La foto de familia de la campaña que reparte 10.000 euros en premios... y nos cuesta 52.000. Foto: El Progreso |
La proporcionalidad parece que debería ser uno de los requisitos básicos para este tipo de cuestiones, y me pica la curiosidad por ver la justificación de cómo se pueden convertir esos 10.000 euros de premios en algo que implique gastar cinco veces más de dinero público… y eso suponiendo que no haya más “inversiones” por parte de otras administraciones, cosa que no podemos saber porque ni los que dan la pasta ni los que la reciben publican en ninguna parte las cifras, cosa que por cierto es ilegal.
Esto choca con el cierre de los “chiringuitos” anunciado por el señor Tomé, presidente de la Diputación, que está reintegrando en la estructura oficial todos los organismos y figuras jurídicas de derecho privado que había por ahí danzando lo cual, dicho sea de paso, no parece necesariamente malo si se hace bien.
En fin, ya saben, cuando vean la campaña de los 10.000 euros en premios piensen que nos han costado más de cinco veces esa cifra… o más.
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