martes, 18 de junio de 2019

El Arde Lucus 2019 - Menos gente... pero mejor fiesta

El Circo, uno de los espectáculos más seguidos del Arde Lucus - Foto: La Voz de Galicia
Valorar el Arde Lucus no es fácil porque hay, al menos cuatro o cinco puntos de vista diferentes que tienen opiniones habitualmente dispares. Por un lado está la visión del participante, el que se implica en la fiesta metiéndose en una asociación y trabajando duramente para disfrute propio y ajeno; por otro la del profesional cuya actividad económica se liga a las fiestas, e incluso en esa categoría hay subgrupos porque no es lo mismo la mercería o la modista que el hostelero o el que tiene un puesto en el mercado que se pone en la Plaza de España, o el fotógrafo y el cámara de prensa y televisión para los que estos días suponen un desafío profesional; también tenemos el punto de vista del lucense que acude como público, con o sin vestimenta de época, el del que disfruta de la tranquilidad y considera una molestia los tambores, y el del visitante que viene a la ciudad; y por último está la visión del político y los medios de comunicación como tales.

Mi valoración es personal, no es de ninguna asociación a la que pertenezca o a la que represente (vamos, que hablo desde mi punto de vista y no soy portavoz del Senado ni escribo como presidente de Lugo Monumental), pero intento tener en cuenta todos los enfoques que les decía, aunque es muy difícil hacer una valoración conjunta, pero sí hay varias cuestiones en que están todos más o menos de acuerdo aunque haya matices sobre las consecuencias de los diferentes hechos. Vamos por partes:

1.- Hubo menos gente. Sin duda, el festival de Sons do Camiño que tuvo lugar en Santiago restó afluencia al Arde Lucus… pero eso no es necesariamente negativo. No hubo las riadas de otros años, así que ganamos en movilidad, en comodidad y en evitar pisotones y empujones. Paradógicamente para parte de la hostelería fue mejor así, porque se vendieron muchísimos menos barriles de cerveza pero se llenaron más los comedores. Esto tiene su lógica, ya que cuando está todo abarrotado la gente se marcha a lugares más tranquilos a comer, así que probablemente a los que tienen comedor les haya ido mejor. Otra cosa son los bares y los pubs, que se habrán resentido más, pero relativamente también porque el público que nos “robó” Santiago es de una franja de edad determinada que es más de botellón en el parque que de consumición en un local. 
Sorprendentemente esa menor afluencia de público no se notó tanto en los desfiles. Personalmente tuve la sensación de que había mucho más público, por ejemplo, en el central del sábado que en otras ocasiones. 
2.- Los lucenses cada vez se caracterizan menos. Es otra de las frases recurrentes, pero no estoy muy seguro de que sea cierta. En mi opinión no es que la gente se vista menos, es que el que quiere hacerlo a estas alturas ya se ha metido en alguna de las 18 asociaciones que cada año dan vida al Arde Lucus y por eso se ve menos lucense “libre” con ropa de época. Las hay de ocho personas pero también de varios centenares de miembros, con lo que hablamos de que, a ojo de buen cubero, unas 750 personas están implicadas directamente en la recreación del Lugo Romano.
3.- Hay más visitantes. Sí, esa sensación también la tuve yo. Hay más gente de fuera que viene a ver el Arde Lucus, y empieza a haber también habituales que repiten una y otra vez que son los que también se preocupan de traerse su ropa de época. La incidencia en las cajas locales es mayor con visitantes que con autóctonos, porque al final supone una entrada de dinero en la ciudad que, para algunos, es la justificación de estas fiestas. Afortunadamente desde hace ya varios años el Ayuntamiento ha desistido de hacer el ganso dando cifras imposibles de afluencia.
4.-  La fiesta siempre es lo mismo. Esencialmente claro que es lo mismo, como todas, o ya me dirán ustedes si en San Fermín un año salen toros y otro cocodrilos. Las fiestas son todas iguales año tras año con variaciones relativamente sutiles, pero decir que el Arde Lucus no ha evolucionado es una sandez. No tiene nada que ver con aquella modestísima fiesta que hicieron el primer año unos cuantos hosteleros del casco histórico.
Claro que ha cambiado, claro que ha mejorado, claro que cada edición tiene novedades. Negarlo es negar el trabajo de las cada vez más numerosas asociaciones, que presentan novedades, actividades y campamentos mejorados año tras año.
5.- La organización es un desastre. También hay que matizar esto. Han tenido grandísimos aciertos, siendo el mayor de todos, en mi opinión, realizar el acto final en la Plaza de España donde no solo más gente puede verlo mejor (en el Parque de la segunda fila para atrás no se ve nada) sino que se apreció mejor porque estaban más cerca y encima podían estar sentados en las escaleras. 
Sí han metido la pata en temas recurrentes que año tras año no se corrigen, aunque también se ha notado que las asociaciones cada vez hacen menos caso de esas cosas y trabajan conjuntamente al margen de las instrucciones que consideran absurdas. Curiosamente las acciones que las asociaciones hacen por sí mismas salen infinitamente mejor que los actos presuntamente coordinados, lo que indica el camino, dejar que se autoregulen dentro de lo posible. Pero seguimos con errores de novato de la organización en la 18ª edición que no comprendo que no se hayan corregido aún. El año que viene probablemente haya cambios importantes, y bienvenidos sean.

El Senado en sesión. Foto: Facebook oficial Arde Lucus

No puedo dejar de cerrar esta valoración sin mencionar a mis compañeros del Senatus Lucus Augusti. Como les decía al comienzo del artículo, es totalmente diferente el punto de vista de un visitante o de alguien que no participe en primera persona, y el Senado funciona fantásticamente gracias a una organización estupenda, al durísimo trabajo conjunto de los compañeros y a que asumimos que si bien es relevante hacer bien las cosas no es menos importante disfrutar y pasarlo bien.

Todos y cada uno de mis compañeros son fundamentales para que esto funcione y si nos ponemos a personalizar seremos injustos porque es muy difícil saber si ha tenido más relevancia uno que otro. Desde el Presidente, Xurxo, que se pasa más tiempo en el Arde Lucus preocupado por los demás y vigilando que todo vaya bien que disfrutando de la fiesta, hasta nuestro Lope de Vega, Carlos, que escribe las obras que hacemos cada año, pasando por cada uno de los que trabajan muy duro por el bien común.

Pero sin duda este año, hay que hacer una mención especial a la querida Ligeria, la meretriz encarnada por nuestro compañero Antonio, que en la actuación del Senado dio una nota de color (¡y qué color!) a la representación y sin la que no habría sido ni de lejos el éxito que fue. Sin duda ha sido el papel más atrevido, más divertido y más destacado (y descarado, sí) de todas las actuaciones que hemos hecho en estos ocho años de andadura. Sin su desparpajo no habríamos triunfado. ¡Gracias Antonio!

Ligeria y el abogado del acusado - Foto:  Belén Cordero - publicada por Viva Lugo


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