Inundaciones de París de 1910 - Inundaciones de Girona de 2020 |
Me encantan las efemérides. Sé que es una chorrada, porque los calendarios no dejan de ser una construcción humana y, como tal, completamente arbitraria, ya que se divide el año en 12 meses como se podía dividir en 10 o en 20, pero es lo que hay y no siempre va a ser uno totalmente lógico.
Hoy, día 23 de enero, por ejemplo, nacían Humphrey Bogart (1899), Richard Dean Anderson - más conocido como MacGyver - (1950), morían George Cukor (1983), Salvador Dalí (1989), Bimba Bosé (2017) o era asesinado Gregorio Ordóñez (1995). También se estrenaba en 1983 la mítica serie El Equipo A.
Pero las efemérides también sirven para situar ciertas cuestiones históricas en su debido contexto, alejando esa creencia de que las algunas cosas pasan ahora por primera vez… o para hacernos pensar de forma engañosa que nada cambia.
Por ejemplo, tal día como hoy en 1910 comenzaron las inundaciones de París. En la capital de Francia se encharcan 500 hectáreas, con 150.000 afectados, y se cubren de agua zonas simbólicas como Notre Dame, la Torre Eiffel (obviamente no la Catedral o la Torre enteras, supongo que las crónicas se refieren a que llegó el agua a sus bases) o los Campos Elíseos. En España también tuvimos riadas como la de Valencia de 1957, la Pantanada de Tous en 1982 o la tristemente célebre riada del cámping de Biescas de 1996.
En estos días terribles para la costa mediterránea, en que vemos anegadas zonas enteras como el Delta del Ebro o la destrucción causada por el temporal en paseos marítimos, carreteras, vías férreas y demás, nos preguntamos si es un fenómeno moderno derivado del calentamiento global, o si por el contrario es algo cíclico, más allá de la intervención humana.
Las efemérides nos pueden servir como recordatorio de que siempre ha habido momentos puntuales de grandes crecidas causadas por la acción de la naturaleza, y de hecho cualquiera que tenga un terreno cercano al río está familiarizado con términos como “máxima avenida” y cosas por el estilo, sabe que son cuestiones más o menos previstas, aunque con la imprecisión que caracteriza todo lo relacionado con la climatología.
Sin embargo, todo esto no puede ser una forma de negar el cambio climático o de abstenerse de intentar revertir lo que la acción humana está haciendo en el planeta. Que haya habido en el pasado casos excepcionales de grandes desastres no implica que los actuales sean ajenos a nuestra intervención.
El Delta del Ebro antes y después de "Gloria". Imagen de Antena 3 noticias. |
No tengo datos científicos que lo avalen, porque aunque se nos dice que están contrastados no deja de ser una falacia “ad verecundiam” (es cuando un argumento se basa en “lo dice fulanito, que sabe de eso” o, dicho técnicamente, cuando se apela a la autoridad o prestigio de una persona para respaldar un argumento), pero sí una sensación de que cada vez hay más fenómenos metereológicos radicales, más desastres naturales relacionados con los temporales y más problemas de este tipo. También hay hechos incontestables relacionados con la contaminación, como ver la “boina” negra que está permanentemente sobre las grandes ciudades y te hace prever un futuro vomitivo en que la gente llevará mascarillas por la calle como en Japón.
Lo del cambio climático es como lo de cuidarse. Siempre piensas que tienes tiempo y que ya lo harás, pero el problema ya está aquí, y en este caso no es una cuestión personal, es un problema global.
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