jueves, 22 de agosto de 2019

¿Por qué hay tantos locales vacíos en el centro?


Veo últimamente bastante pesimismo respecto al casco histórico desde que cerraron un par de tiendas del imperio Inditex, e incluso una amiga ayer me hablaba de la amenaza de que Lugo se convierta en un fantasma, como lamentablemente le ha pasado a Ferrol.

Lo primero que hay que decir es que no estoy tan seguro de que eso sea así. Vale, han cerrado Pull & Bear y Oysho, dos de esas locomotoras a las que la gente acude en las ciudades como polillas a un foco en verano, pero han abierto otras iniciativas en estos meses en el centro. Se han instalado en la zona “Mi madre no me deja”, una preciosa tienda de artesanía en cerámica que llevaba tiempo operando en Internet, Alfredo Bongianni, el magnífico fotógrafo que tenía su estudio en la Milagrosa y que ahora se muda al casco histórico, una franquicia de fundas para móvil que ha abierto en la calle de la Reina, están a punto de abrir una nueva oficina de REPSOL en la plaza de la Soledad o contamos con un nuevo puesto de corte de jamón que se puso donde estaba Tobarix… Hasta creo que han vendido la casa de la librería Souto, porque al menos ya no tiene el cartel que anunciaba su disponibilidad.

Son iniciativas comerciales y empresariales, en varios casos de autónomos o pequeños empresarios valientes y decididos que apuestan por el casco histórico y que no necesitan que se les subvencione o que se les oxigene, sino simplemente que no les toquen las narices más de lo estrictamente necesario, una fea costumbre de la administración, que por cierto es bastante selectiva en cuanto a quién le remite sus exigencias.

Quedan locales vacíos, claro que sí, como en todas partes. Algunos creo que es porque no publicitan convenientemente el precio que piden de alquiler. Por ejemplo, en la calle Progreso sé de un magnífico local que es pequeño pero muy visible y que está acondicionado que alquilan por cuatrocientos y pico euros al mes… pero como no tiene el cartel con el precio nadie llama ni siquiera para preguntar, porque todos dan por sentado que les van a pedir mil quinientos o más.

El gran problema del casco histórico es que algunos propietarios pretenden vivir de rentas y cobrar unas cifras mareantes por bajos que en muchos casos están en estado ruinoso. Creen que les va a venir Amancio Ortega a dar 10.000 euros al mes y que se va a encargar de la reforma sin que a ellos les afecte y lo que no entienden es que con su actitud cicatera lo único que están logrando es tener el local vacío y provocar un efecto contagio que hace un daño tremendo a la zona. Puedo entender que la tentación de pedir mucho está ahí, sobre todo si te dicen las burradas que se pagaban (en pasado) en ciertos lugares por bajos en estado discutible, pero eso debería durar poco al ver que no se alquila. No sé, yo preferiría alquilar en 600 que no alquilar en 2000. 

También es cierto que la administración no ayuda. Las exigencias, algunas de ellas totalmente irracionales, del PEPRI del casco histórico espantan a la gente, que se va a zonas donde les tocan menos las narices con tonterías (no todo lo que dice el documento lo son, pero tiene unas cuantas) y, por supuesto, la amenaza de que al hacer la reforma te paren la obra durante cinco años porque aparece un vaso de los años 50 está ahí, y encima pagas tú el pato porque la administración, muy cuca ella, pone en la norma que tú te haces cargo de la excavación pero lo que aparezca es para ella, algo insostenible. Ya si hablamos de los plazos para otorgar licencias podríamos meternos a hacer capítulos y versículos, como en la Biblia, de lo que se tarda. De la Plaza de Abastos ya ni les cuento, porque llevamos más de cinco años (que se dice pronto) esperando a que saquen a concurso los locales que tienen allí muertos del asco y que encima tienen aspirantes a los que no se permite acceder...

El casco histórico tiene tirón, es indiscutible. Montar un negocio dentro del entorno de la Muralla es un objetivo de mucha gente, pero hay problemas que no se afrontan. Salen los gestores municipales en los periódicos a rasgarse las vestiduras porque Inditex echa el cierre a dos franquicias pero no los veo preocupados por los pequeños negocios, que son los que pagan sus impuestos en Lugo y generan riqueza local. Quizá deberían revisar sus prioridades.

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