jueves, 23 de julio de 2020

El negro panorama: ni Renfe pondrá trenes ni la Diputación mejorará carreteras


O problema das estradas da deputación é o firme, non é a anchura lamentablemente porque se valeron hasta ahora van a seguir valendo. ¿Por qué? porque cada vez hai menos población no rural así que a necesidade de ampliar, pues home, non é tanta.” Cita literal de Don José Tomé, Presidente de la Diputación de Lugo.

Las frecuencias de ferrocarril que se ofrecen en Galicia “tanto de servicio público como los comerciales, dan respuesta a la demanda actual existente”. Isaías Táboas, presidente de Renfe.

De las declaraciones recogidas en los dos párrafos anteriores podemos entender claramente que al desmantelamiento de la red ferroviaria de Lugo (que había tenido una sensible mejora en algunas conexiones, como por ejemplo con Madrid, pero que ahora se han ido deteriorando a un ritmo alarmante) se une también la falta de mejora de carreteras provinciales ya que, según dice el señor Presidente de la Diputación como “cada vez hai menos población no rural así que a necesidade de ampliar, pues home, non é tanta”.

Ni tren ni carreteras. Estamos aviados.

Desde un punto de vista liberal, la administración no se ha de meter donde no la llaman, pero cualquier concepto de Estado, por mínimo que este sea (recuerden que no es lo mismo liberalismo que anarquía) incluye como función básica “que los trenes salgan a su hora”. Eso da por sentado, por supuesto, que haya trenes.

En Lugo estamos viendo una vez más cómo se nos venden maquetas grandiosas de una estación Intermodal al mismo tiempo que se nos quitan servicios ferroviarios, en un engaño colectivo en el que el ciudadano medio pica (hasta cierto punto que ya vamos avanzando) cegado por esa supuesta “modernidad”, que así en genérico es como no decir nada.

Lugo está perdiendo el tren, con el silencio cómplice de la plataforma que supuestamente nació para defenderlo pero que es como el Guadiana: sólo protesta cuando no gobiernan los que les firman los cheques, es decir, el PSOE, así que ahora toca estar callados como muertos o, como mucho, hacer algún tímido acto en que aseguran que se les garantiza el mantenimiento de los servicios pero no abrir la boca cuando se viola flagrantemente esa promesa, como está pasando ahora mismo.

La postura de RENFE y la del señor Tomé es la misma: “pa’ qué, si sois cuatro gatos”. Todos esos foros tan sesudos sobre la grave crisis de la despoblación, esas declaraciones rimbombantes de que pondrán “todos los medios” y esas cosas se quedan en meras soflamas políticas que no sirven absolutamente para nada, más que para intentar arañar los votos de algunos cándidos que siguen creyéndose el cuento de la buena pipa. Pero mientras se dice eso con una mano se afirma sin sonrojo que “a necesidade de ampliar, pues home, non é tanta”. Y así estamos.

Que esas declaraciones las hiciera otra persona sería grave, pero que las haga el Presidente de la Diputación de Lugo, una provincia eminentemente rural, con población dispersa en pequeños núcleos y con un peliagudo problema de futuro… es para echarse a temblar. Incluso me atrevería a decir que hay quien ha dimitido por mucho menos, porque por si fuera poco esas declaraciones incluían la advertencia de que ese es el criterio que regirá para lo que resta de mandato. Tres años.

La administración ha de dotar de una serie de servicios básicos a los ciudadanos, independientemente de su rentabilidad, y decir esas cosas es, cuanto menos, discutible.

“¿Pero tú no eras liberal?”, dirá alguno. Sí, claro que lo soy, pero les repito lo que puse antes: no es lo mismo liberalismo que anarquía. Obviamente creo que ha de haber un Estado, mucho más reducido que la todopoderosa mole que tenemos ahora, pero que cubra ciertas cuestiones básicas. De todas formas habría que preguntarse no por mi planteamiento, sino por el del señor Tomé, que se dice de izquierdas pero ya ven, se ve que no.

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