viernes, 31 de julio de 2020

Una playa fluvial pública en la fábrica de la luz


La Alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, anunció ayer en el Pleno que se abrirá a una consulta popular el futuro de la fábrica de la luz. También indicó que se había recurrido la sentencia que condena al Ayuntamiento a indemnizar a la concesionaria del concurso/chollo que en su día hizo la administración local, y que nos costará unos dos millones de nuestros euros que, sumados a los que se gastaron en arreglar el edificio, no han servido para nada. Como prenderles fuego. Bueno, sí, han servido para empeorar la situación porque ahora hasta se ha perdido la concesión de la explotación eléctrica que desde el siglo XIX había en ese edificio. Recordemos que en 1999 Joaquín García Díez dejó el edificio nuevo gracias a una escuela taller de la Consellería de Familia, con Manuela López Besteiro a la cabeza en esa época, que lo rehabilitó y hasta las turbinas funcionaban perfectamente. Se dejó estropear, se gastó una millonada en arreglarlo y ahora estamos así...

Cuesta ser positivo, e incluso cuesta fiarse de estos anuncios. Que se nos diga que se va a pedir opinión a la gente suena a "vamos a dejar esto para otro día y como no tenemos muy claro cómo salir del atolladero proponemos la consulta popular que suena democrático y moderno y a ver quién es el guapo que se opone a preguntar al Pueblo". Más que nada porque ya nos suenan estas cosas. No hay más que recordar la ronda de consultas para mejorar el servicio de autobuses urbanos que se hizo allá por el 2016 y ya ven, cuatro años más tarde seguimos exactamente igual, pero sin marquesinas digitales que nos digan a qué hora viene el autobús (si es que viene).

Pero también es cierto que si la consulta es en serio puede ser una buena ocasión porque las instalaciones son estupendas para albergar casi cualquier cosa que se nos ocurra… si bien esto también puede ser un peligro. Las ocurrencias, quiero decir. Me temo que podrían caer en la tentación de aceptar alguna propuesta extravagante, bajo el título de “innovadora” cuando el sentido común limita bastante los usos de ese edificio. Por ejemplo, parece lógico que sea la sede de lo que durante tantos años llevamos esperando: la playa fluvial.

Teniendo ahí ese edificio, teniendo ahí un caneiro, teniendo ahí incluso una lengua de terreno en que se puede hacer un merendero, teniendo ahí el paseo del Miño, teniendo ahí aparcamientos… ¿alguien duda de que sería un magnífico lugar para eso? En el interior caben más que sobradamente las instalaciones propias de este tipo de lugares: una buena cafetería, duchas, incluso salas de aparatos de gimnasio que se podrían utilizar todo el año… No parece ni tan difícil de llevar a cabo ni tan disparatado utilizar un edificio que está en el Río Miño para el aprovechamiento del Río Miño por todos los lucenses.

Personalmente pienso proponer esto al ayuntamiento en cuanto nos digan qué canal hemos de utilizar, pero les confieso que temo seriamente que opten por hacer un museo de rabos de boina, un albergue para gusanos de seda sin hogar o cualquier otro disparate equiparable a de las bañeras colectivas (pomposamente llamadas “caldas”) que pretenden hacer en esas inmediaciones. Confiemos en que el “sentidiño” impere y que se maten dos pájaros de un tiro: el aprovechamiento del edificio y la dotación para Lugo de la playa fluvial pública que cualquier pueblo posee y nosotros seguimos esperando.

jueves, 30 de julio de 2020

Un ''Mini San Vicente'' (no quedaba otra)

El encendido de la fuente y el título de Daniel. Fotos: La Voz de Galicia.

Ayer fue 29 de Julio, día de Santa Marta, patrona de la hostelería y fecha en que se celebra normalmente el “Milagro” de San Vicente. Pero este año el coronavirus, que todo lo ha trastocado, también ha dado al traste con esta costumbre, que comenzó en 1969 y que desde 2014 se celebra todos los años de la mano de Lugo Monumental.

Pero no podíamos menos que mantener algo, una cita por pequeña que fuera, para hacer un homenaje a Daniel Romay, que es la persona a la que se ha entregado el reconocimiento a toda una vida dedicada a la hostelería, y también para llevar a cabo un pequeño recordatorio del San Vicente para que la cosa no quedara sin referencia alguna. Vamos por partes.

Empezando por el tema de Daniel, pocas personas merecen ese reconocimiento como él. Empezó a trabajar en los años 60, con tan solo 14 años, como aprendiz en el Verruga. Hoy sería algo totalmente ilegal pero eran otros tiempos y se veía como algo normal. Aprendió el oficio de la mano de mis abuelos así que la vinculación personal con Daniel es muy grande y de hecho si tenemos en cuenta que mi abuelo Cándido murió cuando yo tenía solamente 10 años es justo reconocer que Daniel lo conoció mucho más que yo, lo que no deja de darme una terrible envidia porque era un tipo realmente único.

Después Daniel se fue a hacer la mili (donde también ejerció tanto en el propio cuartel como en el Hotel Meliá Castilla) y al volver a Lugo regresó al Verruga, de donde salió a finales de los 70 para establecer su propio negocio, la Taberna Daniel, que hoy sigue ahí y que pasa a manos de su hijo Pablo.

Más de medio siglo de profesión, de una persona que además se molestó en formarse, y mucho. Hizo cursos de todo tipo, de cualquier contenido relacionado con la hostelería buscando siempre perfeccionarse en la profesión, y después empezó a darlos él mismo, colaborando así en la mejora de la preparación de las siguientes generaciones de hosteleros de Lugo.

Ahora se jubila y estoy seguro de que sabrá hacerlo. Les parecerá una tontería pero no es nada fácil dejar la bandeja en un negocio tan absorbente como el de la hostelería, y sobre todo si es uno que has montado tú mismo. Renunciar a todo y marcharse a una jubilación no es tan sencillo como parece, pero estoy seguro de que Daniel también seguirá en eso los pasos de mi abuela y mis padres y sabrá disfrutar de la vida de otra forma a partir de ahora.

Cuando en 2015 el Verruga echó el cierre alguien me dijo que Daniel estaba pensando en coger el local. Me hizo una ilusión tremenda, y me habría encantado que lo hiciera. Hasta estoy seguro de que habríamos permitido que continuase con el nombre porque no es una persona ajena, sino alguien que, a pesar de los años pasados, sigue siendo “de casa”. Lamentablemente no fue así, pero las cosas vienen como vienen, y les confieso que fue una decepción para mí saber que finalmente no salió adelante. Estoy seguro de que para Daniel también fue un chasco porque creo que para él habría sido un orgullo regentar el local donde empezó como aprendiz, un símbolo de su evolución basada en el duro, durísimo trabajo de tantos años. En cualquier caso tiene algo más importante: el cariño de los compañeros, el aprecio de sus fieles clientes y la recompensa de que Pablo siga con una tradición que seguro que estará ahí durante muchos, muchos años.

En cuanto al tema del “mini San Vicente”, les cuento que la fuente en miniatura la hizo mi padre. Toda la vida le han gustado las maquetas, aunque antes hacía barcos, pero hace un par de años se puso a hacer una reproducción a escala de la fuente de las ranas, la de la plaza de la Constitución, y cuando la terminó empezó a pensar en qué hacer a continuación. Nos dijo que proyectaba meterse con La Cibeles, pero ahí sí que le pedí directamente: “hombre, haznos el San Vicente”… y no lo pensó ni un segundo, se puso a ello.

Tras verse en un apuro para conseguir las medidas exactas (que le dio el arqueólogo del Ayuntamiento, Quique), se puso a ello y tras medio año de trabajo ahí la tienen, echando vino como la de verdad.

Les confieso que no pensamos en usar la fuente para esto. La idea original era que, si el Ayuntamiento se anima, la pudiéramos llevar a FITUR para promocionar el casco histórico y la fiesta del San Vicente en esa prestigiosa feria. Pero vino el coronavirus y nos fastidió el “Milagro” y como casualmente la terminó hace unas semanas coincidió todo tan bien que la utilizamos ayer para hacer ese recordatorio.

Así que gracias a mi padre tuvimos “mini Milagro”, y si todo va bien podremos difundirlo en las ferias y allá donde vayamos, porque hasta es fácil de transportar porque se desmonta. Está todo pensado (porque lo pensó él, a mí no se me habría pasado por la cabeza).

Termino dando también las gracias a la Alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, que nos dio más relumbrón ayer en estos modestos actos, a los concejales de los grupos municipales de Ciudadanos y el PP que también acudieron a la convocatoria, a todos los amigos que nos vinieron a acompañar, al Restaurante Campos por echarnos una mano con la intendencia y, por supuesto, a la APEC que, con su habitual generosidad desinteresada a través de su Fundación Lucus Augusti, nos ha prestado una parte de su local, y una magnífica ventana donde se puede ver la fuente hasta el domingo.

Veremos si podemos hacer el Milagro como debe ser más adelante, pero en todo caso seguro que en 2021 la fuente de San Vicente volverá a manar vino.

martes, 28 de julio de 2020

Comienzan los arreglos de las ventanas arqueológicas

Eso rojo no es un mosaico, es un vulgar cubo de plástico para recoger el agua, algo que era habitual y que espero que desaparezca.

Las ventanas arqueológicas de Lugo son una chapuza. Ninguna cumple adecuadamente su función. La de Santa María está siempre sucísima (y normalmente tiene algunos de los cristales de su perímetro rotos), la del acueducto de San Marcos tampoco se ve, la de la Ruanova lleva rota desde hace meses, y la de Doctor Castro tenía tales filtraciones que en vez de mosaicos normalmente veíamos plásticos negros y cubos de colores para recoger el agua. Vamos, todo un muestrario de lo que no deben ser los elementos que se instalaron, supuestamente, para enseñar orgullosos nuestro pasado.

Llama la atención que incluso cuando se avisa a las autoridades que se van a hacer grabaciones para promocionar la ciudad en esas ventanas la indiferencia sea la norma de la casa, y que ni se les ocurra algo tan sencillo como pasarles una fregona el día del rodaje, por aquello de que no den el asco que habitualmente dan.

La ventana de Ruanova lleva meses rota. Menos mal que debajo no hay nada que se estropee... demasiado

La de Doctor Castro jamás se ha visto bien. El cristal utilizado tiene que valer para poder andar por encima sin matarse, ya que es una zona de mucho tránsito peatonal, y eso es difícilmente compatible con la transparencia absoluta. Se optó por un cristal rugoso que siempre estaba o empañado o borroso así que sólo se veían las cosas (de aquella manera) por la noche y cuando encendían las luces, cosa poco habitual. Confiemos en que ahora se corrija.

La concejalía dirigida por Miguel Couto (y me atrevo a decir que bien dirigida), está cambiando los cristales de esas ventanas, las de la llamada popularmente calle de Las Dulcerías, aunque ya solo queda la confitería Ramón (donde compro yo las tartas de trufa de mis cumpleaños desde hace lustros). Confiemos en que las nuevas ventanas cumplan con su función y que se les haga un correcto mantenimiento. No quiero adelantar acontecimientos pero tengo el convencimiento de que los nuevos sí darán buen resultado porque Couto es una persona seria y rigurosa y me sorprendería que metiera la pata en algo tan notorio.

Le deseo que acierte, y confiemos también en que pronto se arregle la ventana de Ruanova, la que lleva rota desde el año pasado, y que se vayan corrigiendo estas cosas, importantes porque son imagen de la ciudad. Tal vez se tendría que haber afrontado esto antes del verano, que es cuando más visitantes tenemos pero bueno, este año es tan raro que es un pecado venial.

La ventana de Santa María está rota habitualmente. Quizá podría protegerse mejor...

lunes, 27 de julio de 2020

Cara y cruz en A Mariña

No, no es el Caribe, ni falta que hace. Es Foz.

Este fin de semana nos fuimos a la playa de Punta Corbeira con Ducki, ya que es una de las poquísimas que en la Mariña está habilitada para ir con el perro. Pasamos un día magnífico con unos amigos y terminamos quedándonos en Foz a dormir.

Les diré la verdad, teníamos ciertas reservas con el tema de hacer esa pequeña excursión porque nos daba algo de miedo que, al ser un puente tan importante (el sábado era el día del Apóstol y, por lo tanto festivo) en que incluso las personas que trabajan habitualmente el fin de semana se lo tomaron como libre, estuviera todo lleno de gente hasta la bandera. Pues no.

En la playa había hueco para aparcar, algo tan habitual como ver un delfín en el mar de Lugo (no es extraordinario pero sí es raro), y una vez abajo se estaba de maravilla. Gente, pero sin exagerar, todos a distancias más que respetables y guardando unas distancias extraordinariamente prudentes, que a menos de seis o siete metros no había nadie. Por la tarde en Foz había más gente sí, pero en general todos muy bien, con sus mascarillas y apartándose unos de otros por la calle.

Por supuesto siempre hay quien da la nota. En la Taberna, el local de referencia de Foz desde que empezamos a ir hace casi treinta años, estábamos sentados en una mesa tranquilamente y en la de al lado se nos puso una pandilla que no solo no guardaba distancia alguna, sino que encima bromeaba con el tema, y más porque uno de ellos era de Burela y venía a decir que “¡anda que os contagio a todos!, jajaja”. Una pandilla que estaría entre los 30 y los 40 años, con sus niños pequeños por allí tocando todo, sentándose a la mesa sin dejar que la limpiasen primero, dándose ostentosamente abrazos y besos… Vamos, todo lo contrario de lo que nos están recomendando machaconamente y que, por lo visto, no acaba de calar.

No me entiendan mal, todos cometemos imprudencias y el riesgo cero no existe. Llevamos desde marzo con esto y aquí el que más y el que menos ha dado un abrazo que no debía o un beso que puede ser un riesgo, no nos engañemos, pero una cosa es que cometas una breve imprudencia (que te tiras después dos semanas dándole a la cabeza) y otra muy diferente que te lo tomes a chirigota y estés poco menos que lamiendo las mesas de los bares.

Ayer venía en la prensa que un señor se murió por un abrazo de una nieta. La chica, de 20 años, fue a verlo antes de presentar síntomas, con toda su buena fe. Le dio un abrazo al señor, y hala, los dos al hospital. La chica estuvo ingresada en la UCI 10 u 11 días y cuando salió su abuelo ya había fallecido.

En un fin de semana he visto la cara y la cruz de la crisis en A Mariña. Bravo por los unos, muy mal por los otros. Esto no es una broma. Sean prudentes y no bajen la guardia.

viernes, 24 de julio de 2020

La Muralla volverá a oler a pizza

La Muralla con sus inquilinos, los vencejos

En esta época en que el buen tiempo hace que levantarse temprano dé menos pereza me gusta salir de casa a primera hora (bueno, tampoco es que me quede otra, que hay que ir a currar) porque el aire está más respirable y el ambiente es muy agradable. Y por los vencejos. De camino al trabajo me alegra la mañana verlos volar a toda velocidad, haciendo quiebros en el aire y hasta sus sonidos, que no son estridentes, dan sensación de naturaleza y de satisfacción.

La anidación de vencejos en la Muralla abre todos los años el mismo debate: el Ayuntamiento sale a protestar porque el monumento está lleno de hierbajos (en lo que tiene toda la razón) y la Xunta, propietaria de la construcción, responde que no se puede limpiar en el momento en que lo dicen porque los pájaros están de inquilinos y es un disparate medioambiental echarlos de allí. Todos los años la misma historia. Cansina de hecho.

Pero puede que todo esto se termine, por fin, y cambien el sistema de limpieza de la Muralla, utilizando productos naturales que en lugar de obligar a arrancar las hierbas, en un proceso que siempre he visto más que discutible (no veo sostenible estar arrancando raíces con tierra año tras año, eso tiene que afectar a la estabilidad del conjunto tarde o temprano) evitan que nazcan las malas hierbas. Son derivados de aceites esenciales de romero y tomillo, lo que hacen que la Muralla huela a pizza recién horneada, lo que no solo no tiene nada de malo sino que la puede convertir en el primer monumento con aroma propio.

Hace algún tiempo les propuse en este mismo blog lo que alguna gente se tomó como una ironía y otra como un disparate: encalar la Muralla. Revestirla de mortero y después pintarla de blanco, como hicieron los romanos cuando la construyeron, no era una broma sino algo totalmente serio, que no solo evitaría el deterioro del monumento sino que daría una imagen mucho más acorde con la original. Pero bueno, se ve que nadie se lo plantea en serio (quizá por lo “atrevido” de poner las cosas como estaban, no lo sé, o tal vez porque cuesta ver un cambio tan radical) así que seguiremos debatiendo año tras año si hay que arrancar los hierbajos y si los vencejos son más importantes que la foto, que lo son.

Con algo hay que entretenerse en los meses de verano.



jueves, 23 de julio de 2020

El negro panorama: ni Renfe pondrá trenes ni la Diputación mejorará carreteras


O problema das estradas da deputación é o firme, non é a anchura lamentablemente porque se valeron hasta ahora van a seguir valendo. ¿Por qué? porque cada vez hai menos población no rural así que a necesidade de ampliar, pues home, non é tanta.” Cita literal de Don José Tomé, Presidente de la Diputación de Lugo.

Las frecuencias de ferrocarril que se ofrecen en Galicia “tanto de servicio público como los comerciales, dan respuesta a la demanda actual existente”. Isaías Táboas, presidente de Renfe.

De las declaraciones recogidas en los dos párrafos anteriores podemos entender claramente que al desmantelamiento de la red ferroviaria de Lugo (que había tenido una sensible mejora en algunas conexiones, como por ejemplo con Madrid, pero que ahora se han ido deteriorando a un ritmo alarmante) se une también la falta de mejora de carreteras provinciales ya que, según dice el señor Presidente de la Diputación como “cada vez hai menos población no rural así que a necesidade de ampliar, pues home, non é tanta”.

Ni tren ni carreteras. Estamos aviados.

Desde un punto de vista liberal, la administración no se ha de meter donde no la llaman, pero cualquier concepto de Estado, por mínimo que este sea (recuerden que no es lo mismo liberalismo que anarquía) incluye como función básica “que los trenes salgan a su hora”. Eso da por sentado, por supuesto, que haya trenes.

En Lugo estamos viendo una vez más cómo se nos venden maquetas grandiosas de una estación Intermodal al mismo tiempo que se nos quitan servicios ferroviarios, en un engaño colectivo en el que el ciudadano medio pica (hasta cierto punto que ya vamos avanzando) cegado por esa supuesta “modernidad”, que así en genérico es como no decir nada.

Lugo está perdiendo el tren, con el silencio cómplice de la plataforma que supuestamente nació para defenderlo pero que es como el Guadiana: sólo protesta cuando no gobiernan los que les firman los cheques, es decir, el PSOE, así que ahora toca estar callados como muertos o, como mucho, hacer algún tímido acto en que aseguran que se les garantiza el mantenimiento de los servicios pero no abrir la boca cuando se viola flagrantemente esa promesa, como está pasando ahora mismo.

La postura de RENFE y la del señor Tomé es la misma: “pa’ qué, si sois cuatro gatos”. Todos esos foros tan sesudos sobre la grave crisis de la despoblación, esas declaraciones rimbombantes de que pondrán “todos los medios” y esas cosas se quedan en meras soflamas políticas que no sirven absolutamente para nada, más que para intentar arañar los votos de algunos cándidos que siguen creyéndose el cuento de la buena pipa. Pero mientras se dice eso con una mano se afirma sin sonrojo que “a necesidade de ampliar, pues home, non é tanta”. Y así estamos.

Que esas declaraciones las hiciera otra persona sería grave, pero que las haga el Presidente de la Diputación de Lugo, una provincia eminentemente rural, con población dispersa en pequeños núcleos y con un peliagudo problema de futuro… es para echarse a temblar. Incluso me atrevería a decir que hay quien ha dimitido por mucho menos, porque por si fuera poco esas declaraciones incluían la advertencia de que ese es el criterio que regirá para lo que resta de mandato. Tres años.

La administración ha de dotar de una serie de servicios básicos a los ciudadanos, independientemente de su rentabilidad, y decir esas cosas es, cuanto menos, discutible.

“¿Pero tú no eras liberal?”, dirá alguno. Sí, claro que lo soy, pero les repito lo que puse antes: no es lo mismo liberalismo que anarquía. Obviamente creo que ha de haber un Estado, mucho más reducido que la todopoderosa mole que tenemos ahora, pero que cubra ciertas cuestiones básicas. De todas formas habría que preguntarse no por mi planteamiento, sino por el del señor Tomé, que se dice de izquierdas pero ya ven, se ve que no.

miércoles, 22 de julio de 2020

El pequeño comercio como hecho diferencial

Tobarix echa el cierre


Es preocupante echar la mirada a nuestro pasado más reciente. Los que ya vamos teniendo unos años recordamos un Lugo con muchísimos comercios pequeños, bares y restaurantes… un Lugo vivo que desde finales de los 90 ha visto cómo paulatinamente se iba sustituyendo por una ciudad más triste, más vacía y con menos personalidad.

A los grandes errores que como sociedad estamos cometiendo al asesinar nuestro futuro, comprando a distancia a cambio de rebajar unos pocos euros en algunos productos, se unen los que la propia administración ha llevado a cabo en Lugo. Autorizar en una ciudad como la nuestra varios centros comerciales (a los que se unen los rumores de otra gran superficie en el entorno del río Miño) ha sido un disparate que ha dañado al modelo de comercio tradicional, ya machacado inmisericordemente por impuestos y condicionantes que no se exigen a las grandes cadenas. Baste, como muestra, darse una vuelta por el recinto amurallado para ver que los letreros luminosos, supuestamente vedados por el PEPRI, se permiten para las todopoderosas cadenas con grosera impunidad, mientras se impide a los pequeños comerciantes hacer cosas bastante menos dolorosas a la vista como tener puertas de madera, que están inexplicablemente prohibidas en el casco histórico de Lugo.

Vamos perdiendo nuestros locales de referencia. La jubilación de los propietarios de muchos locales que no tienen “repuesto” generacional hace que perdamos personalidad. Vemos que Tobarix se une a la ya larga lista de nombres que todos recordamos empezando, permítanme la licencia, por el Verruga y continuando por otros que están a punto de desaparecer como la joyería Honorino Freire o Calzados Doval. Empresas que llevaban décadas y que resistieron graves crisis no han podido con la peor de todas, la provocada por una sociedad que, en conjunto, vende su alma a un consumo basado en el coste y no en la calidad.

Tampoco ayuda que algunos propietarios de locales, que no todos, pretendan obtener un beneficio disparatado que jamás lograrían trabajando ellos directamente en el negocio. Hemos visto recientemente las cifras que se piden por el alquiler de algún bajo que espantan a cualquiera que pretenda lanzarse a la aventura del emprendimiento. Así no hay forma.

Es cierto que en este momento hay una sensibilidad hacia el comercio local tras la mala experiencia del confinamiento, y ojalá que dure mucho ese buen espíritu. A ver si es verdad que entramos en razón y nos damos cuenta de que sólo hay dos opciones sobre la mesa: o apostar por el comercio local o buscar trabajo el día de mañana en multinacionales que harán con nosotros lo que más convenga a sus intereses, como estamos viendo en San Cibrao.

La administración tampoco es que ayude demasiado. Los supuestos planes pensados para dar oxígeno a las empresas que tuvieron que cerrar en Marzo y Abril empiezan a cobrarse en Julio (y a cuentagotas, como el cacareado plan Reanima)  y no cumplen con sus promesas, ya que por ejemplo no se volvió a saber nada de aquella promesa del Ayuntamiento de Lugo de completar a los trabajadores el 30% de su sueldo que no paga el SEPE, ni tampoco funcionó bien el prometido adelanto de la prestaciones a que se comprometió la Xunta de Galicia y que llegó tarde, mal y a rastras (a los que llegó). Por otro lado, aunque los titulares y la preocupación de los gestores se hace patente en casos llamativos como el de Alcoa, se olvidan de los cientos de pequeños negocios que, sumados, son muchísimo más relevantes para nuestra economía y nuestro futuro que un mastodonte que, no lo olviden, se lleva el grueso de sus beneficios muy lejos de aquí.

El cierre de Tobarix, de Doval, de Honorino Freire… son malas noticias para Lugo y no solo en lo económico, que también. Perdemos recuerdos, experiencias, personalidad… y todo para verlos sustituidos por tiendas diseñadas en serie que puedes encontrar en cualquier ciudad o, lo que es peor aún, por luces apagadas y escaparates vacíos.

Ese es nuestro gran desafío a corto y medio plazo como sociedad: recuperar lo que nos hace diferentes, únicos, lo que convierte un paseo por Lugo en algo distinto a cualquier otro sitio y, además de la Muralla y la fuente de San Vicente, nadie puede negar que el comercio es un hecho diferencial.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 22 de Julio de 2020

martes, 21 de julio de 2020

Privatización de izquierdas


Un camión de Urbaser por el casco histórico

Un liberal no se puede escandalizar por la concesión de la gestión de servicios públicos a una empresa. De hecho parece lo apropiado, que la administración se dedique a lo suyo y deje la práctica de cuestiones mundanas a quienes saben hacerlo. Si se hace bien, la gestión privada redunda en una mayor diligencia del servicio y un ahorro de costes. Si se hace bien, insisto, cosa que en esta ciudad no suele pasar y los contratos tienen agujeros por los que entra un camión.

Este tipo de acciones es más chocante en gobiernos que se dicen de izquierdas y que basan sus campañas electorales en su supuesta lucha contra la malvada “privatización de lo público”. En Lugo, por ejemplo, no se me viene a la cabeza nada que no esté en manos de sociedades, y esta furia privatizadora llegó al Ayuntamiento de la mano de Orozco manteniéndose a día de hoy. Hasta el cobro de recibos depende de una empresa privada, así que imaginen. La oposición por su parte, concretamente la del PP, reclama en el pleno la “remunicipalización” de servicios, lo que no casa con su forma de actuar en otras administraciones y ayuntamientos, dando crédito a la teoría de que no se trata de principios sino de mero oportunismo político.

Ahora que nuestro gobierno, autoproclamado de izquierdas y defensor de lo público, tenía una ocasión de oro para demostrar sus convicciones y hacer valer su apuesta por la municipalización, saca un contrato para limpieza y recogida de residuos de nada más y nada menos que 134,1 millones de euros, garantizado el cobro a la empresa durante una década. Por cierto, si mis matemáticas no fallan el coste del servicio nos sale por 13,41 millones al año mientras que actualmente ronda los 7,2 millones, así que sube casi al doble...

Menos mal que apuestan por lo público, que si llegan a tirar por lo privado…

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 21 de Julio de 2020

lunes, 20 de julio de 2020

¿Podemos evitar los bulos de campaña?

Desconfíen de los "me lo dijo alguien que lo sabe"

No lo entiendo. Ha pasado una semana desde las elecciones del 12 de Julio y en Lugo seguimos sin estar “cerrados totalmente” como nos anunciaba “gente que sabe lo que pasa de verdad” en redes sociales. Supongo que a ustedes también les llegaría que el día 13 de Julio, tras las elecciones, la Xunta de Galicia iba a decretar un nuevo confinamiento, pero este para toda la provincia porque los casos estaban desbocados.

Basura de campaña. Ese es el problema de las redes sociales, que admiten perfiles falsos, trolls que se dedican a difundir veneno pero no por el mero afán de hacerlo (aunque de eso también hay, a legiones) sino con un claro y evidente interés electoral. Meter miedo en el cuerpo a la gente para impulsar los votos contra el adversario político funciona razonablemente bien, aunque parece que los gallegos estamos más o menos inmunizados contra estas sucias estrategias. Y eso que la Guardia Civil parece que estos bulos no los ha perseguido, quizá porque el gobierno al que dañaban no era el que maneja las supuestas “cloacas” a día de hoy.

He participado en unas cuantas campañas electorales, algunas desde dentro y, desde hace ya muchos años, como observador externo. Cada vez que termina una, pienso que ha sido la más sucia que he visto, y lamentablemente me temo que todas las veces tengo razón, porque la cosa va a más y el nivel de decencia cae en picado.

Recuerdo que en una de las campañas, que creo que fue la del año 2009 (aunque no estoy totalmente seguro de que fuera esa), se difundieron octavillas con los precios que íbamos a pagar en la sanidad pública si Feijóo llegaba al gobierno. Concretaban incluso el coste de las consultas, las urgencias… todo falso, evidentemente, pero daba el pego. ¿Acaso creen ustedes que eso lo imprimió un ciudadano preocupado por una iniciativa real… o simplemente era algún partido rival que quería sembrar la duda para arañar unos votos? Les salió mal, sí, pero podría haber funcionado.

La política actual está basada en frases grandilocuentes, todavía más que hace años, lo que es chocante porque se supone que tenemos más acceso a la información y más posibilidades de evaluar las realidades al margen de las soflamas y de los eslóganes de campaña, pero ya ven, se sigue intentando a ver si hay suerte.

¿Cómo podemos evitar caer en estas trampas? Pues miren es muy difícil, pero normalmente si se molestan en buscar un poquito suelen poder comprobar su falsedad. Sé que es cansado, sí, pero es el precio que hay que pagar en este momento en que el exceso de información, muchísima de ella falsa, es tan preocupante o más que cuando teníamos poca. El espíritu crítico es la única defensa contra toda esa bazofia que, por cierto, viene de todas partes, no crean que solo es contra un lado.

¿Tiene solución esta tendencia? Bueno, quizá no, pero sí se pueden remediar ciertas cuestiones. Por ejemplo, si Facebook y las principales redes sociales exigieran que cuando se abre la cuenta la persona se tuviera que identificar por medios fidedignos (por ejemplo con firma digital o con cualquier otro sistema de comprobación) creo que nos ahorraríamos muchos problemas. La gente no escribe igual cuando da la cara que cuando se esconde tras un Nick y una foto graciosa y menos aún lanza bulos que podrían ser perseguidos como delito.

Pero ni usted ni yo como consumidores finales tenemos esa potestad, así que mi recomendación es empezar por buscar siempre la fuente de la noticia y, a partir de ahí, ir viendo si es fiable, si aporta alguna prueba o si simplemente hay un interés detrás del bulo. Se llevarán menos sorpresas, porque me imagino que los que hayan picado con el bulo del que hablábamos al principio tendrán la casa llena de papel higiénico y habrán votado contra "la malvada manipulación", cuando fueron los más manipulados de todos.


viernes, 17 de julio de 2020

Este año no hay ''milagro''

Un efecto más del Covid19 es suspender las aglomeraciones. Entre ellas, se "cae" el San Vicente...

Todos estamos deseando volver a la normalidad, pero esa más que respetable ansia puede volverse en nuestra contra si nos dejamos llevar por las aspiraciones y no por la dura y terrible realidad.

Mientras públicamente condenamos las reuniones de los chavales en el botellón porque “son unos irresponsables que nos ponen en peligro a todos” (cosa difícilmente discutible), organizamos comidas con los amigos y nos vamos por ahí de jarana o nos reunimos en actos más o menos multitudinarios. No casa una cosa con la otra.

Recientemente el Ayuntamiento ha organizado unos mercadillos con animación callejera en San Pedro y la Milagrosa, y los empresarios de la Tinería también han montado unas atractivas actividades. Son iniciativas maravillosas, que además son necesarias para intentar revitalizar el maltrecho comercio y la hostelería, un aplauso tanto para el Ayuntamiento como para la asociación Itíneris, con Isa Lozano a la cabeza, que tiran del carro para que las cosas salgan bien y la gente sea prudente.

Es cierto que quizá lo de sacar a la calle la mercancía no sea lo más apropiado en este momento, he de reconocer que tengo dudas porque he visto a la gente manoseando la ropa y los artículos en venta y, por mucho que haya algún local que está en guardia (por ejemplo, las dueñas ce CEPECE están permanentemente en la puerta vigilando que la gente use gel desinfectante antes de tocar nada) otros no están tan pendientes y eso puede ser un problema. En cualquier caso si cada uno tiene el “sentidiño” que se nos pide no habrá ningún problema.

Sin embargo no todas las iniciativas tienen cabida en este momento. El “Milagro” de San Vicente, que Lugo Monumental organiza desde el año 2014 cada 29 de Julio, no tendrá lugar este año. Nos vemos obligados a cancelarlo porque esta fiesta no permite evitar aglomeraciones, ni tampoco garantizar nada porque para tomar el vino hay que sacarse la mascarilla. No hay necesidad de poner a nadie en riesgo.

Me ha llamado la atención que cuando comunicamos la decisión una persona me dijo “claro, porque si luego alguien aparece contagiado os preocupa que os echen la culpa”. Pues no, lo que nos preocupa es tener la culpa. Parece que hoy día sólo estamos a salvar la imagen, pero si me entero de que seguimos adelante y provocamos un contagio no me lo perdonaría así que mejor dejarlo correr porque no hay necesidad de hacer el ganso y jugarse tanto el pellejo ajeno como el propio.

Pero que esto no les engañe, las iniciativas bien pensadas y que pueden mantener unas distancias y garantías han de seguir. Pequeños conciertos, animación callejera… atractivos para una zona como el casco histórico de Lugo se han de mantener. Y de los demás barrios también, claro, pero yo les cuento lo mío. Así que no decaigan.

Aprovechen para pasear estos días por las zonas con animación o, si les preocupa que haya gente, hagan justo lo contrario y paseen por las calles que no la tienen porque estarán más libres. El centro de Lugo da para mucho, de hecho da para todos así que ya saben lo que toca, pásense y olviden por un rato lo online y disfruten del mundo real.

jueves, 16 de julio de 2020

Faltan papeleras y contenedores en Lugo


Parece obvio que los de atrás no funcionan... y pasa en casi toda la ciudad.

En el año 2018 el Ayuntamiento anunció la compra de 172 papeleras para la ciudad, que sustituirían a las de plástico y de fundición para evitar quemas y robos. Hoy, en 2020, seguimos esperando a que el casco histórico recupere las muchas papeleras que paulatinamente fueron desapareciendo sin que se hayan repuesto, y no tenemos noticia alguna de que tengan pensado volver a instalarlas. La ciudad estaría más limpia si se nos facilitase la obligación de depositar los residuos en papeleras, y aunque no es excusa para ser unos guarros, la carencia de papeleras en nuestra ciudad es más que patente.

También se están demostrando como estrepitosos fracasos los sistemas de soterramiento de colectores. Los de San Marcos llevan muchísimo tiempo precintados, adornados con contenedores tradicionales situados delante de los subterráneos, y que además están allí siempre, algo llamativo porque en el resto del casco histórico se ponen y se quitan a determinadas horas. Los de Noreas están en un estado lamentable, con todo el suelo roto y los dispositivos a un paso de ser igual de basura que la que contienen. En San Fiz y otras zonas también están precintados… Inversiones enormes de cientos de miles de euros que no han servido para nada.

Sin contenedores efectivos ni papeleras, las cosas se complican. Repito para que quede claro: está prohibido tirar al suelo papeles, colillas y cualquier tipo de desperdicio y sería lógico que los ciudadanos seamos lo bastante maduros como para cumplir una obligación tan elemental, sin que la policía tenga que andar detrás con el taco de multas en la mano, pero visto lo visto con las fiestas nocturnas celebradas sin tener en cuenta la crisis sanitaria tampoco es muy esperable la colaboración de una parte de la población, y si encima le ponemos las cosas difíciles, peor aún.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 16 de Julio de 2020

miércoles, 15 de julio de 2020

Ganadores y perdedores vistos desde Lugo


No es un fotograma de Avatar, es el mapa de los resultados electorales del domingo. Todo azul.

PP, BNG y PSOE comparten foro de debate autonómico y provincial y Ciudadanos se les une en la capital. Veamos, de estos cuatro, por qué ni los que han perdido han perdido tanto ni los que han ganado deberían estar totalmente satisfechos.

Empecemos por el vencedor absoluto de la noche del domingo. El PP en Lugo no es que haya ganado, es que ha pulverizado a sus rivales. No ha habido distrito, sección ni mesa en que no haya ganado y aunque no se pueden extrapolar resultados de unos comicios a otros, si esto fuesen elecciones municipales el PP tendría 14 concejales de 25, en lugar de los 10 que tiene ahora. Esto hace que uno se pregunte dónde está el problema del PP en Lugo. Es algo que pasa en muchas otras poblaciones, pero yo vengo a hablar de mi Lugo.

Desde que en 1999 el PP cometió el imperdonable error de apartar de la candidatura al entonces alcalde, Joaquín García Díez, el partido no ha vuelto a levantar cabeza en la ciudad en más de dos décadas. En 2003, Fraga “sacrificó” a su conselleira más valorada, Manuela López Besteiro, que probablemente habría sido una grandísima alcaldesa pero que en la campaña no tuvo nada que hacer contra un Orozco arrollador al que hasta el BNG le hizo campaña. Cuatro años más tarde el PP intentó recuperar la alcaldía llamando nuevamente a Joaquín pero ya era tarde, hacía ocho años que se había marchado y se enfrentaba a un triunfal Orozco en su mejor momento. Bastante hizo reteniendo los concejales que había y evitando una nueva mayoría absoluta del PSOE, pero no había más que rascar. En 2011 y 2015 la candidatura de Jaime Castiñeira se quedó a un “casi, pero no”, en un momento en que el PP ganaba alcaldías históricamente socialistas como Santiago de Compostela, Coruña o incluso Sevilla. Tampoco lo lograron en 2019, en que Ramón Carballo se quedaba en 10 concejales que, ni sumados a los dos de ciudadanos, le permitieron ser alcalde.

Este breve resumen nos hace ver que quizás el problema no está en las siglas, ya que los lucenses no tienen reparo alguno en coger la papeleta del PP en otras elecciones, pero cuando llegan las municipales la cosa cambia. Si no es el partido, ¿serán los nombres? ¿Serán el mensaje o las actitudes? ¿Será la forma de llegar a la gente… o de no llegar? Es una reflexión profunda que deberían hacer porque los motivos que habitualmente se esgrimen para explicar las victorias en otros ámbitos (que si la maquinaria es muy importante, que si tienen una base muy amplia…) parecen no tener efecto en las municipales. Y lo que te rondaré, morena.

En cuanto al BNG, corren el riesgo de hacer la lectura inversa que el PP. Podrían caer en la tentación de vincular sus magníficos resultados en Lugo a sus acciones locales, y no a la extraordinaria campaña que ha hecho Ana Pontón. De cometer ese error, que casi doy por sentado, pueden confundir el respaldo autonómico con el municipal y dar por válidas todas sus iniciativas, incluyendo la más que discutible forma de peatonalizar el carril de la Ronda sin debate alguno y sin tomar medidas paliativas de los efectos negativos generados. También es probable que obvien que, en caso de extrapolación, su gran resultado les dejaría con solo 6 concejales frente a los 14 del PP así que tampoco es para echar las campanas al vuelo, por mucho que sean unos buenísimos números.

El PSOE lucense, por su parte, recibe un varapalo serio, viéndose como tercera fuerza en su propia casa… pero con el bálsamo de poder culpar “a la otra parte del partido”. Cuando en una agrupación se habla de “reflexión profunda” suele ser para tirar a la cabeza esa reflexión a los que han marginado a quienes lo dicen, y es más que notorio que la alcaldesa no es de la cuerda de Caballero y que este momento es óptimo para intentar recuperarse de la destrucción del llamado “besteirismo”. Una victoria de Gonzalo Caballero reforzaría seriamente a esa parte del partido, pero la derrota da alas a quienes fueron vapuleados internamente en su momento.

Algo parecido le pasa a Ciudadanos. Olga Louzao ha sido leal a sus siglas y ha hecho campaña, pero es más que evidente que no comulga ciegamente con la nueva línea naranja. Ella apoyaba a los “rebeldes” que pretendían refundar Ciudadanos, devolviéndolo a sus principios… y que se ahogaron frente a una Inés Arrimadas casi nombrada heredera por Albert Rivera, algo imposible de superar internamente. El fracaso estrepitoso de la línea oficial en Galicia le abre la puerta a los críticos para darle una vuelta desde dentro a la agrupación, intentando evitar que siga los más que probables pasos de UPyD, convirtiéndose en una fuerza residual y anecdótica.

Sobre las demás agrupaciones, incluidas las que han protagonizado los dos fracasos más sonoros y aplaudidos (Podemos y Vox) no hay mucho que decir, ya que en Lugo tampoco es que tengan gran arraigo. Los primeros vivieron de rentas nacionales, que no supieron transformar por méritos propios y ahora pagan las contradicciones y vaivenes de sus líderes de Madrid. Vox por su parte ni está ni se le espera, lo que nos hace suspirar aliviadas a muchísimas personas.

En resumen, de entre los cuatro partidos con representación municipal ni los perdedores han perdido tanto, ni los ganadores han ganado tanto desde el punto de vista local. Quizá debieran analizar con seriedad y objetividad lo que pasó el domingo. Tres años es una eternidad en política, y más con la que se nos viene encima, pero los debates son positivos y nunca es pronto para corregir rumbos.

Artículo publicado en El Progreso del 15 de Julio de 2020

martes, 14 de julio de 2020

Una vez más: ¿necesitamos construir más viviendas en Lugo?


La zona verde que se convertirá en una urbanización.
Imagen izquierda: Google Maps.  Imagen derecha: El Progreso

El Ayuntamiento de Lugo presume de verde, de ecológico, de estar preocupado por el futuro sostenible de la ciudad, e incluso de menciones a proyectos que está pensando en desarrollar para ampliar la zona urbana del municipio. El problema de base es que se está cubriendo una necesidad que no existe lo que, en términos urbanísticos equivale a despilfarrar. Veamos dos ejemplos notables:

Estos días veíamos en la prensa, concretamente en El Progreso, una infografía de la urbanización que se prevé para la zona de As Saamasas, donde estaba el cámping (aunque esa es una referencia que ya casi nadie recuerda así que les diré que entre Carrefour y Los Robles, que eso sí que seguro que lo ubican mejor). Esta zona, antiguamente verde y natural, se convertirá en nuevo núcleo de viviendas unifamiliares y edificios. Hablamos de más unas 212 viviendas, que se concretarán en 112 unifamiliares (ya sean adosados, pareados o independientes) y seis bloques de pisos con 100 viviendas más.

Supongo que también conocerán el proyecto del “barrio multiecológico” que quieren hacer entre Las Termas y el Ceao, que según creo recordar se anunció que contaría con 1.200 viviendas nuevas. Entre ambos proyectos se está hablando de casí 1.500 nuevas viviendas… en una ciudad con aproximadamente 12.000 vacías, un 20% del total.

Sin embargo, aunque el disparate de ponerse a edificar como enajenados teniendo media ciudad abandonada es mayúsculo no podemos hacer una equiparación de ambos proyectos. El primero, el de As Saamasas, se construirá por la iniciativa privada de la junta de compensación de 47 propietarios que, como tales, es normal que busquen su propio beneficio. Además arriesgan su dinero y buscan cubrir una necesidad, la de viviendas que, aún estando en el casco urbano, disfruten de entornos más amplios, que ahora se aprecian más tras el confinamiento.

Podrán decirme que no deberían dejarles construir, pero eso es más complejo. No hay mucho margen de maniobra porque el Plan General aprobado en la etapa de Orozco les daba ese derecho y si bien se puede “retocar” la distribución de las viviendas y su morfología, es muy complejo tumbar la edificabilidad otorgada. Vamos, que no podrían hacer unas nuevas torres en plan Garañón pero sí desarrollar el derecho que tienen a construir.

El segundo ejemplo, sin embargo, es una iniciativa municipal. Es el Ayuntamiento el que pretende edificar en un humedal, para ampliar aún más el parque de viviendas de Lugo, algo que tal vez no sea lo más acertado. ¿No se les ha ocurrido apostar por la rehabilitación?

Apostar por la construcción indiscriminada tal vez no sea lo más apropiado para una ciudad que se pretende verde. Las normas de la ecología son, por orden, reducir, reutilizar y reciclar. Si no puedes dejar de utilizar un bien has de intentar reutilizar el que ya tienes, y si ninguna de las dos opciones es posible es cuando reciclas.

Llevado a la vivienda, lo suyo es reducir la construcción al mínimo necesario. Como tenemos muchas más viviendas de las que hacen falta entraríamos a la segunda regla: la de reutilizar las ya existentes adaptándolas, mejorándolas y ahí es donde sería lógico poner el foco con planes de recuperación de espacios. El reciclaje sería más complejo, hablaríamos de derribar edificios y aprovechar sus materiales, algo que es harto complicado en este sector.

Así que no veo yo mucha ecología en los planes municipales, y menos sociología todavía. Si se rehabilitasen la Milagrosa, el Barrio Feijóo y muchas otras zonas que actualmente están degradadas lograríamos una ciudad más cohesionada, sin meterse a invadir zonas verdes innecesariamente, y con ello sí seríamos ecológicos.


lunes, 13 de julio de 2020

Feijóo arrasa, el BNG renace, el PSOE se mantiene (y mandamos a su casa a Podemos y Vox)

Feijóo en su primer mensaje agradeciendo el apoyo

La indiscutible victoria de Feijóo no por esperada es menos llamativa. Cuatro mayorías absolutas seguidas en el escenario político que vivimos hoy es una rareza única en España y yo incluso diría que en Europa no hay demasiados casos. Recordemos que el antecedente directo que todos tenemos en la cabeza, Manuel Fraga, logró el mismo objetivo pero en una situación totalmente diferente ya que no existían más que tres opciones “grandes” de voto y los demás partidos eran prácticamente residuales, algo que en Galicia vuelve a suceder.

El regreso al tripartidismo, que es la versión autonómica del bipartidismo nacional, es para mí una buena noticia. Los gallegos somos gente pausada, mesurada, y los mensajes extremistas aquí no calan demasiado. Incluso el BNG ha renunciado (de aquella manera, pero renunciado) a las posturas maximalistas de independencia, diciendo expresamente que no son parte de su programa. Se han dado cuenta de que en esta tierra no hay margen para ese posicionamiento.

Sinceramente, ayer respiré aliviado al ver que se liquidaba a la marca de Podemos y se cerraba en las narices a Vox la puerta del Parlamento de Galicia. La extrema izquierda (que desaparece pasando de 14 diputados a ninguno, algo que nadie había previsto) y la extrema derecha son en esta zona excepciones que producen alergia, y los votantes han vuelto a sus casas: PP, BNG y PSOE. Nos gusta poder predecir las cosas, votar a quienes sabemos más o menos lo que van a hacer, y que las cosas sean como cada uno considera que han de ser, sin experimentos extraños. Esto no quiere decir que no haya terreno para nuevas formaciones, no me entiendan mal, pero esos partidos que pretendan abrirse paso en Galicia tendrán que enfocar su futuro con mesura, sentido común y huyendo de mensajes de máximos y de palabas huecas.

Me sorprendió favorablemente un elegante Feijóo en su discurso de victoria, alabando la campaña hecha por Ana Pontón, que calificó de “extraordinaria”, y agradeciendo a Caballero sus buenos deseos para la legislatura. Un buen inicio, tender puentes e intentar relajar las tensiones que toda campaña electoral genera siempre, y más ésta, en que la gente estaba histérica.

En clave nacional esto es un serio aviso a Casado. Su estrategia de confrontación en todas y cada una de las parcelas políticas con el Gobierno de España no es el camino acertado y Feijóo le ha marcado la senda a seguir: la de la lealtad, los acuerdos, la discrepancia dentro de unos márgenes competenciales y la mesura en el tono. Ha tenido más sentido de Estado y más “sentidiño” que el presidente nacional del PP, que se ha cegado a pelear los votos con Vox sin tener en cuenta que la gente de la extrema derecha es un caso perdido y que la mayoría de la población busca la tranquilidad y la seriedad. Esperemos que tome nota y se vaya relajando un poco el panorama estatal.

Desde el punto de vista de Lugo, que ya saben que es lo mío, es notable ver que el PP supera el 50% de los votos (50,98%) subiendo más de un 9%, que el BNG (23,41%, disparando sus votos un 264%) sube seis puntos por encima del PSOE (17,52%, el único de los tres grandes que baja su porcentaje un 5,19%). Ciudadanos pasa de 2025 votos a unos marginales 272, y la confluencia de Podemos baja de 10159 a 113, dándose un bofetón épico como nunca se había visto.

En Lugo, pues, se refleja más o menos la tendencia autonómica, y aunque no es razonable extrapolar los datos tal cual sí deberían preguntarse en algunos partidos por qué pasa lo que pasa en la ciudad. El PP, por ejemplo, que en Lugo arrasa prácticamente en todas las elecciones autonómicas y nacionales (hay excepciones pero es la norma), en las locales gana de aquella manera, lejos de los porcentajes de las demás convocatorias. Es algo a mirar con calma, analizando el motivo de tal disparidad y por qué se falla en el ámbito local.

En cualquier caso, queda claro que todas las agoreras predicciones sobre la caída del voto con un aumento de la abstención a causa del COVID, y demás barbaridades que llevamos leyendo estos días, han quedado en nada. Era la venda antes de la herida de algunos partidos, que pretendían alegar “juego revuelto” antes incluso de sentarse a repartir las cartas, porque preveían el batacazo que se iban a meter. Lo que no se dieron cuenta es que ellos mismos han provocado ese bofetón por decir cosas que la gente no comparte, por pretender asustar a nuestros mayores, por hablar de una crisis sanitaria “terrible” cuando, a pesar de rebrotes puntuales, la situación en Galicia está razonablemente controlada… Han obtenido el resultado que han pedido a gritos.

Felicidades a Feijóo, que supo hacer una campaña en que minimizó la marca para lanzar el producto (que en este caso era él mismo), felicidades a Pontón, por una campaña alejada de estridencias y basada en mensajes y propuestas en positivo (algo que se echaba mucho de menos, la verdad) e incluso felicidades a Caballero por haber mantenido el tipo a pesar de lo difícil que lo tenía (podía perfectamente haberse descalabrado, y no).

Y felicidades a Galicia. Hemos dado una lección ejemplar de mesura, echando o cerrando nuestro Parlamento a los extremos de uno y otro lado, votando con civismo, acudiendo a las urnas y respetando las medidas de seguridad en todo momento.

Si les digo la verdad, estoy orgulloso de nuestra gente.

viernes, 10 de julio de 2020

¿Es seguro votar?

Votar en tiempos del Coronavirus

Es la pregunta del millón: ¿es seguro votar? ¿Me puedo contagiar en el colegio electoral? ¿Nos garantizan la total y absoluta seguridad de que es imposible coger el coronavirus cuando vayamos a las urnas? Pues en mi opinión las respuestas son SÍ, SÍ y NO. Veamos el motivo de esas impresiones y por qué no hay contradicción aunque lo pueda parecer.

Empezando por lo primero, sí, claro que es seguro ir a votar. Si se lleva la papeleta de casa, o aunque la coja en el colegio electoral (recuerden que el papel no transmite el virus), no tiene por qué haber ningún problema. Llega con su mascarilla bien puesta a un lugar que estará controlado y en que todo el mundo también la llevará, coge la del partido que quiera, la mete en el sobre, vota, se lava las manos con gel hidroalcohólico y se va a su casa tan ricamente.

Sin embargo, eso no quiere decir que no se pueda contagiar en el colegio electoral. Claro que puede hacerlo, igual que en el bar, la farmacia, el supermercado, la gasolinera, el banco, en el parque o el cajero automático. Todo puede contagiar en determinadas circunstancias, pero solo hay una persona que puede evitarlo: usted mismo. La prevención es la norma.

En cuanto a la tercera pregunta, está íntimamente relacionada con la segunda: nadie puede garantizar total y absoluta seguridad prácticamente nada relacionado con el COVID-19. Evidentemente si hay quienes incumplen las medidas de seguridad se pueden producir contagios, pero eso pasará tanto en el colegio electoral como en cualquier otro lugar. Volvemos a lo mismo: autoprotección y “sentidiño”.

Llama la atención que muchos de los que “exigen” la suspensión de las elecciones en Galicia digan lo contrario en el País Vasco, lo que nos lleva a pensar que quizá sus motivos no sean la salud pública sino los resultados que apuntan las encuestas. De todas formas, para su tranquilidad, deberían recordar que sólo hay una encuesta válida, y se producirá este domingo. Si Feijoo repite como Presidente de la Xunta o entra un tripartito (o los que sean) es una decisión que nos atañe a todos los gallegos y que se sabrá ese día, no antes.

De hecho viendo los anuncios de la campaña de Feijoo parece que no las tiene todas consigo. Le teme, como es lógico, a la desmovilización de sus votantes, que pueden quedarse en casa al creer que “esto está hecho”, algo que le pasó al mismísimo Fraga en 2005. Por su parte, los demás partidos están en la misma tesitura aunque en sentido contrario, cifrando sus esperanzas a que la confusa situación que vivimos les permita movilizar a sus votantes y dar la sorpresa con un vuelco a las encuestas, algo que puede pasar.

En cualquier caso, si me permiten el consejo el domingo vayan a votar. Vayan con cuidado, tomen medidas de prevención y utilicen el sentido común, algo que ninguna campaña puede sustituir jamás, pero vayan. Voten a quien quieran, a quien piensen que lo puede hacer mejor y eviten el voto “contra”, porque es dañino pensar en negativo, pero voten.  Elijan el cambio o la continuidad, pero elijan.

Luego estaremos cuatro años viviendo las consecuencias, así que el momento de pronunciarse es éste.

Artículo publicado en El Progreso del 10 de Julio de 2020

jueves, 9 de julio de 2020

Adios a los patinetes de alquiler en Lugo


Está prohibido, por el artículo 39 de la ordenanza de circulación, atar un patinete o una bici a una farola.

Dedica hoy La Voz de Galicia su portada a la retirada del servicio de patinetes eléctricos de alquiler en Lugo para “repensarlo”. El problema no es, como podríamos sospechar de entrada, que Lugo no sea una ciudad lo bastante grande como para tener este tipo de servicios de alquiler, sino que no hay una infraestructura tan básica como lugares donde anclarlos para dejarlos a disposición del siguiente usuario. Se une, la pérdida de este servicio, al fracaso del Ayuntamiento en el proyecto que tan pomposamente llamaron “Rebiciclate” y que solo dejó en Lugo un gasto enorme y unas estructuras que se están pudriendo sin que nadie haga nada, ni siquiera ponerles unas sencillas barras para que se pueda utilizar para atar bicis o patinetes.

Ese es el drama de nuestra ciudad, que se toman medidas a lo loco, se gastan ingentes cantidades de dinero público en poner en marcha un servicio y en publicitarlo (sobre todo en publicitarlo, hay que decir) y después se abandona. No hay más que ver los ejemplos mencionados o los contenedores soterrados del casco histórico que o están en un estado lamentable o directamente se han precintado.

El tema de bicis y patinetes levanta sarpullidos. No soy yo sospechoso de estar contra estos medios de transporte y de hecho la primera campaña que hice cuando me eligieron presidente de Lugo Monumental fue precisamente para que se modificase el borrador de ordenanza de circulación, que prohibía su acceso a las zonas peatonales, un disparate que afortunadamente se corrigió.

El problema es que se utiliza esa autorización para acceder pero no se cumplen los demás requisitos que pone la ordenanza: circular a una velocidad moderada, guardar separación con los peatones y no hacer maniobras que causen situaciones de peligro. Esto se obvia y nadie lo vigila, con esa vuelta a la “normalidad sin vigilancia” que rige el tráfico en nuestra ciudad. Con los patinetes pasa igual: gente circulando por dirección prohibida a toda leche, por las aceras a toda leche o por zonas peatonales a toda leche. Que el chisme ese pueda ir a 40 no significa que haya que hacerlo necesariamente…

Pero volvamos a lo de la cancelación del servicio de patinetes, que creo que es importante. Que se cierre “temporalmente” (también era “temporal” lo del Rebicíclate y ya ven) es preocupante porque este tipo de cuestiones son básicas si queremos tender a una ciudad más peatonal y más libre de coches.

Se ha empezado la casa por el tejado, cerrando el carril de la Ronda sin tomar medidas previas totalmente necesarias. No me entiendan mal, ese cierre temporalmente no solo es que tuviera sentido, es que lo propuse yo mismo, pero la situación de aquella era diferente. Los comercios y hostelería estaban cerrados, salíamos de casa a pasear en horarios determinados y hacían falta espacios amplios donde poder andar guardando mucha distancia. Hoy ya no se dan esas circunstancias y los beneficios indiscutibles de esa corte al tráfico se ven superados ampliamente por los perjuicios que se están causando, también indiscutibles.

Se hizo una propuesta que se ha ignorado olímpicamente: retirar los conos las noches del domingo al lunes y volverlos a poner a última hora del viernes. Así durante la semana no habría problema de tráfico y el fin de semana, que es cuando más podemos salir a andar, tendríamos ese carril disponible. Ni se nos ha contestado, como es habitual, y tampoco creo que mover unos cuantos conos sea tan sumamente farragoso como para no poder llevar a cabo esta solución, muy sencilla y práctica.

El área de movilidad del Ayuntamiento debería plantearse muy detenidamente estas cuestiones, con las que se está dañando muy gravemente al casco histórico. Si pretenden, como parece que es su intención, que la gente use bicicletas y patinetes como alternativa al coche me parece fantástico, pero lo primero que hay que hacer es poner aparcamientos a su disposición, porque por mucho que queramos ir en bici a los sitios si no hay donde dejarla te juegas una multa. Les recuerdo que el artículo 39 de la ordenanza de circulación prohíbe expresamente dejar estos vehículos “encadenados o atados a cualquier elemento de la vía no destinado a tal fin”.

miércoles, 8 de julio de 2020

¿Es posible combinar descanso y ocio?

Dos de los bares latinos clausurados en Camiño Real. Si  se fijan en el cartel de "terraza abierta 2:00 - 2:30" verán el problema... en una zona residencial.
Foto: El Progreso


Estos días las noticias sobre los problemas que generan las alteraciones de convivencia son el pan nuestro de cada día. Estamos más en casa (incluso a pesar de que podamos salir) y eso se nota, hay más roces con los vecinos y la tensión, que no se acaba de disipar del ambiente, se traduce en que vayamos a peor. El cierre de un bar de Camiño Real, que tenía la música a la calle a todo trapo y unos jaleos de padre y muy señor mío, y la huelga de hambre de un lucense al que sus vecinos le hacen la vida imposible, con ruidos hasta altas horas de la noche todos los días, son los dos ejemplos de cabecera que tenemos hoy mismo en la prensa. Sobre el segundo caso poco les puedo decir, solo los que hemos tenido vecinos molestos sabemos lo que es la desesperación de tener que madrugar y no poder dormir por su culpa… Es un caso tan problemático que lo dejo para otro día y hablaré solo de los primeros.

Hace unas semanas la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, publicó un bando que permite a todos los bares montar terrazas frente a sus negocios, una medida que personalmente me parece un acierto y algo muy oportuno en este momento ya que por mucho que nos digan que podemos entrar en los locales a todos nos da yuyu, así que es la única opción para que sobrevivan esos bares. Pero claro, esto está generando quejas porque algunos locales no se conforman con sacar mesas a la calle, ponen los bafles a toda pastilla a lo que se añade que muchas veces los clientes hablan con un tono de voz tan discreto que sigues su conversación cómodamente tumbado en tu cama a dos manzanas de distancia (en eso el hostelero no tiene la culpa, claro está). Y si llamas a la policía local te dicen, por lo que me cuentan, que “es que tienen permiso”. Matizan que no para la música (aunque tampoco van para que la apaguen), pero sí para usar la terraza en su horario normal, que es hasta las tantas de la mañana por la semana y media hora más los fines de semana. ¿Cómo casamos eso con el descanso de los vecinos?

Son situaciones complejas en que chocan los derechos de unos y otros: el del descanso y el de divertirse, y se añade a este último el de trabajar para quien vive de esas terrazas. Difíciles de combinar, sobre todo porque aunque parece que lo lógico es optar por el descanso todos pensamos que hay “excepciones”. Precisamente esas excepciones son el problema, ya que cada cual aplica las suyas. Por ejemplo, durante las fiestas patronales medio Lugo se echó encima de los vecinos del parque de Rosalía, que recurrieron al juzgado para que el ayuntamiento aplique sus propias ordenanzas (que se saltaban a la torera) y poder dormir. Se les criticó principalmente por dos motivos: el primero es que “ya sabían dónde se metían cuando se fueron a vivir allí” y el segundo que son unos días al año y que no tendría sentido que el San Froilán pareciese la procesión de Os Caladiños. Ahí no vemos derecho al descanso y más en una zona de viviendas caras. “¡Que se jodan, que son unos días!” es el mantra cuando quien se quiere divertir es uno mismo. Del botellón ya ni hablamos, una costumbre bastante extendida pero que en Lugo no solo no se atajó sino que se promocionó socialmente (todos recordamos a un exalcalde “visitando a los jóvenes”), y que es difícil de cortar pero no imposible.

Pero si le damos la vuelta a la tortilla también es exagerado. ¿Acabamos con toda fiesta? ¿Todo concierto? ¿Toda verbena?... ¿Convertimos la ciudad en un monasterio? Quizá la búsqueda de un punto medio razonable sea la piedra filosofal, tan deseable como complicada de obtener. Yo mismo he organizado fiestas en la calle Obispo Basulto y me ha disgustado que un sábado nos obligasen a pararla a las 23:59, mientras veía que la Diputación Provincial de Lugo organizaba conciertos que empezaban a las dos de la mañana a la semana siguiente… Insisto, es difícil, incluso contradictorio, y también comprendo al técnico que nos redujo el horario con el argumento de que “si todos los sábados tenemos fiestas hasta las tres de la mañana…” aunque ahora las tengamos todos los días de la semana.

Hoy no les ofrezco soluciones, solo les planteo reflexiones. Quizá sea uno de esos problemas sin salida, en que hagas lo que hagas fastidias a unos u otros. Pienso en los asociados de Lugo Monumental que tienen pubs y en las limitaciones a la apertura que sufren mientras ven cómo otros locales exceden sus permisos sin problema. También veo a los bares que intentan sobrevivir como pueden en un momento terrible para ellos, pero que cumplen escrupulosamente con las ordenanzas y que están siendo criticados sin motivo… Es muy complejo.

Tal vez el camino sea sentarse a dar una pensada conjuntamente ¿Y si hacemos responsables a las personas que gritan de sus gritos? ¿Y si sancionamos a los que ponen la música en la calle hasta altas horas sin permiso? ¿Y si se deja que reabran en condiciones los pubs que están aislados convenientemente y que son los lugares donde se pueden montar las fiestas sin molestar a nadie? ¿Y si establecemos horarios razonables y los cumplimos?

Una reflexión conjunta es necesaria, hoy más que nunca, porque los nervios están a flor de piel y esto acabará mal.


martes, 7 de julio de 2020

¿Cinco días de cierre?

La playa de las Catedrales, el segundo lugar de Galicia con más turismo, solo superado por la Catedral de Santiago.

¿Qué lógica tiene cerrar A Mariña cinco días? Es una pregunta que muchos nos hemos hecho cuando se anunció esta medida de contención ante el rebrote de coronavirus que afecta a municipios de nuestra costa. La lógica política, que en este país nos tiene sorbido el seso a todos, parece indicar que se hace así porque el domingo hay elecciones, aunque tal vez el motivo sea otro o, por lo menos, ese no sea el único.

Hablando con gente de la costa que se dedica a gestión de empresas, respiran aliviados por ese plazo de cinco días, ya que si se decretasen los quince que pide alguna gente se entraría en la segunda quincena de Julio… y eso tendría unas incalculables repercusiones económicas y haría un daño irreparable a la campaña estival. El “solomillo” del verano, es decir, la segunda quincena de Julio y la primera de Agosto son la piedra angular de la economía turística de A Mariña. Además, siempre se está a tiempo de prolongar esas medidas si la situación no se controla.

Sí, claro que es suena a barbaridad poner la economía en primer lugar, pero la gente tiene que comer, y si el dinero del aluminio desaparece y la pesca está como está, hay que apostar por otros sectores.

Si esta situación se diera dentro de un mes le echarían la culpa a “los de Madrid”. Una cura de humildad nos viene bien a todos, a ver si actuamos con ese “sentidiño” del que tanto presumimos y tenemos el cuidado que se nos pide, usando mascarillas y evitando situaciones de riesgo. Como “en Lugo estamos a salvo” nos lo hemos tomado con menos seriedad… y ya ven.

No bajen la guardia.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 8 de Julio de 2020

lunes, 6 de julio de 2020

Los supuestos ''fa'' y los que se creen ''antifa''


Si no hubieran montado la protesta nadie habría hecho demasiado caso de las pocas decenas de simpatizantes de Vox... a los que hay que restar los curiosos que fueron a ver a Abascal "en persona".

Los fascistas del futuro se autodenominarán a sí mismos antifascistas”. Es una frase habitualmente atribuida a Winston Churchill aunque no hay constancia de que la dejara escrita en ninguna parte o la pronunciase en uno de sus imperecederos discursos. Es como esa que siempre se pone en boca de Voltaire: "Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo” que él nunca dijo pero que Evelyn Beatrice Hall citó como ejemplo de sus creencias. Siendo más banales, tampoco Conan Doyle escribió jamás lo de “Elemental, querido Watson”, y ya ven.

En cuanto a lo de Churchill, la verdad es que la cita le pega, y es más que probable que respondiera a su forma de pensar (solo hay que leer sus memorias para darse cuenta). Luchó contra los nazis, siendo una de las piedras angulares de su derrota, y para ello se alió con la dictadura comunista de la URSS, a la que pronto denunciaría tras la guerra por ser un nuevo fortín del totalitarismo e incluso llegó a trazar un plan militar, la “operación impensable”, para su invasión.

Todo esto viene a que la semana pasada hubo en Lugo un mitin de Vox al que acudió su jefe de filas, Santiago Abascal. Congregaron a muy poquita gente, quizás un centenar en el mejor de los casos (no estuve por allí así que lo digo a ojo por las fotos, disculpen si me equivoco hacia arriba o hacia abajo) pero tuvieron a media ciudad hablando del tema el fin de semana, un asunto que sólo se dejó de lado por el cierre de A Mariña por el brote de coronavirus, del que hablaremos pronto.

Si tuvieron tanta repercusión no fue por su reunión, que habría quedado reducida a una mera anécdota, a una pequeña foto a pie de página de la prensa local y poco más, sino porque se convocó una concentración “antifa” (se entiende que quieren decir “antifascista” pero se ve que queda más guay reducir los términos, algo muy americano) justo delante que armó un buen cirio.

El efecto de esa protesta fue justo el contrario al deseado. No voy a decir que despertasen simpatías hacia Abascal y sus siglas, que eso no es fácil, pero sí han logrado que haya habido muchas personas nada sospechosas de compartir la línea argumental de ese partido, entre las que me incluyo, que nos hemos visto obligados a defender su libertad de expresión sin mayores consecuencias. Esas “contraconcentraciones” no sólo son ajenas a la lógica del orden público y la normalidad, sino que también chirrían mucho en un Estado democrático.

En estos casos siempre aconsejo un ejercicio mental: den la vuelta a la situación. Imaginen que son los de los partidos de izquierdas los que hacen un mitin y que los de la derecha más rancia se van allí con banderas franquistas y demás parafernalia comparable con las estrellas rojas y demás símbolos extremistas. ¿Qué pasaría? ¿No estarían los del mitin protestando, con razón, de que se les torpedea su libertad de expresión? Pues aquí pasa lo mismo.

No se trata de contraponer ideas, que eso es sano, sino de buscar la confrontación en la calle. La masa es idiota, creo que eso es bastante difícil de rebatir, y es una temeridad convocar dos extremos opuestos en el mismo sitio y a la misma hora. De hecho me sorprende bastante que se hayan autorizado ambas concentraciones simultáneamente. Si es que se ha hecho.

Pero al margen de toda cuestión ideológica sobre la democracia, la libertad de expresión, y la legitimidad de un partido a expresar sus ideas, por delirantes y extremistas que éstas sean, hay un elemento de estrategia que desaconseja tomar el camino elegido por los autodenominados “antifas”: es contraproducente. A los hechos me remito. Les han dado un protagonismo a los de Vox que jamás pensaron tener en Lugo, donde, afortunadamente, no sacan votos ni para presidir la comunidad de vecinos.

Lo de las mascarillas y la distancia de seguridad no va con el líder, que se ve que se cree fuera de todo riesgo.


viernes, 3 de julio de 2020

Recuerdos de un pasado (quizás algo mejor)

¿La reconocen? Seguro que la han visto cientos de veces...

Ahora que comienza el verano, por atípico que vaya a ser, te vienen a la cabeza aquellas tardes eternas en el Fluvial en que bajábamos con la fiambrera de la ensalada, la tortilla y los filetes rebozados. Aún noto el sabor de aquellos sencillos manjares, que comías en platos de plástico sentado en una toalla como si fueran lo mejor del mundo, porque lo eran (también es cierto que tener de madre a mi madre también ayuda a que la comida esté para chuparse los dedos).

Paseando estos días por la zona me sentí mayor, no por todo esto, que son preciosos recuerdos que nos llevan a una época más feliz (cuando tienes 10 años todo es sencillo y maravilloso) sino por ver lo mucho que han cambiado las cosas… y no para bien.

Les voy a poner un ejemplo que fue el que más me llamó la atención: la casa que está justo frente a la puerta del Fluvial tiene una fuente de la que todos bebíamos sin problema. Ahora no solo tiene el cartelito de “no potable”, sino que está seca, como casi todas las fuentes de Lugo (la del Museo Provincial, la de la Puerta del Carmen…). Cuando salíamos del río íbamos a beber allí y lo que con más cariño recuerdo es que los de la casa, ahora abandonada, que está al lado tenían en el alféizar de la ventana varios vasos para que los utilizásemos libremente. Ahora en vez de vasos hay rejas.

Es un fiel reflejo de lo que estamos haciendo con este mundo. Ya sé que siempre se dice que cualquier tiempo pasado fue mejor y que los recuerdos prescinden de lo malo para quedarse con lo bonito, pero es que lo era. En aquel momento a nadie se le ocurría robar esos vasos, porque estaban allí para todos. Los usabas y los enjuagabas. Hoy no durarían ni cinco minutos, y ni siquiera porque alguien los quisiera robar para usarlos en su casa, sino porque los romperían contra una pared en un acto gratuito de destrucción y maldad como los que vemos a diario en cualquier rincón.

Es una triste reflexión, pero me temo que bastante acertada: vamos a peor, y lo seguiremos haciendo mientras los valores y la responsabilidad sean poco menos que conceptos de “un pasado superado” y se confunda el culo con las témporas.