viernes, 30 de agosto de 2019

Pequeños detalles, grandes resultados

El antes y el después. No es la misma farola, obviamente, pero se ve el efecto
Siguiendo con la intención de publicar cosas buenas los viernes, voy a hablarles de un pequeño detalle que creo que ayuda a embellecer nuestra ciudad: una manita de pintura a determinados elementos del mobiliario urbano.

A mediados del mes de Julio me fijé en que un trabajador del Ayuntamiento estaba pintando las farolas de la Plaza del Ferrol. El cambio fue más que llamativo y pasaron de ser un elemento gris (literalmente hablando) a dar a la plaza más “presencia”.

Se podrá discutir si los colores son los más adecuados (aunque personalmente en el conjunto me gusta como quedan) o si habría que esmerarse más en los detalles (quizá resaltando con doble color los relieves) pero eso son pequeñas mejoras que se podrían llevar a cabo en el futuro, aunque es imporbable que haya tiempo y dinero para darle más vueltas al asunto.

Esas pequeñas actuaciones, que parece que no valen de gran cosa, son precisamente las que marcan la diferencia en un espacio tan abierto como la Plaza del Ferrol.

Ojalá esa tendencia perdure y se vayan cuidando los detalles porque, al final, las grandes obras no sirven de gran cosa si se dejan de lado las pequeñeces.


jueves, 29 de agosto de 2019

Cuando éramos dueños del Paraíso

Playa de las Catedrales en los años 70 - Carlos Valcárcel
Permitan que ponga la foto en gran tamaño, es tan bonita que no admite reducciones
Viendo una de las extraordinarias fotografías con que Carlos Valcárcel nos obsequia frecuentemente en su perfil de Facebook, cuyo motivo es la Playa de las Catedrales en los años 70, me vienen recuerdos de una época que, al menos en eso, era mejor. La imagen de que les hablo es en blanco y negro y, por un capricho de la mente, también lo son mis recuerdos de esa playa a comienzos de los años 90 que era cuando empecé a ir regularmente.
Tenía 16 años cuando empezamos a ir en verano a Foz, y no era raro que cogiéramos el coche para pasar el día a Las Catedrales, o mejor dicho la parte del día que te permitían las mareas. Mis amigos, extrañados, me preguntaban cosas como: “¿Y a qué váis a esa playa, con lo incómoda que es, que cuando sube la marea hay que marcharse?” o “Pues no sé, es curiosa, pero tampoco es para tanto”.
Hoy sorprenderá esa actitud, pero era casi unánime. De hecho tengo fotos de esos días de playa en que estábamos solos en Las Catedrales en pleno agosto. Un lujo que hoy es impensable, ya que los miles de turistas que abarrotan el arenal todos los días, organizados convenientemente en rebaños guiados para no perderse ningún punto clave de la playa, impiden que se use para algo que no sea la foto, y ni siquiera una foto como la de Carlos.
Nunca me ha gustado aquella frase de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Es cierto que tendemos a teñir de buen color los recuerdos que tenemos de la niñez, aunque no siempre se corresponde esto con la realidad. Sin embargo en esta ocasión probablemente la memoria no me engaña y sí, era mejor cuando íbamos a Las Catedrales y estábamos solos.
Hoy la disfruta mucha más gente, pero no es lo mismo cantidad que calidad. Lo de hoy es más democrático, más lucrativo, más moderno y lo que ustedes quieran, pero no puedo evitar echar de menos aquellas tardes de verano en que no sentíamos dueños, al menos por un ratito, del Paraíso.

Las catedrales un día cualquiera de verano


miércoles, 28 de agosto de 2019

Cuidado con quien te ''influencia''


La verdad es que cada vez veo más la tele “normal”. Desde que aparecieron las plataformas de Netflix y demás, en que puedes elegir lo que quieres ver y cuándo, es raro que siquiera repase las cadenas abiertas salvo para ver los informativos de la mañana y de mediodía.

Sin embargo hay días en que nos da la venada y echamos un vistazo a lo que ofrecen los canales tradicionales y en esos casos a veces te enganchas con alguna tontería. Es el caso del programa de “Ven a cenar conmigo”, un concurso de Cuatro Televisión en que varias personas compiten para ver quién es el que da una mejor cena en su casa. Miren que no me gustan nada esos “falsos reality”, en que es todo más enlatado que el bonito de las ensaladas, pero reconozco que las veces que me coincide este programa nos engancha.

Además, hay una edición “gourmet” que tiene gente conocida, y la primera vez que nos coincidió estuvimos a carcajada limpia con Loles León, que alteraba a todo el mundo con su desparpajo pero con la que es imposible no pasar un buen rato.

Pero hoy les voy a hablar del programa de ayer. Hasta las dos y pico de la mañana nos tuvo enchufados a la tele, y escribo esto mientras termina el tercero de los que ponen en cadena y que te deja pegado a la pantalla. El anfitrión era Francisco, el cantante, y los invitados eran Rosa (la de Operación Triunfo), Raquel Mosquera (de las revistas del corazón), Laura Matamoros (por lo visto es conocida, yo ni idea) y un tal Aless que por lo visto es “influencer”, profesión para la que por lo visto no se pide nada más que tener más cara que espalda y que no te importe que se cachondeen de ti.

Lo que más me preocupa de todo es el contraste que las edades reflejan sobre muchísimas cosas: la educación, las formas y, sobre todo, la cultura. Que Rosa sugiriese que el Presidente de los Estados Unidos es Amancio Ortega es casi tan ridículo como que el tal Aless, que “crea tendencia”, “opinión” y que supuestamente se dedica al mundo de la música, preguntase al ver una foto “¿quién es Montserrat Caballé?”.

No les voy a decir que para infuir haya que tener un título universitario, que hoy en día ni siquiera garantiza que el que lo posee escriba correctamente tres frases y no meta faltas de ortografía de las que te hacen sangrar los ojos (la que más me ha molestado siempre es la de “haber si nos vemos”, por la falta de comprensión que supone), pero que un iletrado de tal calibre sea seguido por miles de personas es digno de estudio.

Hacer gala de la ignorancia ahora resulta que es “guay” y que la cultura es una cosa carca y antigua, como si Google fuera suficiente y los conocimientos no tuvieran mayor trascendencia que la de quedar bien jugando al Trivial. Es terrible.

Luego nos extrañamos de que quien se espeta a toda leche con el coche en la Ronda de la Muralla presuma, y que la gente le ría las gracias, y que surjan como hongos los personajes extravagantes que solo quieren un minuto de gloria sin más fondo que el de un plato, y ni siquiera uno sopero.

Pero bueno, consiguen su fama. De hecho aquí me tienen, hablando de esta gente.

País...

martes, 27 de agosto de 2019

Un concurso de fotos que te permite ganar y ser solidario


Tengo que empezar por reiterar que este blog es estrictamente personal y que las opiniones vertidas son mías y no representan a nadie más que a mí mismo, y si a veces traigo temas que tienen que ver con la asociación Lugo Monumental que tengo el honor de presidir es porque son temas de la ciudad que considero que son relevantes. Aclarado esto, vamos al tema.

La sociedad no siempre hace compatible el lucro personal con la colaboración con causas nobles pero a veces hay excepciones, y hoy les cuento una de ellas. Ayer se publicaron en la web www.lugomonumental.es las bases de un concurso de fotografías cuya finalidad es ilustar un calendario para 2020 promovido por la asociación a beneficio de ASPNAIS. Las doce empresas colaboradoras que patrocinan las páginas hacen posible que el proyecto sea viable y que no haya riesgo para los ingresos que revertirán en las arcas de la entidad social.

A la promoción personal que supone que una o varias fotos suyas figuren con su nombre en un calendario que pretende convertirse en una tradición local como otra cualquiera, se une que hay un premio en metálico de 50 euros por cada fotografía seleccionada. Como se puede dar el caso de que se elijan todas de un mismo fotógrafo el premio puede alcanzar los 600 euros, y todo por ayudar en una acción benéfica.

Las fotos son totalmente libres siempre que se ciñan a un área concreta: el casco histórico de Lugo entendido como el recinto amurallado (bueno, se incluye la Muralla, claro). Se pretende hacer un calendario bonito y que además de la colaboración con ASPNAIS busque la estética y que la gente lo quiera comprar para tener en su oficina, en su casa o donde sea.

El mecanismo del concurso es un poco rebuscado en apariencia, pero muy sencillo en realidad. Hay dos fases. En la primera se analizan las fotos recibidas para eliminar las que no cumplan los requisitos de las bases en cuanto a calidad, resolución, formato y demás (por ejemplo, las fotos han de ser en horizontal por el diseño del calendario). Una vez pasado ese primer filtro, viene la segunda fase, que es la más subjetiva de todas: cada empresa colaboradora elige la foto que más le guste para ilustrar su página, así que hay doce jurados para las doce fotos. Más plural imposible.

Esto hace realmente muy complejo que se elijan doce fotos de la misma persona, e incluso puede que de como resultado un calendario muy ecléctico, con imágenes de muy diferente estilo y enfoque, pero esa riqueza es algo positivo para mostrar la variedad que el casco histórico puede ofrecer.

En nuestra ciudad hay grandísimos fotógrafos tanto profesionales como aficionados. Las redes sociales se llenan de impresionantes imágenes captadas por personas que hacen de su cámara un pincel y de la ciudad un lienzo, y nos dejan para el recuerdo espectaculares fotos. Algunos como Jesús Burgo o Julio Leira podrían hacer una exposición antológica sobre Arde Lucus por ejemplo, y otros como Manuel Buján o Pepe Álvez se especializan en el día a día, captando rincones de Lugo desde otro prisma. No es una relación exhaustiva así que no se me pique nadie, son los que más habitualmente veo en Facebook.

Estoy seguro de que este concurso atraerá a los fotógrafos, y no por el premio, que es relativamente modesto, sino por la colaboración con ASPNAIS. De hecho ya han llegado al correo las primeras fotografías (cosa que me ha sorprendido gratamente), y si les soy sincero las empresas que seleccionen su imagen lo van a tener muy, pero que muy difícil visto el nivel.

lunes, 26 de agosto de 2019

Recursos gratis, mensajes confusos


Siempre se dice que un reloj estropeado da la hora con exactitud dos veces al día, y eso se basa en dos supuestos: el primero es que el reloj esté parado, ya que si atrasa o adelanta esto ya no se cumple, y el segundo que todos los días las horas son las mismas, lo que parece de sentido común.

Sin embargo, hay veces que la realidad supera al refranero y nos encontramos finalizando agosto y se mantiene en varios puntos de la ciudad la cartelería que anuncia el “I Congreso Iberoamericano Cultura e Memoria: As perspectivas da morte”, que trata temas interesantes como los rituales y espacios funerarios en el Lugo romano, la muerte digna, los diferentes enfoques culturales… Se anuncia todo ello en dos jornadas para el 30 de noviembre y el 1 de diciembre… de 2018.

Esos cartelones, utilísimos si se emplean correctamente para difundir las acciones culturales, turísticas y patrimoniales de Lugo, están ahí, muertos del asco con anuncios que pueden confunir al más pintado entre otras cosas porque no pone en qué año se hicieron las jornadas, algo que no debería ser necesario en un sitio donde los carteles se actualicen con una frecuencia razonable.

En lugar de haber hecho casi un año de publicidad inútil para unas jornadas que se clausuraron hace nueve meses, ¿no sería mejor poner ahí los principales museos y atractivos turísticos de Lugo, con sus horarios y demás? ¿Acaso no creen que en los sitios estratégicos en que están ubicados sería algo vistoso para los que vienen de fuera e incluso para los propios lucenses?

Nos gastamos ingentes cantidades de recursos en publicitar cosas a lo loco, pero lo que tenemos ahí, gratis, no es que no se use, sino que se usa mal y crea confusión. Ya ni hablamos de los paneles que tienen los quioscos de la Plaza de España y la de Santo Domigo, cerrados a cal y canto (por lo menos hasta su traslado para pudrirse en Frigsa como el que había en la Milagrosa).

Una pena. Cosas baratas, útiles y sencillas que no se ponen en uso.

viernes, 23 de agosto de 2019

La carta de Ana González Abelleira

Empezar la carta agradeciendo a la gente su trabajo es empezar con buen pie
Hoy voy a intentar iniciar una costumbre que, si hay suerte, podré cumplir semana tras semana. Intentaré escribir los viernes algo en positivo, que así nos tomamos el fin de semana con buen pie, y para empezar, les voy a hablar de una carta remitida por Ana González Abelleira a las asociaciones que año tras año hacen posible el Arde Lucus.

Es una carta magnífica, tanto por su propia existencia como por su contenido. Comienza Ana agradeciendo a las asociaciones su trabajo constante, incluso antes de presentarse ella misma, y eso es empezar con buen pie. A la carta no le veo que tenga ni una sola coma que quitar o que añadir, y es mucho decir, sobre todo viniendo de alguien crítico como un servidor de ustedes. Es breve, directa, humilde, colaboradora e informativa.

Que lo primero que hace un concejal que llega a un área sea enviar una carta a las asociaciones con las que ha de contar para presentarse y decirles la fecha del Arde Lucus es un acierto en la línea en que todos queremos que vaya nuestro ayuntamiento.

Conozco a Ana desde hace muchísimos años, y estoy seguro de que su labor al frente de la concejalía de mujer, igualdad y juventud estará marcada por esas líneas de participación. Supone un cambio radical y necesario frente a la prepotencia y el “ordeno y mando” que estaba instaurado en ciertas áreas del Ayuntamiento (entre ellas la que ahora ocupa Ana) y confío en que transmitan a todo el personal municipal ese necesario espíritu.

Los cargos públicos han de entender que la ciudadanía no está a su servicio, sino que es al revés. Nosotros no trabajamos para ellos, sino ellos para nosotros, una frase que le dije en su día a Darío Villanueva, entonces Rector de la Universidad de Santiago y que le sentó como un tiro... (un día si quieren les cuento aquello porque fue la leche), y el hecho de dar una subvención no implica comprar voluntades ni colectivos, por mucho que algunos parezca que están deseando venderse por el consabido plato de lentejas.

Lugo mantiene alcaldesa, pero cambia gobierno. Lara Méndez siempre ha sido una persona amable y accesible, que aunque imagino que no disfruta de las críticas (nadie lo hace) sí las acepta e incluso he observado ciertas modificaciones en cuestiones que se le han hecho llegar y eso es muy bueno. Su nuevo equipo (la parte del gobierno que le toca a su partido, quiero decir) lo ha elegido ella, no como el anterior, que era “heredado”, y estoy convencido de que reflejará su buen talante y su espíritu colaborador.

La carta de Ana es un magnífico primer paso. Confiemos en que sea una senda a seguir habitualmente.

La carta completa. No se asusten, que la publico con su permiso.

jueves, 22 de agosto de 2019

¿Por qué hay tantos locales vacíos en el centro?


Veo últimamente bastante pesimismo respecto al casco histórico desde que cerraron un par de tiendas del imperio Inditex, e incluso una amiga ayer me hablaba de la amenaza de que Lugo se convierta en un fantasma, como lamentablemente le ha pasado a Ferrol.

Lo primero que hay que decir es que no estoy tan seguro de que eso sea así. Vale, han cerrado Pull & Bear y Oysho, dos de esas locomotoras a las que la gente acude en las ciudades como polillas a un foco en verano, pero han abierto otras iniciativas en estos meses en el centro. Se han instalado en la zona “Mi madre no me deja”, una preciosa tienda de artesanía en cerámica que llevaba tiempo operando en Internet, Alfredo Bongianni, el magnífico fotógrafo que tenía su estudio en la Milagrosa y que ahora se muda al casco histórico, una franquicia de fundas para móvil que ha abierto en la calle de la Reina, están a punto de abrir una nueva oficina de REPSOL en la plaza de la Soledad o contamos con un nuevo puesto de corte de jamón que se puso donde estaba Tobarix… Hasta creo que han vendido la casa de la librería Souto, porque al menos ya no tiene el cartel que anunciaba su disponibilidad.

Son iniciativas comerciales y empresariales, en varios casos de autónomos o pequeños empresarios valientes y decididos que apuestan por el casco histórico y que no necesitan que se les subvencione o que se les oxigene, sino simplemente que no les toquen las narices más de lo estrictamente necesario, una fea costumbre de la administración, que por cierto es bastante selectiva en cuanto a quién le remite sus exigencias.

Quedan locales vacíos, claro que sí, como en todas partes. Algunos creo que es porque no publicitan convenientemente el precio que piden de alquiler. Por ejemplo, en la calle Progreso sé de un magnífico local que es pequeño pero muy visible y que está acondicionado que alquilan por cuatrocientos y pico euros al mes… pero como no tiene el cartel con el precio nadie llama ni siquiera para preguntar, porque todos dan por sentado que les van a pedir mil quinientos o más.

El gran problema del casco histórico es que algunos propietarios pretenden vivir de rentas y cobrar unas cifras mareantes por bajos que en muchos casos están en estado ruinoso. Creen que les va a venir Amancio Ortega a dar 10.000 euros al mes y que se va a encargar de la reforma sin que a ellos les afecte y lo que no entienden es que con su actitud cicatera lo único que están logrando es tener el local vacío y provocar un efecto contagio que hace un daño tremendo a la zona. Puedo entender que la tentación de pedir mucho está ahí, sobre todo si te dicen las burradas que se pagaban (en pasado) en ciertos lugares por bajos en estado discutible, pero eso debería durar poco al ver que no se alquila. No sé, yo preferiría alquilar en 600 que no alquilar en 2000. 

También es cierto que la administración no ayuda. Las exigencias, algunas de ellas totalmente irracionales, del PEPRI del casco histórico espantan a la gente, que se va a zonas donde les tocan menos las narices con tonterías (no todo lo que dice el documento lo son, pero tiene unas cuantas) y, por supuesto, la amenaza de que al hacer la reforma te paren la obra durante cinco años porque aparece un vaso de los años 50 está ahí, y encima pagas tú el pato porque la administración, muy cuca ella, pone en la norma que tú te haces cargo de la excavación pero lo que aparezca es para ella, algo insostenible. Ya si hablamos de los plazos para otorgar licencias podríamos meternos a hacer capítulos y versículos, como en la Biblia, de lo que se tarda. De la Plaza de Abastos ya ni les cuento, porque llevamos más de cinco años (que se dice pronto) esperando a que saquen a concurso los locales que tienen allí muertos del asco y que encima tienen aspirantes a los que no se permite acceder...

El casco histórico tiene tirón, es indiscutible. Montar un negocio dentro del entorno de la Muralla es un objetivo de mucha gente, pero hay problemas que no se afrontan. Salen los gestores municipales en los periódicos a rasgarse las vestiduras porque Inditex echa el cierre a dos franquicias pero no los veo preocupados por los pequeños negocios, que son los que pagan sus impuestos en Lugo y generan riqueza local. Quizá deberían revisar sus prioridades.

miércoles, 21 de agosto de 2019

''Poner en valor'', el falso argumento que sorprendentemente cuela

El Museo Británico, la joya de la corona cultural de Inglaterra "no tiene valor" para algunos porque no se cobra entrdada.
Sus cinco millones de visitantes imagino que disienten, yo desde luego sí.
No soy la persona más tranquila del mundo, hay que reconocerlo. A pesar de ello, y de que hoy el Deán de la Catedral me llama mentiroso en un artículo de La Voz de Galicia (y eso que no he faltado a la verdad en ningún momento), no voy a responderle por varios motivos, el principal de los cuales es el aprecio personal que siento por Mario y que comprendo que esté molesto porque esta polémica vuelva a la prensa. Además, enzarzarnos en un cruce de artículos no creo que sea el camino del entendimiento y el objetivo es precisamente hablar serenamente de este asunto.

Así que hoy les voy a hablar del tema pero sin tocar el tema. Es decir, que sin entrar al caso concreto de nuestra Catedral, me gustaría intentar rebatir el argumento más típico que leo en redes y que justifica el cobro de entrada a ciertos lugares históricos: la “puesta en valor”. Es el mismo mantra que se utiliza para defender cobrar por subir a la Muralla de Lugo, y que se basa en que lo que no se paga no se considera importante. Me pregunto si los cinco millones de visitantes al año que tiene el Museo Británico (por cuyo acceso no se cobra entrada) van a merendar o a pasear sin hacer caso de lo que ven y “no le dan valor” porque no se dejaron cinco libras en la taquilla. Para que se hagan a la idea tiene más visitas ese museo que toda Galicia junta, y Londres no es que sea una ciudad barata con lo que podrían generar ingentes ingresos por el acceso. No lo hacen, precisamente porque le dan valor.

El concepto de “dar valor” se confunde interesadamente con “monetarizar”, es decir, que el valor lo tiene para el que percibe el importe de la entrada. Lo que me sorprende es que haya usuarios que compren ese discurso, probablemente porque creen que no les afecta ya que ellos no van a pagar, bien porque no entran en el universo de cotizantes (es decir, los lucenses exentos por pagar en la Muralla si se diera el caso) o porque les importa un bledo el lugar y no piensan pagar por visitarlo (algo más triste pero probablemente más acertado).

El Ayuntamiento de Lugo también “puso en valor” las salas arqueológicas locales… y tuvo que dar marcha atrás y volver a poner el acceso libre y gratuito, porque la realidad es tozuda, y por mucho que nos vendan cientos de miles de visitantes en tres días a una fiesta los euros no se los pueden inventar como las cifras de turistas y ahí la caja no da. El Museo Provincial, sin embargo, nunca ha cobrado y siempre fue más visitado a pesar de no “darle valor”.

En esta sociedad asquerosa que tenemos montada entre todos el mensaje es que solo lo que tiene dinero de por medio es “valioso”, pero eso es una realidad virtual que crean quienes pretenden convertir todo en un mercadeo económico, lo que choca más en entidades como la Iglesia cuyo contenido se supone más espiritual que material, por mucho que haya de mantenerse en la práctica.

El problema es que se usa la ley del embudo, y el argumento solo vale cuando interesa. Por ejemplo, si yo les doy la razón para que cobren entrada en ciertos lugares, entiendo que la consecuencia lógica es que pasa de ser un bien común a una actividad económica, y que como tal se ha de sostener por sí misma y pagar todos sus impuestos como los demás negocios. Por lo tanto, retiremos las subvenciones, el mantenimiento, las exenciones impositivas y las ayudas y dejemos que el Mercado decida si el tema es rentable o no y, por lo tanto, juzgue el éxito de esa “puesta en valor”.

Sostenemos muchos monumentos con nuestros impuestos, por lo que el que se nos cobre otra vez por verlos es un “copago” o un “repago” que enerva a todo el mundo cuando hablamos de educación o sanidad, pero no si se trata de patrimonio o cultura, lo que francamente dice poco de nuestra visión global.

martes, 20 de agosto de 2019

Expulsados de la Catedral

La Catedral de Rochester ha sido equipada con un minigolf. Otras tienen toboganes.
Ya puestos a convertir el asunto en un negocio turístico, hacerlo bien.
En nuestra Catedral se ha implantado el pago por acceder al templo, y ya hay ciertas protestas por la gestión del asunto. Desde el hecho de que los cascos que te prestan no son desechables, lo que genera dudas sobre la limpieza y salubridad de los mismos, hasta la indiscutible carencia de personal para atender las instalaciones.

Pero todo esto es relativamente secundario a pesar de las graves consecuencias para algunas personas. Aquí, viendo el tema en perspectiva, se trata de algo más grande: ¿se debe cobrar por entrar en una Catedral? Santiago ya ha dicho rotundamente que no, y no es que esa diócesis le tenga alergia a los ingresos económicos como ha demostrado reiteradamente, sino que es una línea que no están dispuestos a cruzar. En Lugo es algo que incluso podría ser conflictivo desde el punto de vista del derecho canónico dadas las características de nuestra Seo. No podemos olvidar la Exposición Permanente del Santísimo, un privilegio recientemente renovado por el Papa Francisco y que hace que en realidad se esté cobrando entrada por ver a Dios, cosa que no parece demasiado adecuada desde la perspectiva de la fe.

En este tema todos tenemos cierta responsabilidad conjunta como sociedad. La Catedral necesita mantenerse, y para ello se hicieron campañas como la de las visitas a los tejados o la renovación del Museo Diocesano, unas magníficas instalaciones que debimos haber promocionado entre todos para garantizar una sostenibilidad para el conjunto. No lo hicimos, y ahora han tomado esta decisión.

Convertir la Catedral en un parque temático no parece que sea la solución. Los creyentes se sienten expulsados de su templo y sienten que ya no es “su Catedral” sino una atracción turística. Quizá deberíamos sentarnos todos a hablar y ver fórmulas alternativas.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 20 de Agosto de 2019

lunes, 19 de agosto de 2019

Bendito móvil (hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad)


Sí, hay dependencia del móvil, pero la culpa es nuestra.
Cada vez detecto una mayor tendencia a demonizar la tecnología. Lo de la “esclavitud del móvil” es una realidad, pero quizá no se trate tanto del medio sino del uso que hacemos de él. A mí también me pone nervioso ver en los conciertos a la gente mirando a la pantalla de su móvil en vez de al escenario, pero eso es como el que usa el coche para hacer carreras por la Ronda de la Muralla (ya saben de qué hablo), el problema no es la herramienta sino su forma de utilizarla.

Este fin de semana, por motivos familiares, tuve que ir a Madrid el sábado y volver a Lugo el domingo, y ahí es cuando te das cuenta de lo mucho que hemos evolucionado con la tecnología en ciertas cosas.

Estaba en Foz el sábado por la mañana cuando supe que tenía que irme y no quería llevar el coche salvo para el trayecto Foz-Lugo porque era una paliza de conducir así que recurrí al móvil para ver qué posibilidades tenía.

Para el viaje de ida ya no había autobuses ni trenes (salvo el tren nocturno, por el que te cobran más que ir y volver en el ALSA y encima vas en litera compartiendo compartimento con desconocidos) así que recurrí al Blablacar, una aplicación que solo había usado como conductor. Vencida la resistencia que produce eso de meterte en un coche que guía un desconocido (a lo que ayudan los comentarios de otros usuarios, por lo que es siempre interesante dejar una opinión en estas cosas para los demás) la verdad es que es una forma cómoda de viajar.

Blablacar, una forma de compartir coche de forma sencilla y rápida. Fíjense en los comentarios siempre... eso ayuda.

Tras dormir en Madrid (lo que también solventé mediante el móvil), está el tema de cómo desplazarse en la capital del reino. Tiene un sistema de transporte público maravilloso, probablemente de los mejores del mundo, pero reconozco que yo me entiendo mejor con el Metro que con los autobuses urbanos de allí porque me resulta más sencillo… y a donde iba no había Metro. De nuevo la tecnología corrió en mi ayuda. Me bajé una aplicación para alquilar motos eléctricas que hay por todas partes en la ciudad, y con el propio teléfono la desbloqueas, la coges y la dejas donde quieras. Funciona como el sistema de préstamo de las bicicletas de las que les hablé hace tiempo de Budapest (pero con la ventaja de que aquí no hay “bases” así que tienes más libertad de acción) o como los patinetes eléctricos esos que hay ahora en las grandes ciudades… una maravilla.

Te coges tu moto eléctrica, te vas a donde quieras, la dejas y te contabiliza el tiempo usado. En una moto de esas cruzar Madrid te lleva 20 minutos y te cobran 25 céntimos por minuto… más caro que el Metro, por supuesto, pero muchísimo más baratas que otras opciones como taxi o Uber y encima con la tranquilidad de ir disfrutando del trayecto por libre.

Las motos eléctricas, una forma comodísima de moverse por Madrid.
Además no tienes tantos problemas para aparcarlas como los coches que siguen el mismo sistema.

Una vez hice lo que tenía que hacer (a lo que fui, quiero decir) me volví en el autobús. Había reservado un billete para el de las 18:30, pero como acabé antes de lo que pensaba pude cambiarlo, también desde el móvil, para las 16:45 y a las once de la noche estaba en casa.

El bus, a día de hoy, sigue ofreciendo más alternativas y a mejor precio que el tren en Lugo.

La evolución técnica no es mala, malo puede ser el uso que hacemos de ella. Un amigo me pasó un artículo hace poco en que se habla de cómo “desintoxicarse” de la dependencia tecnológica y creo que contiene grandes verdades aunque no comparto la receta final. Habla, por ejemplo, de volver a usar las cámaras de carrete para centrarte en el momento de hacer cada foto. Tengo amigos que captan imágenes espectaculares, cuidadas y muy buenas con su móvil (de hecho mi marido hace unas fotos preciosas para las que yo no tengo paciencia) y no necesitan pensar que solo tienen 24 disparos. Es cuestión de centrarse.

Hoy se pueden hacer cosas desde el teléfono que hace unos años casi no solventábamos ni en persona, todo tiene sus ventajas, y como diría don Hilarión, “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Cámaras para multar pero no para proteger

Cámaras para multar, pero nuestros monumentos siguen sin protección.
Estos días nos encontramos con dos noticias que aparentemente no están conectadas pero que, si lo piensan un poco, sí tienen mucho que ver.

La primera es la de la nueva agresión sufrida por la Muralla Romana de Lugo, a la que unos vándalos le arrancaron unas cuantas piedras que, una vez más, acabaron tiradas en el paseo interior con la fortuna de que esta vez no se usaron para romper ningún cristal o que no le dio en la cabeza a nadie. La segunda es que el Ayuntamiento instalará cámaras para controlar los accesos de vehículos a la zona peatonal del casco histórico, sustituyendo el actual sistema de bolardos por ese de videovigilancia.

La pregunta que me hago es la siguiente: ¿por qué se puede plagar la zona histórica de Lugo de cámaras para sancionar a conductores que se metan por donde no deben (lo cual me parece fantástico, dicho sea de paso) pero no para proteger nuestro patrimonio? ¿Qué lógica tiene que sea sencillo y no haya problemas en poner a grabar a todo cuanto coche entra en la zona peatonal pero no se puedan instalar frente a la Muralla, la Catedral u otros elementos patrimoniales para disuadir a los gamberros de entretenerse destrozando nuestra Historia?

Es curioso el silencio de los que normalmente afirman que la presencia de dispositivos de grabación suponen una intolerable intromisión en nuestra intimidad, un razonamiento con el que no estoy de acuerdo ya que serán las fuerzas del orden las que vean la grabación si es que es necesario porque ocurre alguna barbaridad (lo de las piedras de la Muralla o el derribo de la estatua de San Vicente de la Plaza del Campo) y al menos se podría encontrar a los culpables… pero no se pondrán para eso, sino para recaudar por multas y nadie dice ni pío.

No me gustan las cámaras, pero las considero un mal menor dadas las circunstancias, y desde luego lo que es obvio es que si se pueden usar para sancionar, también se pueden usar (con más motivo) para proteger.

martes, 13 de agosto de 2019

Respaldemos al personal de enfermería

Protestas de enfermería - Foto: La Voz de Galicia
Las protestas del personal de enfermería del SERGAS son noticia en Galicia, como es evidente, pero no son nada nuevo en el panorama nacional. En Andalucía, Cataluña, Valencia e incluso en el País Vasco, donde parece que atan a los perros con longanizas, se han producido protestas similares por motivos parecidos. En todos ellos se ve una generalizada oposición a la forma de gestionar la sanidad por parte de gobiernos de diferentes partidos políticos con lo que parece que el mal no está tanto enraizado a unas siglas como a una situación administrativa caótica derivada de la tendencia de la administración a ser permisiva con los abusos… que ella misma comete, claro está.

Todos los partidos dan las mismas respuestas: “atenderemos el servicio”, “reforzaremos las plantillas”, “destinaremos más medios”… bla, bla bla… todos en futuro, ninguno en presente, y todos se desentienden de la patata caliente que supone en realidad este tema, cuya importancia es difícil magnificar porque ya es enormemente grave de por sí. 

Para empezar, tengo que decir que me parece inaudito que una persona que tiene pocos años de profesión pueda acumular cientos de contratos, y esto es literal. El ejemplo más conocido, por su popularidad, es el de Héctor Castiñeira (el creador de la archiconocida “enfermera saturada”), que con 14 años de profesión firmó más de 600 contratos. Algunos gastan resmas de papel en imprimir sus vidas laborales, que si a una persona “normal” le ocupan un par de folios, a esta buena gente le cubre hojas y más hojas de vergonzosos contratos de un día o hasta unas horas de duración.

Y lo que es peor, las personas de este mundillo te cuentan que les llaman de un día para otro e incluso de la mañana para la tarde, con lo que cualquier tipo de planificación de vida que puedas pretender tener se va al garete porque no atender la llamada de “las listas” te supone penalizaciones que hacen peligrar tu futuro laboral. Pónganse en situación, no hablamos solamente de poder pagar una hipoteca con cierta tranquilidad, sino de cosas más de andar por casa como ir a un cumpleaños, cogerte vacaciones o pasarte un fin de semana con unos amigos. Todo está subyugado a la llamada que no puedes ignorar. Y así durante los doce años que te puedes tirar (si no más) en esa situación hasta que consigues plaza fija, si es que tienes suerte.

¿Qué clase de país puede consentir que la administración pública tenga esclavizado de esa manera a un colectivo de personas? ¿Dónde están la seguridad laboral, la conciliación familiar, la dignidad del trabajador e incluso el más elemental sentido común? ¿Qué le pasaría a una empresa que pretendiera hacer semejante salvajada con las vidas y horarios de sus empleados? A esto último es a lo único que puedo responder con seguridad: les caería una multa de órdago, y bien merecida la tendrían.

El colectivo sanitario no ha de ser mejor tratado que otros a pesar de su vital importancia, ya que todas las profesiones son probablemente necesarias (bueno, de algunos “profesionales” que se ven en la tele berreándose groserías unos a otros podríamos prescindir) y es muy complejo poner escalas… pero por lo mismo tampoco ha de ser peor tratado. No comprendo cómo se consiente que la todopoderosa administración pueda hacer la vida imposible a miles de trabajadores sin que los demás mostremos la más mínima empatía…

No tengo la fórmula, y al ser un mal tan extendido supongo que las soluciones simplonas no serán efectivas, pero al menos creo importante que todos lo tengamos en cuenta. Piénsenlo cuando vayan a urgencias o a cualquier consulta médica y, por lo menos, ofrezcan a quienes les estén atendiendo una sonrisa. No cuesta nada y que al menos quienes viven pendientes del teléfono para saber si trabajarán mañana se sientan respaldados por todos. Es lo mínimo.

lunes, 12 de agosto de 2019

Las (inútiles) ventanas arqueológicas de Lugo

Las ventanas arqueológicas de Lugo no permiten ver nada... ¿alguien ha calculado cuánto se ha gastado en hacerlas y sus continuas reformas que no han logrado absolutamente nada?

Con lluvia la condensación las llena de agua, con sequía se ven opacas, con luz no se ve nada y a oscuras tampoco. Las ventanas arqueológicas son un absoluto y rotundo fracaso en Lugo y desde que se pusieron hace más de una década sólo han generado gastos, molestias y no han cumplido jamás su función.

Las más grandes, que son la del acueducto romano que está frente a la Diputación y la de la “piscina” romana junto a la Catedral (lo de “piscina” lo pongo entrecomillado porque no me creo que sea tal cosa) son las más salvables porque de vez en cuando se ve algo. Sobre todo la segunda, la de la Plaza Santa María, es la que más habitualmente merece el nombre de ventana arqueológica, ya que es la mejor iluminada, la que no suele parecer un jardín botánico y la que deja ver algo con claridad. El resto hay que reformarlas o, llegado el caso extremo, taparlas porque no sirven para nada salvo para decepcionar a turistas que llegan y se encuentran con un cristal opaco o una selva subterránea que no les permite ver gran cosa.

El cristal que hay en las de Doctor Castro, sin ir más lejos, tiene una trama que evita resbalones… pero que evita también que se vea lo que hay debajo y hace que pierdan toda utilidad. La de la Ruanova, la que está junto a la puerta de la Muralla, es un caso extremo porque además tiene un ventilador funcionando que vuelve loco al más pintado con un zumbido continuado que no tiene la más mínima lógica y que me recuerda a las bombas de achique del MIHL, las que están sacando agua continuamente porque la obra está mal diseñada. Así se hacen las cosas en este Lugo que presume de “modernidad” mientras comete disparates insostenibles.

Me pregunto si no sería más lógico hacer una ventana elevada, es decir, que en lugar de estar a ras de suelo fuera una estructura más alta, con un cristal transparente de verdad e inclinado para evitar la acumulación de agua. Sería un “estorbo” porque no se podría pisar como ahora, pero al menos cumpliría una auténtica función cultural y arqueológica que las actuales no cubren casi nunca (por no decir nunca). Con esa estructura se podría poner una iluminación adecuada, se vería claramente lo que está abajo e incluso se podría hacer de forma que se proteja del sol, porque si les soy sincero no tengo muy claro que sea bueno tener mosaicos de veinte siglos alegremente expuestos a la luz solar continuada. Habría que ver eso.

En fin, que tras muchos años de esperar a que se solucione ese asunto veo que nadie se molesta en poner sobre la mesa las claras deficiencias de estas ventanas. ¿A qué esperamos para trabajar en estos temas?


En sus peores momentos, estas ventanas son jardines subterráneos.

En las mejores condiciones tampoco se ve nada...


viernes, 9 de agosto de 2019

Con los conciertos de las fiestas se nos ha ido la cabeza definitivamente

Las 100 o 200 personas que aguantaron esto son auténticos sufridores, pero no tanto como los que estaban en cama intentando no arrancarse las orejas. 

Los conciertos son probablemente el atractivo más grande de cualquier fiesta de ciudad, pueblo, barrio o lo que sea. Cuanto más ambicioso es el programa de actos mejores son las actuaciones y se mide el éxito de la cita por la fama de los protagonistas de su cartel.

Sin embargo hace ya algún tiempo que en algunos lugares se ha perdido el rumbo, la proporcionalidad y todo sentido de la medida.

Para actuar ante unos cientos de personas las orquestas de las fiestas llevan equipos de música más potentes que los que Elton John usa para dar conciertos en el Santiago Bernabeu y esto hace que un puñado de personas bailando alteren los nervios y el sueño de los miles que están intentando ignorar los ritmos machacones y los bajos a toda pastilla que hacen temblar las ventanas.

Esta noche en Foz una orquesta llamada "Furia Joven" perpetró el asesinato a sangre fría de algunas preciosas canciones que fueron transformadas sin piedad en un chunda chunda machacón y vulgar hasta la náusea. Pero más allá del espantoso concierto, que será cuestión de gustos aunque desafinaron más que borrachos en el karaoke de una despedida de soltero, se trata de los decibelios usados para difundir su crimen musical. 

Yo mismo he firmado solicitudes para conciertos, pero con un volumen y un contenido bastante más amable y compatible con el descanso. Todo tiene una medida.

Es aceptable que de vez en cuando haya algún atractivo que anime una zona pero no es asumible destrozar los nervios y poner a prueba la paciencia de toda una ciudad porque en algún momento estas desgraciadas actuaciones decidieron que más volumen era sinónimo de más calidad. Para nada.

Espero que en algún momento los responsables, por llamarlos de alguna manera, de estos atentados a la tranquilidad (que altera a todos por igual, niños, bebés, ancianos, trabajadores que han de madrugar, enfermos...) se den cuenta de que ese no es el camino. 

Y para muestra miren lo que hace Serrat con una puñetera guitarra. 

jueves, 8 de agosto de 2019

¿Puede un semáforo en una zona peatonal ser apropiado?

Puerta del Carmen, donde se añadirá un semáforo para regular la salida del tráfico (actualmente prohibida).
Foto: La Voz de Galicia
Aunque pueda parecer un contrasentido poner un semáforo en una zona peatonal, el que el Ayuntamiento va a instalar en la Tinería tiene toda la lógica del mundo. Evita un grave problema de tráfico ya que sin ese dispositivo no se puede permitir la salida de vehículos por la Puerta del Carmen o Puerta Miñá y eso es un requisito básico para evitar el absurdo rodeo que tienen que dar actualmente los coches.

Verán, los que aparcan en el Pazo de la Maza (que son bastantes) y otros garajes de la zona actualmente tienen que hacer una curva antinatural para girar desde la calle Tinería hacia la Rúanova y, tras recorrer media zona peatonal, desembocar en Montevideo, lo que es una estupidez de recorrido que no tiene sentido porque en ese tramo de la Ruanova no hay ni un solo garaje, así que no tiene justificación que pase coche alguno.

El problema del casco histórico de Lugo no es que esté muy peatonalizado, es que está mal peatonalizado e incluso algunas calles que estaban vedadas al tráfico ahora se han abierto alegremente (caso de San Marcos, que clama venganza divina).

El BNG ha acertado plenamente en esta medida, aunque quede feo que lo diga yo porque Lugo Monumental, la entidad que tengo el honor de presidir, propuso eso hace ya unos años sin que hasta el momento haya habido resultado alguno. Es un primer paso en la buena dirección para lograr la tan necesaria reorganización del tráfico del casco histórico.

Eso sí, esperemos que el diseño del semáforo sea acorde al entorno, claro está, y que no nos metan uno “normal”. Hay cientos de ejemplos de señales luminosas agradablemente integradas en elementos históricos que hacen su función de maravilla y no suponen el consabido puñetazo estético en el ojo. No quiero ser agorero, pero visto lo que han hecho con San Marcos, el Cantiño o en otros sitios emblemáticos de Lugo tampoco creo que esté de más la precaución.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Competencias impropias



Es poco entendible el sostenimiento de criterios opuestos por dos administraciones locales tan cercanas como Diputación y Ayuntamiento. Si además, esas instituciones están regidas por los mismos partidos (en este caso PSOE y BNG) el grado de incomprensión aumenta exponencialmente porque no parece tener el más mínimo sentido que lo que se usa como argumento en una para hacer una cosa se utilice en la otra para lo contrario.

El gobierno bipartito de la Diputación pretende endilgarle a la Xunta las residencias de ancianos que construyó porque le salió de las narices (casualmente ninguna en ayuntamientos gobernados por los populares), sin coordinarse primero con nadie ni tener en cuenta más criterio que el propio. Ahora ven que una cosa es construir y otra mantener y utilizan la carta de las “competencias impropias”.

Tienen razón en eso, claro que es competencia autonómica la política social, pero también lo era cuando se pusieron a sacar concursos de edificios como si fueran champiñones y ahora no saben cómo gestionarlos, porque entre otras cosas, no es lo suyo.

En el Ayuntamiento el criterio de las “competencias impropias” se saca precisamente para lo contrario, para presumir de lo mucho que se gasta en temas que no son de índole municipal como puedan ser los programas de empleo o las políticas sociales, lo que es muy llamativo porque están reconociendo que gastan dinero municipal en cosas que no les competen, mientras que otras que sí son de su incumbencia están como están. Difícil de entender.

Recuerdo que en tiempos desde el Ayuntamiento se criticaba al ministerio de Fomento (cuando estaba en manos de “los otros”, claro) por no hacer cosas como la pasarela sobre la Nacional VI. Hoy por supuesto se asumen esas competencias “impropias” con la mayor naturalidad porque no se puede atacar a los de casa. Ya tú sabes.

En fin, que lo de las competencias impropias es un tema al que deberían dedicarle más tiempo, e incluso una ley que prohíba a unas administraciones meterse en terreno ajeno porque realmente no tiene sentido ninguno. Que cada cual haga su función y que la ciudadanía tenga claro a quién responsabilizar si no funcionan.

martes, 6 de agosto de 2019

La terraza de la vieja cárcel se deteriora... y eso que no dejan a nadie pisarla

De esos cuatro elementos señalizados solo uno es "útil". El Auditorio no está abierto más que cuando hay actos, y no se permite el acceso al público ni a la cafetería ni a la terraza.
La vieja cárcel es probablemente uno de los mejores espacios culturales, si no el mejor, con los que cuenta Lugo en este momento. Sin embargo está claramente infrautilizada en conjunto y a pesar de que actualmente hay un par de exposiciones (que no ocupan el espacio completo ni de lejos) se sigue viendo como un cascarón sin demasiado contenido, más allá del infantil revanchismo que supura por todos sus poros al ver que se intenta colocar al visitante la idea de que es una cárcel franquista, cuando fue construida en el siglo XIX. Es decir, que sí que fue una cárcel franquista, pero también republicana, cosa que se oculta como si en esa época fuera un hospital para menesterosos.

En el nuevo gobierno bipartito municipal las tareas de Cultura las ha asumido el BNG, así que imagino que después del verano le darán un nuevo empuje al edificio y, si hay suerte, incluso puede que asuman aquella vieja y hermosa propuesta de ceder celdas a los artistas locales para que trabajen allí a cambio de que se permita al público ver cómo pintan, esculpen o lo que hagan en ese espacio. Además podrían usar la zonas comunes como áreas de exposición y venta de sus obras, que de eso se trata también.

Pero hoy no les voy a hablar de la parte cultural de la vieja cárcel, sino de la más prosaica, la de la cafetería. Estuve hace unos días por allí enseñándole el edificio a un amigo y me encontré con algunas curiosidades que les quería comentar.

Como ya sabrán, ese espacio lleva ahí cerrado y muerto del asco casi dos años y medio desde que se abrió el edificio, que ya es decir. Se intentó endilgar a un empresario incauto, por un canon de 2.000 euros al mes. Se nota que quienes diseñaron el concurso saben de hostelería lo mismo que de finanzas, porque eso es insostenible, y no tanto por el importe del contrato (que se rebajó en el último intento a 1.200 euros y siguió quedando desierto) sino por las disparatadas condiciones que se exigen al concesionario.

Por ejemplo, se le obliga a abrir todos los días del año (se ve que el tema de la conciliación y el descanso al Ayuntamiento le importa un cuerno) de ocho de la mañana a doce de la noche. Es curioso que el edificio abre a las 11, así que ya me dirán quién va a ir esas tres horas tan temprano a tomarse el café con leche a ese lugar. Por la tarde cierra a las 20:30 o a las 22:30, dependiendo del día, y volvemos a encontrarnos con la misma situación, ya que te tiras allí hasta las 12 de la noche mirando al aire.

La Administración debería dedicarse a lo que su nombre indica: administrar, y dejar los negocios para los que saben. Poner horarios y calendarios insostenibles a los concesionarios de los contratos lo único que logra es que nadie acuda al concurso, a menos por supuesto que sepan (como ocurre de vez en cuando) que nadie les va a hacer cumplir lo que pone en el papel.

La cafetería es un espacio agradable, con unas vistas diferentes de la Muralla… pero tampoco es precisamente ni el lugar más accesible del mundo ni será el más concurrido así que pretender imponer unas condiciones basadas en los deseos de cuatro mentes pensantes encerradas en un despacho es una quimera que nos lleva a donde nos lleva, al vacío de la cafetería, con los consiguientes problemas que eso trae.

Puedes hacer una foto si pegas el móvil al cristal, pero bueno...

Es curioso que ya se está deteriorando la terraza que tiene allí fuera, a pesar de que no se permite el acceso a nadie (está señalizada la terraza, igual que la cafetería) pero el público se lleva un chasco cuando sube y le dicen que no puede entrar, sino solo mirar desde el cristal como si fuera un pez. Supongo que si la cafetería estuviera funcionando sancionarían al empresario diciendo que el suelo se levantó por su culpa, pero ya ven, a ver a quién le reclaman ahora (supongo que habrá garantía, ¿no?). 

El suelo de la terraza, esa que no dejan pisar a nadie, ya se está levantando. Eso sí son obras bien hechas, sí señor.

Dos años y medio desde que se abrió la cárcel y la cafetería sigue vacía. Y lo que te rondaré, morena.

lunes, 5 de agosto de 2019

Cacabelos, algo que pulir y algo de lo que aprender

Personalmente lo que más me ha gustado es lo bien que aprovechan el río 

El sábado acudimos a una fiesta en Cacabelos unos cuantos lucenses de varias asociaciones de Arde Lucus (Trebas, Pretorianos y Senado) invitados por Ludus Bergidum Flavium.

Los compañeros de esa asociación hacen una fiesta desde hace diez años que comenzó como una sencilla tarde de ocio junto al río y poco a poco va creciendo, sin que podamos saber hasta dónde puede llegar. Sólo hay que recordar que el Arde Lucus comenzó gracias a la iniciativa de unos poquitos hosteleros que simplemente querían animar la noche de San Juan.

Les queda pulir alguna cosa, igual que nos pasaba a los lucenses con el Arde Lucus en su décimo aniversario y nos sigue pasando hoy día en su 18º cumpleaños. Este tipo de actividades siempre tienen espacio para la mejora y nunca acaba la tarea de avanzar.

Pero también es cierto que pueden enseñar. De Cacabelos me traigo una lección aprendida sobre la importancia que tiene la voluntad de un grupo de gente que pelea contra viento y marea sin apoyo institucional de ninguna clase. Ellos montan todo, organizan todo y lo trabajan todo, siguiendo el mejor espíritu de esfuerzo que se supone que caracteriza a cualquier asociación.

Ha sido un placer acudir a Cacabelos y confío en que el año próximo podamos repetir.

viernes, 2 de agosto de 2019

Pedir prestado lo que ya tienes


Es raro no usar esta caseta teniéndola vacía y tirada a la intemperie, ¿no creen?
Les hablaba el otro día del acierto que el Ayuntamiento ha tenido poniendo una oficina de información turística en la Plaza de España, una de las ubicaciones más lógicas, evidentes y previsibles en cualquier ciudad mínimamente normal. Cuando publiqué el artículo tuve alguna crítica en que se me achacaba que era demasiado blando con el Ayuntamiento (para una vez que hablo bien…) y se calificaba de “cutre” la caseta informativa.

Es cierto que tenía algunas carencias como la falta de señalización (creo que eso está subsanado, pasé ayer y me pareció ver un cartel pero no se lo garantizo) y que la caseta no es la más bonita del mundo, eso es cierto. Por lo visto es un préstamo de una asociación del Arde Lucus, y uno recurre a esas cosas cuando no tiene medios propios o los que tiene son peores que los que le prestan… pero no siempre por lo que se ve.

El Ayuntamiento tiene una caseta, que ha utilizado ocasionalmente como taquilla, y que se “guarda” (por decir algo, porque está a la intemperie) en los terrenos de la antigua Frigsa. Está allí, a la buena de Dios, cerca de donde también se “guarda” el quiosco que estaba en la Plaza de la Milagrosa y que sigue acumulando polvo y óxido.

Me cuesta comprender por qué no se ha reciclado esa caseta. Una mano de pintura, un par de cartelitos, y tienes ahí una magnífica instalación para poner donde siempre. ¿Por qué se ha optado por otra fórmula? Pues lo ignoro, quizá porque les ha parecido más estética, más enxebre o más cómoda, pero es curioso que nadie haya dicho una palabra sobre la taquilla que está muerta del asco en Frigsa.

jueves, 1 de agosto de 2019

Los autónomos no son ladrones, son héroes



La mal disimulada acusación que los técnicos de Hacienda han hecho sobre los autónomos es un insulto intolerable. Claro que habrá chorizos y defraudadores entre los autónomos, igual que entre empleados, funcionarios, políticos o cualquier otro sector, pero generalizar de esa forma es una indignidad que no puede quedar sin respuesta. No porque vayan a leer este artículo en el Consejo de Ministros, sino porque nuestros convecinos de Lugo han de conocer la dura lucha que supone mantener un pequeño negocio a flote a día de hoy.

Lo primero que tenemos que entender es que para tener un beneficio neto de 1000 euros al mes, un autónomo tiene que facturar entre 1.400 y 1.900 euros solo para pagar los impuestos. A eso hay que sumar los gastos de sostenimiento del negocio si necesita un local, que le genera los correspondientes costes de alquiler, luz, agua y demás, es decir, que hablamos solo de IVA e IRPF. Ya si tiene empleados ni les cuento.

Ser autónomo hoy día o tener un negocio local entra en la categoría de heroísmo, y normalmente no es solo por la dura competencia de las grandes plataformas de Internet, que son el monstruo que ha sustituido a los centros comerciales en las pesadillas del pequeño comercio, sino por la Administración. La burocracia es un agujero negro que digiere todos los recursos que puede, y encima para malgastar una parte importantísima de los mismos en patochadas como trasladar una estación de autobuses a un sitio peor ubicado, en construir un barrio nuevo en una ciudad con 12.000 viviendas vacías o en poner aeropuertos donde no hacen falta.

Cualquiera que tenga una inquietud emprendedora ve que es mucho más preocupante la parte que atañe a la administración que el propio hecho de atraer clientes, y eso es terrible porque la consecuencia es desanimar a las nuevas generaciones a montar sus negocios. Es más cómodo y menos problemático depender de otros o incluso intentar vivir de ayudas públicas que enfrentarse a la maraña burocrática que parece diseñada para poner zancadillas a quienes generan riqueza.

Otros países tienen cuotas flexibles o incluso carecen de ellas y cobran sus impuestos de los ingresos obtenidos, que es lo lógico. Ese es el camino, y no acusar de ladrones a quienes cobran menos que sus empleados porque sus cuentas no les dan para más, mediante una indigna e inaceptable denuncia basada en la ignorancia, los prejuicios y la más absoluta falta de empatía hacia quienes, no lo olviden, pagan sus salarios.