miércoles, 28 de agosto de 2019

Cuidado con quien te ''influencia''


La verdad es que cada vez veo más la tele “normal”. Desde que aparecieron las plataformas de Netflix y demás, en que puedes elegir lo que quieres ver y cuándo, es raro que siquiera repase las cadenas abiertas salvo para ver los informativos de la mañana y de mediodía.

Sin embargo hay días en que nos da la venada y echamos un vistazo a lo que ofrecen los canales tradicionales y en esos casos a veces te enganchas con alguna tontería. Es el caso del programa de “Ven a cenar conmigo”, un concurso de Cuatro Televisión en que varias personas compiten para ver quién es el que da una mejor cena en su casa. Miren que no me gustan nada esos “falsos reality”, en que es todo más enlatado que el bonito de las ensaladas, pero reconozco que las veces que me coincide este programa nos engancha.

Además, hay una edición “gourmet” que tiene gente conocida, y la primera vez que nos coincidió estuvimos a carcajada limpia con Loles León, que alteraba a todo el mundo con su desparpajo pero con la que es imposible no pasar un buen rato.

Pero hoy les voy a hablar del programa de ayer. Hasta las dos y pico de la mañana nos tuvo enchufados a la tele, y escribo esto mientras termina el tercero de los que ponen en cadena y que te deja pegado a la pantalla. El anfitrión era Francisco, el cantante, y los invitados eran Rosa (la de Operación Triunfo), Raquel Mosquera (de las revistas del corazón), Laura Matamoros (por lo visto es conocida, yo ni idea) y un tal Aless que por lo visto es “influencer”, profesión para la que por lo visto no se pide nada más que tener más cara que espalda y que no te importe que se cachondeen de ti.

Lo que más me preocupa de todo es el contraste que las edades reflejan sobre muchísimas cosas: la educación, las formas y, sobre todo, la cultura. Que Rosa sugiriese que el Presidente de los Estados Unidos es Amancio Ortega es casi tan ridículo como que el tal Aless, que “crea tendencia”, “opinión” y que supuestamente se dedica al mundo de la música, preguntase al ver una foto “¿quién es Montserrat Caballé?”.

No les voy a decir que para infuir haya que tener un título universitario, que hoy en día ni siquiera garantiza que el que lo posee escriba correctamente tres frases y no meta faltas de ortografía de las que te hacen sangrar los ojos (la que más me ha molestado siempre es la de “haber si nos vemos”, por la falta de comprensión que supone), pero que un iletrado de tal calibre sea seguido por miles de personas es digno de estudio.

Hacer gala de la ignorancia ahora resulta que es “guay” y que la cultura es una cosa carca y antigua, como si Google fuera suficiente y los conocimientos no tuvieran mayor trascendencia que la de quedar bien jugando al Trivial. Es terrible.

Luego nos extrañamos de que quien se espeta a toda leche con el coche en la Ronda de la Muralla presuma, y que la gente le ría las gracias, y que surjan como hongos los personajes extravagantes que solo quieren un minuto de gloria sin más fondo que el de un plato, y ni siquiera uno sopero.

Pero bueno, consiguen su fama. De hecho aquí me tienen, hablando de esta gente.

País...

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