchas veces da más vueltas. Perder a la persona que no sólo has elegido, sino que te ha elegido a ti para pasar vuestras vidas juntos es un trago que no puede ser sencillo de afrontar.

Hace años una buena amiga de mis padres, a quien le había fallecido un hijo bastante antes, perdió a su marido. Otra hija le decía que el golpe de perder a su hermano había sido peor y mi madre, la persona más sabia que conozco, le dijo que ella no lo tenía tan claro. “Cuando murió tu hermano para tu madre fue un golpe durísimo, pero no estaba sola porque estaba tu padre. Ahora se queda sin su compañero. Se queda sola”.

Los hijos pueden ayudar, visitar e incluso vivir con su padre o su madre, pero no es lo mismo. La persona con la que convivimos por elección y que lo comparte todo con nosotros es, aunque quede un poco ñoño decirlo, nuestra otra mitad y por mucho que se intente si se pierde no se recuperará.

Te adaptarás, supongo. El tiempo si no cura todo al menos lo amortigua e imagino que por negro que se vea todo en el momento tarde o temprano se sale adelante, y ese es el pobre consuelo que le puedo dar a Ana, que con el tiempo sufrirá menos. No es un gran argumento, la verdad, pero es el único que tengo.

Me quedo con lo que nos dijo ayer antes de irnos: “Aprovechad cada segundo”. No voy a decirles que ya lo haga, pero sí es cierto que soy bastante consciente de que la vida es corta y nuestro tiempo es limitado, así que sí, Ana, seguiré tu consejo y aprovecharé cada día todo lo que pueda porque nunca se sabe cuál será el último.

Con todo mi cariño.

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