jueves, 31 de diciembre de 2020

Política de Privacidad

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viernes, 18 de diciembre de 2020

Los lucenses merecemos un Gobierno que no nos mienta

 

Los lucenses merecemos un Gobierno que no nos mienta. Podemos afirmar esto parafraseando a Alfredo Pérez Rubalcaba, un histórico socialista que el día 13 de marzo de 2004 sentenció una de esas máximas que merecen estar grabadas con letras de oro en la entrada de las instituciones públicas.

Soy plenamente consciente de que la subida de las tasas de terraza es bien vista por algunas personas que, con esa mala leche que nos gastamos cuando a quien le suben los costes es a otro, aplauden el incremento porque “son muy bajas”. Lo piensan aunque Vigo cobra 5,34, Coruña 25 y Santiago 27 euros por lo que en Lugo ahora cuesta 19,32 y se va a subir a 40,32 euros. Pero hoy no les voy a hablar de lo disparatado de la subida, ya que es opinable, sino de cómo se ha justificado esa medida. Mintiendo y reiterando la mentira.

Dice el Gobierno municipal que “por ley” están obligados a subir esas tasas y que hay “tres sentencias” que le condenan a ello. Es falso. Sin paliativos, es mentira.

Para empezar, la ley ni siquiera obliga a que se cobre la ocupación de vía pública. Es una decisión del Ayuntamiento, que puede no fijar una tasa y, aunque regule dónde se pueden y dónde no se pueden poner terrazas, tiene libertad de no cobrar ni un céntimo por su instalación. Lo que no puede es cobrar lo que le venga en gana, como hizo durante muchísimos años, en que los hosteleros lucenses pagaban las tasas más caras de Galicia.

Una vez aclarado esto, también hay que explicar la diferencia entre una tasa y un impuesto. La tasa grava el coste de un servicio nada más. Es decir, que una terraza gane mucho dinero o poco no puede afectar a la tasa, porque eso donde se paga es en los impuestos. Esto da al traste con la falaz argumentación de “pagan poco y ganan mucho”, un prejuicio de discusión verdulera bastante impropia de un Gobierno.

En cuanto a las famosas “sentencias”, es cierto que han perdido un pleito en el juzgado contencioso administrativo por un tema de un vado, y que no sólo se ha anulado la liquidación que reclamaba esa persona sino que el juzgado ha elevado una cuestión de ilegalidad al TSXG, pero ni se ha resuelto todavía ese litigio que, previsiblemente, anulará la ordenanza 153 (que es la que regula vados) ni en caso de que se llegue a ese punto esto afectaría a la ordenanza 152 que es la que estamos debatiendo.

Es decir, que ninguna sentencia pone en duda la actual ordenanza fiscal que regula el cobro por las terrazas y decir lo contrario es, sencillamente, mentir.

¿Por qué se cuenta esta milonga? Sencillo, porque se quiere quedar bien con todos a cualquier precio. Se quiere subir lo que paga el hostelero por instalar su terraza, pero sin cabrearlos, así que se les cuenta que en realidad “yo no quería, es que me obliga el juzgado”. Sólo que eso es falso.

Por si esto fuera poco, la subida la basan en un “estudio de costes” que no hay por dónde cogerlo porque aplica coeficientes artificiales para convertir los poco más de tres euros que el propio estudio fija como precio real del suelo en los más de 40 que quieren cobrar. A mayores, se producen situaciones absurdas como que se suban más las tasas a las zonas menos ventajosas o que calles de menor categoría paguen otras de mayor categoría lo que, a un gobierno “progresista”, tendría que sacarles los colores.

Si quieren subir las tasas de terraza están en su derecho a hacerlo, para eso son el Gobierno, pero no de cualquier manera, ni arbitrariamente, ni, por supuesto, engañando a los interesados. Recuerden al señor Rubalcaba y apliquen su máxima: “Los lucenses merecemos un Gobierno que no nos mienta”. Asuman su decisión que, estoy seguro, habrá quien les aplauda porque ya sabemos que “tienen que pagar más” es un mantra que cuela… siempre que se aplique al de al lado, claro.


jueves, 17 de diciembre de 2020

Luces navideñas en toque de queda

 

Cuando hablábamos del tema de las luces navideñas se contraponían dos posturas bastante claras: la de quienes piensan que es un gasto superfluo que se podía obviar para destinar ese dinero a quienes más lo necesitan, y la de los que creen que es un incentivo importante no sólo para promocionar el comercio sino para intentar levantarnos el ánimo a todos, que buena falta hace. Yo soy de los segundos, pero comprendo perfectamente la postura de los primeros.

Pero lo que estoy seguro es de que ninguna de las personas que opinaba sobre esto aceptaría lo que está pasando en Lugo, la ciudad que siempre nos sorprende con su peculiar gestión en casi todos los ámbitos: la iluminación navideña se apaga a las 12 de la noche, es decir, una hora más tarde del toque de queda.

¿Qué lógica tiene eso? Porque ni los más férreos defensores de las virtudes de la iluminación navideña defenderán que se utilice cuando por la calle no puede haber nadie al margen de las escasísimas excepciones que contemplan las normas. ¿No es un despilfarro energético más que evidente por parte de una administración que va por el mundo presumiendo de ecológica?

Ni siquiera es un problema difícil de solventar. Supongo que no habrá una persona que vaya encendiendo y apagando las luces, que estará automatizado y que habrá una programación, así que es simplemente que no se han dado cuenta, como es habitual porque no se fijan en los detalles de casi nada. No parece que tenga mucho sentido poner el reloj hasta las 12, apáguenlas a las 11 de la noche y lograrán dos cosas, que sirva de aviso a algún despistado que esté fuera de casa cuando no debe… tal vez esa hora que sobra se podría añadir al inicio para disfrutar más tiempo de la iluminación.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

El disparate de la Xunta con los carnés jóvenes

 

Presentando el nuevo carnet que recibirán 400.000 despistados en su casa, no sea que se tengan que molestar en cubrir una solicitud.

La Xunta de Galicia anunció ayer por la mañana que va a enviar el “carné xove” a 400.000 jóvenes de entre 12 y 30 años. En principio no suena necesariamente mal hasta que lo piensas un poco y razonas… ¿y si no lo quieren? ¿no es más lógico dárselo a quien lo pida como hasta ahora?

Por si la tontería no fuera suficiente, se eliminan los seis euros de tasas que se cobraban para su renovación, que se pagaban cada dos años. Un matemático, por mediocre que sea, nos diría que eso hace que el coste del carnet fuera de tres euros al año, y con esa mínima inversión se accede a descuentos y promociones… ¿Un chollo? Pues no creo, porque en todo el año 2019 hubo 19.590 solicitudes, y a finales de año estaban en vigor 43.449 (es decir, acumulando los anteriores que no habían caducado). Los datos de uso no están publicados, pero nos los podemos imaginar.

Si menos de 20.000 personas potencialmente beneficiarias se molestaron en cubrir la solicitud en 2019, ¿a qué viene ahora emitir nada menos que 400.000 unidades, que encima saldrán de nuestro bolsillo colectivo, ya que – insisto - se elimina la tasa? ¿Qué lógica tiene mandar el carnet a todos los posibles beneficiarios sin que lo soliciten y sin que a lo mejor lo vayan a usar jamás?

El mensaje es terrible. “Tú quédate en casa, bonito, que ya te llevo yo los descuentos para que puedas seguir navegando en el móvil o en el ordenador y no te molestes en hacer nada que ya nos encargamos nosotros de todo”. La cultura del todo gratis, del mínimo esfuerzo, de la comida masticada… un disparate en toda regla que encima nos va a costar una pasta a todos.

La Xunta ha metido la pata clamorosamente y supongo que parte del problema es el discreto éxito de los carnets. 20.000 unidades en un año no es que sea para tirar bombas, pero en lugar de replantearse si la estrategia está siendo la adecuada y hacer más atractivo el carnet para que la gente lo quiera han optado por mandárselo a casita, y no, ni siquiera se ha optado por una versión digital cuyo coste sería menor, sino que se enviará con la consabida carta llena de logotipos y firmas de gente muy importante que se felicita a sí misma por una iniciativa que nadie les ha pedido.

Si se dejaran de caralladas y se impulsasen medidas que favorezcan el emprendimiento y el empleo juvenil…

martes, 15 de diciembre de 2020

Lugo destinará 790.000 a plantar lechugas

Para 2021 nuestro gobierno local no tiene previsto empezar a usar el nuevo auditorio, derribar el Garañón o hacer la playa fluvial que tanto nos habían prometido...

Ni nuevo auditorio, ni derribo del Garañón, ni playa fluvial. Ninguna de las tres cosas figura en los presupuestos presentados por el Gobierno del Ayuntamiento de Lugo para 2021, aunque curiosamente sí hay partidas para la programación cultural del viejo Gustavo Freire con lo que se entiende que no tienen planeado abrir las puertas de las nuevas instalaciones de avenida de Magoy durante otro año. Se nos podrá decir que eso está en otras partidas, pero no tiene el menor sentido no reflejarlas en las “suyas” cuando otras similares sí tienen nombre y apellidos.

Se incluyen en cambio partidas chocantes como los 790.000 euros destinados a los huertos urbanos. Muchas lechugas se compran con ese dinero, la verdad, y no sé yo hasta qué punto tiene mucho sentido meter esa barbaridad de dinero con la que está cayendo y lo que se nos viene encima en unas instalaciones que tuvieron un éxito puntual y a día de hoy están semiabandonadas. No me entiendan mal, que lo de los huertos me parece muy bonito, pero como no se gestione algo mejor no va a servir de gran cosa, y en todo caso me parece que es una barbaridad de dinero para hacer unas parcelitas donde la gente pueda darle al sacho.

Para que se hagan a la idea de qué estamos hablando, 790.000 euros es el presupuesto que el Ayuntamiento de Valladolid destinó a recuperar un parque, el Juan de Austria, cuya rehabilitación supuso actuaciones bastante más importantes que poner unas vallas y aspersores para vegetales. Esa misma cifra (bueno, en realidad fueron 790.963,32 euros) es lo que presupuestó la Junta de Andalucía para el Colegio de Educación Infantil y Primaria de Cañada Rosal, construyendo con ese importe basa menos que un módulo de 600 metros cuadrados con 150 puestos escolares distribuidos en seis aulas, aseos, porche cubierto… que finalmente costó 651.824,58 euros, casi 140.000 menos que los huertos de Lugo. También es el importe del saneamiento de la zona de A Malata en la Ría de Ferrol lo que hace pensar que tal vez habría sido un dinero interesante para sanear el Miño a su paso por Lugo, que cuando baja el nivel del agua da un poco de asco. Aquí nos lo vamos a gastar en parecelitas para plantar tomates. Nos salen caros.


La rehabilitación de un parque entero tuvo el mismo presupuesto que aquí se gasta en poner parcelas para plantar vegetales...

El Colegio que Andalucía presupuestó en lo mismo que nos cuestan los huertos, ha costado realmente 140.000 euros menos...


El PP ha criticado que en estos presupuestos se incluyan 70.000 euros para cambiar el coche oficial de la alcaldesa, un vehículo de casi 20 años que no sólo utiliza ella. Les confieso que no tengo ni idea de mecánica y no sé lo estropeado que está ni los kilómetros que tiene, pero a priori no tengo por qué dudar de que haya cumplido sobradamente su función. Hoy en día un coche que ronda los 14 o 15 años está “viejo” y tal vez debería ver otras opciones como el alquiler. Se podría decir que vale, que puede renovar el coche entre otras cosas porque así contaminará menos (creo que van a comprar un híbrido) pero que no hace falta que se vaya a un coche tan caro… pero francamente tampoco veo a mi alcaldesa en un acto oficial bajándose de un Twingo (¿aún los fabrican?). Sí, ya sé, ya sé, la imagen no es lo más importante… pero tampoco es lo menos relevante.

El problema de estas cosas es que nos distraen de las verdaderamente relevantes, y vuelvo al principio: Ni nuevo auditorio, ni derribo del Garañón, ni playa fluvial. Otro año perdido en temas por los que llevamos esperando… lo que llevamos esperando. Pero al menos nos entretendremos plantando guisantes.


lunes, 14 de diciembre de 2020

El compromiso de mantenimiento del empleo en los EREs-ERTEs

 


Una de las cuestiones más confusas para las empresas que han tramitado Expedientes de Regulación de Empleo (EREs o ERTEs) es el compromiso de mantenimiento del empleo. Aunque la intención de esa medida es razonable no se ha articulado con demasiado acierto y habría que explicarlo correctamente teniendo en cuenta que las consecuencias de incumplir ese punto son, como acertadamente explicaba El Progreso el pasado día 10, muy graves porque suponen la anulación del expediente y por lo tanto la devolución de todas las exenciones realizadas y de las prestaciones de los trabajadores, que parece lógico pensar que tendría que asumir la empresa. Sin embargo, hay cosas chocantes sobre este tema que es importante matizar.

Para empezar, el incumplimiento de ese compromiso de mantenimiento no anula o se convierte en improcedente el despido necesariamente. Lo que produce son consecuencias sobre el ERTE, que no es lo mismo. Es decir, la empresa tendrá que devolver el dinero, pero no habrá de readmitir al trabajador salvo que ese despido se declare improcedente o nulo en un procedimiento diferente, ajeno al de la regulación de empleo.

Tampoco implica que todos los despidos estén vetados. Los que sean disciplinarios, por ejemplo, se pueden llevar a cabo (por ejemplo, un trabador que se niega a reincorporarse y que falta a su puesto tras su llamamiento) y como es obvio ni las extinciones de contrato por invalidez ni por muerte afectan al expediente. La finalización de contratos temporales que llegan a su fecha de vencimiento tampoco se consideran despidos, porque simplemente son “no renovaciones”.

Por otro lado, cabe señalar que en realidad el mantenimiento del empleo no es consecuencia de la tramitación de un ERTE sino de acceder a exoneraciones en las cuotas de seguridad social. Es decir, que una empresa puede haber tramitado un ERTE sin asumir ese compromiso si no se benefició de las exoneraciones.

Pero probablemente lo más llamativo de todo es cómo se computan los seis meses de mantenimiento del empleo. El reloj empieza a correr cuando se recupera al primer trabajador, aunque sea a tiempo parcial. Es decir, una empresa con tres empleados a los que suspendió el contrato el 14 de marzo y que recuperó a uno de ellos a media jornada el 15 de abril habrá cumplido sus seis meses de compromiso el día 16 de octubre… y eso es válido para toda la plantilla así que podría despedir a los tres, no sólo al que recuperó.

Esto tiene como consecuencia que una persona pueda pasar del ERTE al despido sin haber trabajado un solo día, lo que crea muchísima confusión, que se incrementa si se tramita un segundo ERTE porque esos seis meses se añadirían a los primeros, siempre que uno de los trabajadores recuperados estuviese afectado en ambos expedientes.

Para liarlo más aún, en los ERTEs ETOP tramitados en base al Real Decreto-Ley 24/2020 el plazo de seis meses comienza a contar en una fecha determinada: el 26 de Junio de 2020 aunque hubieran recuperado a algún trabajador anteriormente.

Todo esto, redactado con la habitual falta de claridad a la que nos tienen acostumbrados las normas de empleo desde marzo, es el caldo de cultivo de la confusión en que viven las empresas, que ya no tienen muy claro qué pueden y qué no pueden hacer.

Artículo publicado en El Progreso del 12 de Diciembre de 2020

viernes, 11 de diciembre de 2020

El Gobierno de Lugo quiere sangrar a la hostelería

 

Lo de que el Gobierno de Lugo anuncie reiteradamente que no se pagarán tasas de terraza en 2021 está muy bien… si no fuera porque se callan que a partir de 2022 se duplicará el precio, lo que no sólo neutraliza esa “generosa” exención, sino que empeora la situación de las familias que viven de la hostelería volviendo a la senda del abuso y la desproporción. En algunos casos el incremento es del 600% de la tasa y recuerden que ese aumento no es sólo para el 2022, es para siempre.

Centrándonos en el casco histórico, que es nuestro campo de actuación, para que se hagan una idea los más de 40 euros por metro que pagará un hostelero de Lugo superan con mucho los 27 que pagaría en Santiago de Compostela, los 25 de Coruña o los 5,34 de Vigo, localidades en que es difícil rebatir que las terrazas son muchísimo más rentables por sus características turísticas e incluso climatológicas.

Desde que en 2013 Lugo Monumental denunció que nuestros hosteleros sufrían las tasas de terraza más caras de las ciudades de nuestra Comunidad, se inició un largo camino que incluyó una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia que avalaba nuestros postulados y anulaba el estudio de costes utilizado por la administración para inflar artificialmente los precios de las tasas. Todo aquel proceso culminó con un acuerdo que redujo las tasas a unos precios razonables pero ahora, sin que exista obligación alguna por parte del Ayuntamiento de cambiar eso, abren de nuevo el melón de la escalada de costes.

Sé que mucha gente piensa que pague lo que pague un hostelero es poco, con esa falta de empatía que algunos muestran cuando el dinero no sale de su bolsillo, pero lo grave es que quien parece compartir ese criterio es el Gobierno de Lugo a pesar de que ya se les ha demostrado reiteradamente que están equivocando el camino sangrando a quienes, sobre todo en esta situación, están pasando por un durísimo momento del que a duras penas se podrán recuperar. Muchos quedarán por el camino. Es muy fácil decir que tienen que pagar más quienes están trabajando en nuestras fiestas y los días que los demás descansamos, prestándonos un servicio que en esta pandemia se ha demostrado como fundamental, y decretar arbitrariamente disparar los precios desde un cómodo despacho pagado por los impuestos de los propios perjudicados.

Es que el café en el centro es muy caro” dirá alguno. Sí, cuesta más que en otras zonas como en todas las ciudades del mundo, pero el coste de una terraza en una calle de 1ª categoría es un 579% más cara que en una de 3ª o 4ª. Eso supondría que si un café en las primeras cuesta 2 euros, en las segundas tendría que costar 35 céntimos para seguir la proporcionalidad. Tampoco parece razonable que sea más caro poner una terraza en una calle de 5ª categoría (9,12 €/m2) que en una de 3ª o 4ª (6,96 €/m2) lo que indica la poca credibilidad del estudio usado por la administración.

Todo esto se hace en el momento menos oportuno posible y ocultando esa subida con la cortina de una exención temporal. Se podría alegar que estos procesos son largos y que la subida se hace ahora por una cuestión de “procedimiento”. Sí, podría decirse eso, sólo que se mentiría porque este incremento se votó hace menos de dos meses, el 29 de octubre. Ya sabían lo que hacían y cuándo lo hacían. Ya sabían que estaban perjudicando a los que presumen defender.

Artículo publicado como Presidente de la Asociación Lugo Monumental

jueves, 10 de diciembre de 2020

La iluminación festiva es cosa de todos

Anímense a decorar sus casas, locales, fachadas, balcones, ventanas...

 

La iluminación navideña es un tema que cada doce meses tenemos que tratar, incluso en una situación tan atípica como la actual, en que todas las noticias se centran, como es lógico, en la pandemia que nos ha trastocado la vida y los esquemas.

Desde el Ayuntamiento de Lugo este año se han hecho un par de campañas para decorar la ciudad. Una es la tradicional del alumbrado público y la otra el reparto de unos lotes de decoración para el exterior de los locales de la ciudad. Aunque obviamente todo es mejorable, mi primera impresión es positiva, aunque con matices como suele ocurrir en estas cosas.

La iluminación de Navidad de Lugo me ha parecido mejor que la de otros años. Al menos no tenemos ballenas y peces espada en nuestras calles y los motivos son los propios de la época: estrellas, árboles… El árbol de la Plaza de España me ha gustado especialmente y creo que su sencillez es la clave de su éxito. También creo que quedan muy bien los pequeños adornos de luz que han puesto por el medio de los jardines (quizá los muñecos de nieve tienen un punto terrorífico, pero bueno, son matices). La calle Aguirre, como suele pasar por razones que desconozco, es probablemente la mejor iluminada, y tiene un montaje similar al de años anteriores en la calle de la Reina, aunque con mucha más abundancia de arcos, cosa llamativa.


No me convencen los colores, pero bueno, son modas. Ese azul tan difícil, tan frío y tan poco festivo es lo contrario de la exageración y el brillo que te esperas en las luces navideñas si bien, insisto, entiendo que con cuestiones de modas que van y vienen.

En cuanto a la campaña para colaborar con el adorno de los comercios, a pesar de que el arbolito es algo canijo y los elementos son un poco escasos, estamos hablando de algo en que la idea es que haya muchos y precisamente esa abundancia es la que logra el efecto deseado. Si todos los locales tienen ese detalle en su fachada la calle completa sí consigue ser más “navideña”, así que creo que es un acierto.

No tengo muy claro qué van a hacer después con los arbolitos. Quizá lo más bonito sería quedar un día y a una hora y que cada local colaborador acuda con él a un lugar que diga el ayuntamiento y que cada uno plante el suyo donde le digan. De esta forma se lograría “reciclar” esos árboles y que crezcan en la ciudad, que sería lo suyo.

Puede que el fallo más recurrente sea no iluminar la Muralla con proyectores o algo que no le afecte físicamente. Teniendo este monumento es una pena...

Los que sí están haciendo un esfuerzo son muchos locales de la ciudad que se están animando a decorar sus fachadas. Ahí tienen mucho que ver empresas como Guirnalda, con Lines al frente, que hace unos montajes espectaculares basados en elementos naturales combinados con elegantes luces. Ese esfuerzo para que la ciudad esté más bonita en Navidad es de agradecer, y mucho.

Todos estamos deseando que acabe este año, como si cambiar el calendario fuera a modificar la pandemia o algo por el estilo. No se puede evitar, somos subjetivos y no se puede pretender otra cosa. Pero aunque en mayor o menor medida todos hemos visto trastocadas nuestras vidas y no tengamos muchas ganas de fiesta, les animo a poner decoración en sus casas, en sus balcones, ventanas… Echemos una mano entre todos a que la ciudad tenga un poco más de luz y de color. No todo puede depender de la administración.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Los EREs (ERTEs) de la reapertura

Reapertura a medio gas en el mejor de los casos... Foto: El Progreso

Nos toca nuevamente lidiar con las muchas dudas que nos asaltan a la hora de afrontar los cambios normativos y las nuevas realidades con que nos obsequian los boletines oficiales. Las empresas y gestorías están confusas, y no me extraña, porque se van cambiando los criterios de un día para otro y lo que antes eran verdades incontestables ahora son matizadas, cuando no directamente desmentidas.

¿Qué pasa con los ERTEs en este momento? ¿Qué tengo que hacer? Me voy a centrar más en la casuística de hostelería porque es la que ve sus condiciones más alteradas:

Si su local está en una población de las que estaban afectadas por las restricciones más duras (por ejemplo, Lugo), y lo tenía cerrado lo normal es que hubiese tramitado un ERTE por impedimento. Al margen de las interpretaciones que la administración pueda hacer, es bastante obvio que ese expediente perdió su sentido automáticamente a las 00:00 del viernes, sin que haya que hacer una renuncia expresa. Es decir, que no tiene que hacer nada respecto a eso.

Sin embargo, en Lugo y otras poblaciones, aunque la hostelería pueda levantar sus rejas lo hará con una serie de importantes limitaciones por lo que probablemente necesiten redimensionar su plantilla con suspensiones o reducciones de jornada. Para ello deberán tramitar un nuevo expediente de limitación basado en la normativa que el jueves decretó dichas condiciones. También se pueden acoger a un expediente que hubiera anteriormente si no habían renunciado a él, pero explicando que lo hacen en función de estas nuevas normas. En todos los casos han de comunicarles a los trabajadores la nueva situación y sus condiciones (vuelta a la jornada habitual, suspensión de contrato, reducción de jornada…).

¿Se puede “enlazar” un expediente con otro? Sí, pero teniendo presente que son dos expedientes diferentes, en que uno terminó el viernes a las 00 horas y otro comienza en ese mismo instante, aunque como los efectos son retroactivos pueden tramitar un expediente la semana que viene, con tranquilidad, y poner como fecha de efectos la del viernes. Lo más importante es que comuniquen a los trabajadores su situación, por escrito y con constancia de su recepción.

Por último, recuerden que cualquier nuevo expediente por limitación o impedimento implica un compromiso de mantenimiento del empleo de seis meses a contar desde que se recupera al primer trabajador afectado, aunque sea parcialmente. Es un dato importantísimo a tener en cuenta haciendo una planificación de futuro.

Muchos ánimos a todos. En estos tiempos hacen mucha falta.

Artículo publicado en El Progreso el 5 de diciembre de 2020

viernes, 4 de diciembre de 2020

Vuelve la hostelería... de aquella manera...

 

Parece hecho a propósito: reabre la hostelería… y viene el temporal Dora. Ni un momento de respiro a los bares, cafeterías y restaurantes de Lugo, que ven cómo tras un mes de cierre decretado por la Xunta de forma totalmente injustificada (a los hechos me remito) se les permite abrir las terrazas al 50% de su capacidad y los interiores al 30%... pero justo el mismo día en que el frío, la lluvia y probablemente la nieve hacen acto de presencia. Así no hay manera.

Poner estufas y paraguas es una solución relativa, pero al menos de algo ayudará. Eso sí, incrementa los costes enormemente (sobre todo con los elementos que generan calor porque necesitan combustible) y ya no están las economías para muchas alegrías. De las mantitas en las sillas nos olvidamos porque en plena Pandemia es un disparate irnos pasando unos a otros ningún elemento no desinfectado, y lo que nos faltaba era eso, tener que andar lavando las mantas entre café y café.

Es cierto que gracias a la ley contra el tabaco la gente descubrió que no se está tan mal tomando algo en el exterior aunque haga frío. El problema no es ese, es el agua. Si te abrigas bien, hasta es agradable sentir el aire congelado en la cara y tomarte un café bien calentito, pero si a eso le añades lluvia la ecuación rompe por todas partes. De comer ya ni hablamos.

Ahí radica el gran problema de nuestros próceres: no tienen ni idea de lo que es llevar un negocio que se basa en la afluencia de público… bueno ni seguramente de los otros porque su mayor cercanía a la empresa privada es la de los grandes grupos que les llaman por el nombre de pila y les ofrecen jugosos puestos en sus consejos de administración tras acabar sus carreras políticas.

El paternalismo de la administración con la pequeña empresa es intolerable. Se piensan que tras nueve meses de puteo con soltarles ayudas por cinco o diez mil euros les arreglan la vida, y no, señores, para nada. Es comprensible que en este momento haya restricciones y limitaciones, por supuesto que sí, pero no que sean ilógicas y arbitrarias. Ya me dirán qué sentido tuvo cerrar las terrazas, cuando está más que demostrado que contagiarse al aire libre si no es imposible poco le falta. Pero da igual, jugamos con los dineros ajenos y nos importa poco.

Ahora se reabren al 50% y deberán lidiar con esa nueva limitación (que me parece absurda, porque lo que hay que garantizar son distancias y no aforos) y la climatología.

En fin… Ánimo.

jueves, 3 de diciembre de 2020

¿Por qué las empresas de Lugo han de pagar por servicios que no reciben?



Cuando todos los locales cerraron en marzo por la pandemia, la primera reacción de la mayor parte de los pequeños comerciantes y empresarios de Lugo fue sentarse con la calculadora en la mano a ver cuánto tiempo podrían aguantar sin ingresos, algo que muchas familias se vieron obligadas a hacer aunque matizadamente porque los EREs (ERTEs) les garantizaban unos ingresos que el autónomo o la empresa no pueden obtener de ninguna parte. Bueno, matizo, sí es cierto que pueden cobrar algo por cese de actividad, pero desde luego no supone el 70% de sus ingresos, ni de lejos.

Si bien también es cierto que no tuvieron que pagar los salarios de los empleados ni sus cuotas de seguridad social, los gastos de un negocio no se limitan a eso (ojalá). Los alquileres de los locales o las hipotecas para pagarlos, los créditos de amortización de maquinaria o de reformas de locales, los seguros, los gastos de mercancías perecederas que hubo que tirar a la basura, las existencias que no se venderán porque ya pasó su temporada y que, en el mejor de los casos, se podrán liquidar con descuentos que no dejan margen… todo ello son gastos que no cesaron durante los meses de cierre y eso sin contar que los propios autónomos tienen esa costumbre tan arraigada de comer de vez en cuando y de mantener a sus familias.

Con lo que seguramente no contaba nadie, o casi nadie, es con que la administración siguiera cobrándoles por cosas que no usan. Por ejemplo, los recibos de agua y basuras siguen siendo igual iguales, y es sangrante que un bar o un pub cerrados sigan viendo cómo el Ayuntamiento de Lugo les pasa abultadas facturas por servicios que no están utilizando. Esto implica que solo hay dos posibilidades: o se les cobra a ojo independientemente del consumo (lo que sería de juzgado de guardia) o hay un error que está inflando los números porque evidentemente ni corre el agua con los grifos cerrados ni se recoge basura de locales que llevan clausurados meses. En el caso de los pubs, por ejemplo, hablamos de negocios que desde agosto no levantan la persiana.

Eso sí, después se llenan la boca con las “ayudas” que van a “salvar” a los negocios. ¿De verdad creen que 1.000 o 2.000 euros en un pago único van a salvar a una empresa de algo? Y menos cuando se están tramitando en diciembre. Ahí el Ayuntamiento lo hizo muy bien, y Lara Méndez dio un paso adelante en pleno mes de marzo anunciando el “Reanima”, que si bien es cierto que se quedó algo corto también hay que entender que los presupuestos municipales no dan para mucho más. Metieron la pata con lo de anunciar que iban a completar los sueldos de los trabajadores (el 30% que no paga el SEPE), pero al menos hicieron algo rápido y razonablemente bien. La Xunta, por su parte, acaba de publicar unas subvenciones que realmente llegan tarde, muy muy tarde. Una empresa con nueve meses de sustos no puede estar esperando casi un año para cobrar una ayuda para su mantenimiento, y además las condiciones son bastante duras porque garantizar a día de hoy el mantenimiento del empleo durante seis meses no es ninguna broma.

Lo que te dan por un lado te lo quitan por otro. Las ayudas no son malas, claro que no, pero sería mejor centrarse en no cobrar por servicios no prestados, ¿no les parece?

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Los premios más caros

La foto de familia de la campaña que reparte 10.000 euros en premios... y nos cuesta 52.000.
Foto: El Progreso

Hoy voy a ser tremendamente breve porque si me extiendo puedo escribir cosas que me metan en un lío, así que sólo les pondré lo siguiente: La Diputación de Lugo firma un convenio con la Federación de Comercio por la que la primera aporta 52.000 euros para una campaña de compras navideñas en que se reparten en premios… 10.000 euros. Pues nos salen caros los premios, ¿no les parece?

La proporcionalidad parece que debería ser uno de los requisitos básicos para este tipo de cuestiones, y me pica la curiosidad por ver la justificación de cómo se pueden convertir esos 10.000 euros de premios en algo que implique gastar cinco veces más de dinero público… y eso suponiendo que no haya más “inversiones” por parte de otras administraciones, cosa que no podemos saber porque ni los que dan la pasta ni los que la reciben publican en ninguna parte las cifras, cosa que por cierto es ilegal.

Esto choca con el cierre de los “chiringuitos” anunciado por el señor Tomé, presidente de la Diputación, que está reintegrando en la estructura oficial todos los organismos y figuras jurídicas de derecho privado que había por ahí danzando lo cual, dicho sea de paso, no parece necesariamente malo si se hace bien.

En fin, ya saben, cuando vean la campaña de los 10.000 euros en premios piensen que nos han costado más de cinco veces esa cifra… o más.

martes, 1 de diciembre de 2020

Cae un arco en Las Catedrales

El derrumbe de Las Catedrales. Foto: Agencia EFE

Todos funcionamos con realidades palpables, pero también con alguna idea colectiva más o menos representativa, con símbolos. Esto hace que seamos contradictorios y, por ejemplo, si un futbolista que ha demostrado ser de los mejores de la historia se muere el día en que se celebra el día internacional contra el maltrato de la mujer, vemos innumerables muestras de condolencia hacia ese señor, de quien existen grabaciones en que golpeaba a una expareja suya. Algunas de esas mismas señales de duelo vienen de quien habla de tolerancia cero al maltrato, pero claro, si el señalado es no sólo un astro del fútbol sino un colega personal de Fidel Castro y demás, entonces podemos soslayar que fuera un maltratador.

Llevamos un año terrible. Esta pandemia se está llevando por delante a muchas personas que han fallecido por culpa del Coronavirus, a otras las ha dejado con secuelas, y también nos ha robado muchas cosas que nos son queridas. No sólo amenaza con condenarnos a sacrificar la Navidad precisamente por el bienestar de nuestra familia, sino que por el momento no tiene fecha de caducidad a pesar de las prometedoras palabras de las empresas farmacéuticas que, como es obvio, están compitiendo en una carrera a ver quién es la primera que es capaz de acabar con esta pesadilla... Y por si esto fuera poco, se nos derrumba un arco de Las Catedrales.

Sí, ya lo sé, es el menor de los males. Cuando hablamos de un millón y medio de muertos en el mundo (que, si los cuentan en todas partes como se hace en España, serán en realidad dos y pico) y de las innumerables vidas trastocadas por la Pandemia, parece anecdótico centrarse en la caída natural de un arco de piedra, un tema menor que no tiene relevancia alguna. Pero qué quieren que les diga, es otro símbolo de lo perecedero que es todo, incluso lo que nos parece sólido como la roca.

El mar y el viento han sido quienes crearon Las Catedrales (nombre artístico de la playa de Augas Santas) y parece ser que también son los que han provocado el derrumbe. Y nos tenemos que dar con un canto en los dientes porque la caída fue en la noche de un domingo al lunes de un día de noviembre. Si eso mismo llega a pasar a media tarde de Agosto se lleva por delante a unos cuantos visitantes.

La Playa de Las Catedrales es el monumento natural más visitado de Galicia y el segundo contando los hechos por la mano del hombre. Supera a las Islas Cíes y sólo se ve aventajada por un lugar de peregrinación, en este caso literal, que es otra Catedral, la de Santiago.

Llama la atención que hace tan solo un par de años se hizo una revisión geológica de las formaciones rocosas y los expertos aseguraron que estaba garantizada su estabilidad por 100 o 200 años. Se ve que con contaban con uno de los años más gafes que recordamos la mayoría.

Siento pena por Las Catedrales. Sí, reitero que ya sé que son solamente piedras y que encima hoy día se han convertido en un parque temático, pero no puedo evitar sentir nostalgia de cuando hace casi treinta años iba con mi hermana y mis padres a aquella playa y estábamos solos en pleno verano. “¿En serio vais allí? Es una playa incomodísima que cuando sube la marea desaparece”, nos decían. Pues ya ven, algo tendrá para atraer a miles de visitantes al año. Bueno, ahora ya tiene algo menos.

Hasta en esto nos está jodiendo el 2020.


lunes, 30 de noviembre de 2020

La Muralla a oscuras

La Muralla, con las luces apagadas el fin de semana en que celebramos su aniversario como Patrimonio de la Humanidad...

Que veinte años no es nada”, reza “Volver”, uno de los tangos que mi cabeza relaciona con Carlos Gardel y, lamentablemente, con la extraña versión de Julio Iglesias. Claro, depende con qué lo compares. Si lo haces con los 17 siglos de la Muralla de Lugo es cierto que no significa gran cosa, pero nosotros somos humanos, y como tales tenemos un tiempo limitado (con los años te das cuenta de que es muy limitado de hecho) y para nosotros dos décadas sí es un tiempo más que respetable. 

Dos décadas después de que la UNESCO declarase a la Muralla de Lugo Patrimonio de la Humanidad deberíamos estar haciendo celebraciones pero el año de la pandemia, como siempre recordaremos al 2020, se ha llevado por delante tantas cosas que ésta sólo es una más. Aún así, hay cuestiones puntuales que no me cabe en la cabeza que no se cuiden un poquito más, y entre ellas está la iluminación de nuestro principal monumento. 

La Muralla es propiedad de la Xunta de Galicia, que es la responsable de su mantenimiento y limpieza, pero hasta donde yo sé la iluminación exterior, la que está abajo en la Ronda, es un tema municipal. En cualquier caso, al margen de quién sea el encargado de velar por sus horarios de encendido y apagado, parece poco acertado que ahora que a las siete de la tarde es noche cerrada tengamos las luces de la Muralla apagadas, y menos aún en estos días de celebración. 

Contrasta esa oscuridad con la “performance” que han instalado en algunas de las puertas, unos focos de colores para hacer juegos de sombras algo que, si bien no me disgusta, tampoco es que sea un envoltorio de Christo, y francamente me parece un poco pobre como acto en que hacer pivotar la celebración de estas dos décadas de Patrimonio de la Humanidad. 

No sé exactamente qué horarios de encendido y apagado tiene ahora mismo la Muralla, y quiero creer que no la tienen iluminada más allá de las once de la noche, principalmente porque sería malgastar el dinero porque seguimos con toque de queda y salvo que los gatos callejeros tengan sentido de la estética (y de tenerlo, seguramente estará bastante reñido con la luz artificial) no hay público que pueda disfrutar del espectáculo. Eso sí, después las luces navideñas son un malgasto… 

¿Dos décadas perdidas? Quizá sea excesivo decir eso, pero desde luego sí han estado totalmente desaprovechadas. Veinte años después Lugo no ha rentabilizado (y no me refiero al dinero) ni de lejos el tirón que podría tener este Patrimonio. Seguimos con campañas internas, dirigidas al votante y no al turista, mientras que por ahí fuera la gente sólo conoce las murallas de China y Ávila. Y así seguiremos mientras nadie se plantee aparcar las diferencias y sentarse a crear una estructura basada en profesionales del sector que busquen la promoción y no el voto. 

Encender las luces de la Muralla cuando oscurece y hay gente por la calle parece un primer paso más que evidente.

viernes, 27 de noviembre de 2020

¿A qué esperan para abrir el nuevo auditorio?

El exterior del Auditorio, cerrado a cal y canto. Foto: La Voz de Galicia

 El 17 de marzo de 1930, comenzó la construcción del Empire State Building, una mole de 102 plantas y 443 metros de altura que se terminó en poco más de un año. En Lugo han pasado cinco meses desde que el Ayuntamiento recibió las llaves del nuevo Auditorio, un edificio que, por razones que escapan a la comprensión de cualquiera, aún no se ha puesto a funcionar.

Cinco meses es poco tiempo si lo comparamos con los más de veinte años que llevamos esperando en Lugo por nuestra instalación cultural, que primero iba a ubicarse en San Fernando y después se movió al absurdo lugar que ocupa por razones que todos conocemos, pero aun así es mucho tiempo para estar mano sobre mano sin la puesta en marcha de una instalación que ha costado muchos millones de euros y que a este paso será una antigüedad cuando se inaugure.

Tenían una ocasión fantástica para ponerlo a andar a finales de este mes, con el 20º aniversario de la proclamación de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad, pero se ve que no les ha dado tiempo o que no saben muy bien cómo afrontar la gestión de estas instalaciones. Me inclino por lo segundo. Construir es relativamente sencillo, lo espinoso es mantener y dar contenido a otro edificio más y no sólo por la situación en que vivimos sino porque es otro gran espacio a rellenar.

Por ser constructivo les hago una propuesta en positivo: para su apertura cuenten con Noemi Mazoy. Tiene una voz privilegiada, que se podría arropar con músicos y corales locales, y lo que es más importante, es querida y admirada en nuestra ciudad. Si vamos a apostar por lo local podríamos empezar por ahí. Una semana de música de todos los estilos con Noemi como broche de oro parece una forma más que digna de inaugurar este auditorio. Y a poder ser antes de que se caiga de viejo.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 27 de Noviembre de 2020

Interior del Auditorio. No parece que le falte mucho por hacer... Foto: La Voz de Galicia

jueves, 26 de noviembre de 2020

El error de Feijóo con las terrazas

Han obligado a la hostelería a recoger sus terrazas... pero ¿es esto efectivo?

El Presidente de la Xunta ha asumido un riesgo muy grande al cerrar las ciudades, pero quizá ahí sí ha acertado. Es probable que eso haya evitado que el bicho se propague a poblaciones más pequeñas y, aunque no sea el caso necesariamente, comparto su criterio de que no se puede tratar igual a un lugar con 100.000 habitantes que otro de 200 porque el día a día no tiene nada que ver. Pero entre las medidas tomadas las hay poco razonables y la del cierre de las terrazas es una de ellas.

No está funcionando. La estrategia de clausura de la hostelería ha sido un error, porque los culpables de todo esto no son ni los pubs ni los bares, somos nosotros. Podría entender que se impida atender a los clientes en los interiores, pero no es razonable prohibir las terrazas por muchos motivos, y el primero de ellos es que no suponen ningún peligro.

Cada vez sabemos más (o eso parece) y lo que se nos cuenta es que los espacios cerrados, las conversaciones en voz alta en lugares mal ventilados y el confiarnos más de la cuenta son las tres claves para entender por qué no acabamos de dominar este asunto. Pero ninguna de ellas explica que se decrete el cierre de la hostelería “exterior”. Tomarse un café en un lugar abierto no sólo no entraña prácticamente peligro alguno sino que evitarlo es peor porque la gente está optando por coger los cafés para llevar sentándose en bancos y portales… lugares que nadie desinfecta como sí se hacía entre servicio y servicio en las terrazas.

Dar por sentado que una ligera mejoría en las cifras es consecuencia de “lo bien que se está gestionando esto” es como mínimo discutible. Hablamos de que hemos pasado de 1108 casos a 1102 porque ha habido 41 altas y 36 nuevos contagios, que suena más a lotería que a seriedad en la forma de llevar el tema. No vamos a peor, vale, pero tampoco podemos asumir que se ha dado con el foco principal de contagios porque haberlos, haylos. Y el sentido común nos dice que somos nosotros, con nuestros comportamientos poco apropiados los que estamos dando alas al contagio.

Se está ahogando a un sector del que vive muchísima gente y no olviden que esto es una rueda y que la ruina de una parte tan importante de nuestra economía se transmite tanto o más que el coronavirus. Tarde o temprano nos afectará a todos.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

¿Salvar la Navidad? No, ¡salvar la vida!


 “Salvar el verano”, “salvar el puente de Noviembre”, “salvar la Navidad”… y así todo. Estamos en un mundo tan sumamente obtuso que nos empecinamos en dar importancia a cuestiones menores como la celebración de determinadas fechas arbitrarias.

En cualquier caso, al margen de querer imbuirnos de un espíritu propio de Scrooge al final de Cuento de Navidad, en este puñetero año 2020 todos tenemos un carácter más parecido al de Ebenezer en los primeros capítulos del libro. En general estamos tensos, de mal humor, preocupados, nerviosos, tristes… y los casos más extremos mucha gente está pendiente de su propio futuro laboral y de su salud o de las personas a las que quiere.

En este escenario, ¿qué hacemos con las fiestas? Como es habitual se pueden ver las cosas de dos maneras. La primera es entender que precisamente por todo lo que está pasando necesitamos más que nunca una Navidad a la vieja usanza, con reuniones familiares, turrón, besugo al horno y pollo asado (era el menú de Nochebuena en casa de mis abuelos desde siempre), arbolito, espumillón y luces por todas partes. El problema es que la segunda forma de ver las cosas es que si se nos va la cabeza en estas fiestas señaladas y nos emperramos en mantener costumbres que a día de hoy son un peligro sanitario, enero puede convertirse en un desfile de ataúdes por una propagación descontrolada (la tercera al menos) del puñetero Covid-19. Y me temo que el segundo punto de vista es, si no el más realista, sí al menos el más prudente. Sólo falta que vengan los listos a saltarse las restricciones y ya verán qué bien lo vamos a pasar con las UCI llenas de familiares.

Este país es el de Rinconete y Cortadillo, el del ciego que sabía que su Lazarillo tomaba las uvas de tres en tres “porque yo las tomaba de dos en dos y tú callabas”. Cuando se nos imponen restricciones reaccionamos con críticas en los bares (menos ahora, que están cerrados) y buscando la forma de saltárnoslas porque estamos seguros de que no van con nosotros. El problema es que sí que van.

España es así. Además de hacer chistes de casi todo, por salvaje y desagradable que sea, tenemos la costumbre de dar por sentado que los que mandan están por fastidiarnos y que nuestro deber ciudadano es ejercer una rebelión oculta y violar cuanta norma se apruebe. Da igual que sea no pagar los impuestos (con esa frase que me desquicia: “si quiere factura le tengo que cobrar el IVA”) que respetar las normas de tráfico, la tendencia es el incumplimiento porque somos más listos que nadie.

Lamentablemente los titulares en que vemos cómo algunos de nuestros próceres se van de rositas después de habernos tomado el pelo a base de bien durante años no ayudan a confiar en el proceso. Ese rollo de que las leyes emanan del Pueblo a través de sus representantes está muy bien pero no deja de ser una forma bonita de vendernos esta partitocracia en que quien vota a los diputados, concejales y demás cargos somos nosotros… pero sólo tras una pre-selección por parte de los partidos políticos en que nos ponen a lo peor de cada casa (salvo honrosas excepciones) para que elijamos quién queremos que se ría de nosotros.

Los responsables políticos que hacen lo contrario de lo que ordenan a los demás son un primer ejemplo. Tener diputados condenados por haber evadido impuestos es grave. Que otros hayan sido sentenciados por pagar en negro a sus empleados mientras se autodenominan defensores del trabajador es peor. Sufrir a partidos políticos que pagan sus sedes con dinero de la caja B y que usan las instituciones del Estado para tapar sus vergüenzas ya ni les cuento. Así poca confianza generamos, porque incluso los que no han echado mano a la caja (al menos que sepamos por ahora) nos dan instrucciones contradictorias amparándose en comités de expertos inexistentes y ni se ponen colorados ni nada cuando les pillan.

Ya somos un país que se lleva regular con el cumplimiento de las normas, pero es que encima nos están dando excusas para avalar ese incívico comportamiento.


Así que olviden las normas y usen el sentido común. Piensen que ver a sus padres, abuelos, hermanos… en Nochebuena o en Fin de Año es un rato muy agradable que echarán de menos, pero que más echarán de menos a sus familiares si esa reunión se los lleva por delante. Y no, no vale “es que me hice una PCR para ir a cenar” porque desde que se la haga hasta que esté con los demás no puede estar seguro de no haberse contagiado, sobre todo por el maldito tema de los asintomáticos. Si quien tiene el bicho pingara el moco sería más fácil acabar con esto pero no es el caso.

Este año no debería haber reuniones en Navidad ni en Fin de Año. Sacrifiquemos unas fiestas para intentar garantizar la supervivencia de nuestros familiares. A ninguno nos hace gracia no poder dar un abrazo a los que queremos, pero es lo que hay, un efecto negativo más de una pandemia y no un caprichito del gobierno de turno que, les diré, me parece que se está quedando muy corto con las medidas anunciadas para las fiestas. Y si quieren, las pasamos para mayo, junio, o cuando tengamos una vacuna funcionando. Lo que sea menos hacer el ganso en este momento.

Después no digan que no estaban avisados.

martes, 24 de noviembre de 2020

La 42º Semana de Cine de Lugo, una luz en la oscuridad

 

Ayer se inauguró la 42º Semana de Cine de Lugo que, organizada por el Grupo Fotocinematográfico Fonmiñá, trae un poco de normalidad a nuestras “anormalizadas” vidas.

La importancia de esta actividad no radica únicamente en su meritoria supervivencia, con más de cuatro décadas trayendo a nuestra ciudad una cita que ya es parte de nuestro paisaje cultural, sino en convertirse en un rayo de esperanza en medio de la espesa oscuridad en que nos encontramos.

El cine es, desde su invención, una fórmula mágica para llevar historias a la gente. Ha superado ya a la literatura en popularidad porque es más fácil sentarse delante de una pantalla que abrir un libro, pero eso no le resta profundidad necesariamente. Dar por sentado que un filme tiene menos matices que una novela me resulta elitista, porque si bien es cierto que la narración tiene que abreviarse en las películas, también es cierto que cada una de las imágenes que recoge describe con más rapidez que las habituales “mil palabras”. Además, no podemos olvidar que hay películas buenas y malas como hay letra impresa buena y mala. Y no olvidemos la música. Más que el acompañamiento necesario para cualquier película es una parte imprescindible de la misma, y ahí sí que la literatura ha perdido irremediablemente la batalla.

Lugo está unido al cine gracias a Fonmiñá y a la Semana de Cine de Lugo, que este año además rinde homenaje a dos vecinos ilustres en este mundo: Luis Tosar y Benedicta Sánchez. Del primero se proyectará “Quien a hierro mata” y de la segunda “O que arde”. Además, de Tosar se ha inaugurado una exposición en la Biblioteca de Ramón Ferreiro con el acertado nombre de “El desconocido más conocido”.

También se pueden ver en la Biblioteca los 20 libros que la Semana de Cine ha producido desde 2005, y que van desde los estudios de cine y fotografía en nuestra provincia hasta un recopilatorio de la cartelería de esta Semana.

Como no podía ser de otra forma tiene que haber un “pero”, en esta ocasión ligado a la inexplicable colisión de fechas que las propias administraciones han provocado. Mientras que por una parte el Ayuntamiento de Lugo subvenciona y ayuda a esta Semana de Cine de larga tradición, por otra la contraprograma organizando un festival de cine de mujeres, que me parece algo muy de los 90 y que me suena a gueto virtual. Pero más allá de compartir o no ese punto de vista sobre la oportunidad de enfocar con un prisma unidireccional esas campañas, creo que nadie puede rebatir que es un poco absurdo hacer dos semanas de cine en Lugo en todo el año y que las dos coincidan en cuatro de los cinco días de celebración.

Este año no habrá problemas con esa coincidencia porque el coronavirus se ha asegurado de que los aforos sean tan reducidos que haya público para ambas convocatorias, pero qué quieren que les diga, yo el año que viene lo solventaría para evitar un conflicto totalmente absurdo.

Como cada año les dejo aquí la programación de nuestra Semana de Cine de Lugo, y si entran en la web de Fonmiñá (www.fonmiña.es) podrán ver toda la información de esta cita.

Más información en www.fonmiña.es

lunes, 23 de noviembre de 2020

Sí a las luces de Navidad

Iluminación de Navidad de 2019 en Lugo. Foto: La Voz de Galicia (Óscar Cela)


La discusión está en todas partes:¿debemos poner luces navideñas o gastar ese dinero en otras cuestiones más prioritarias como atender a la gente sin recursos? Si les digo la verdad creo que es un debate falseado porque esas necesidades se atendían sobradamente utilizando una fracción del dinero que se gasta en cosas más superfluas en Lugo, como una innecesaria pasarela de un millón de euros – habiendo un paso por debajo de la Nacional VI a pocos metros – o un edificio que no se sabe para qué se va a usar y que cuesta 1,5 millones.

Las luces navideñas van mucho más allá de la mera decoración. Son vitales para el comercio y para alentar a la gente a salir a la calle, más si cabe en un momento oscuro como el que vivimos en que necesitamos mucha luz y mucho colorido que nos levante un poco el ánimo.

En la Plaza de Abastos y el Mercado de Quiroga Ballesteros se inauguraron la semana pasada en un arranque de previsión, gratamente sorprendente por poco propio de nuestro Ayuntamiento. También hay que aplaudirles el resultado, unas magníficas luces navideñas que superan con mucho las del año anterior.

Sorprende para bien este cambio, aunque la explicación es simple: se han contratado a una empresa privada. No deja de ser chocante que para que algo se haga bien en Lugo tiene que gestionarse así, ya que aparentemente los servicios públicos, esos que siempre se afirma defender, no van bien. O están mal provistos o mal dirigidos porque no hay nada que funcione como es debido si no está detrás la empresa privada.

En todo caso son unas buenas luces que esperemos que sean el prólogo a un alumbrado navideño digno en nuestra ciudad, y esperemos también que permitan a los comerciantes poner adornos y luces en sus fachadas para, entre todos, colaborar a dar brillo a esta época. Lo necesitamos.

Artículo publicado en La Voz de Galicia del 17 de Noviembre de 2020


Nota: Hace ya casi una semana que publiqué este artículo en La Voz de Galicia, pero por diversas circunstancias llevo una temporada en que no he estado muy atento al blog. Espero recuperar a partir de hoy la frecuencia diaria pero no les garantizo nada, porque está todo tan revuelto que vayan ustedes a saber cómo terminamos cada semana. Gracias por los mensajes en que incluso se preocupaban por mi salud, todo está bien afortunadamente. Un saludo.