martes, 17 de febrero de 2004

Más Democracia Sindical

Mucho se habla de las famosas sentencias que condenan a los sindicalistas miembros de un “piquete informativo” a varios años de prisión. Partiendo de la base de que la condena teórica y la real no son la misma, creo que es de recibo hacer algunos matices respecto a este tema, porque se oyen muchas tonterías tales como la teoría de la confabulación de jueces fascistas que quieren acabar con los sindicatos.

Si en este tema hay alguien que use métodos fascistas son, sin duda, los “piquetes informativos”. Las comillas son a propósito, porque no sé qué me da poner lo de informativos sin resaltar que sólo es una denominación sin contenido alguno.

El derecho a la huelga tiene dos vertientes: el de quienes quieren ejercerlo y el de quienes hacen valer el suyo de no ir a la huelga. Estimados señores dirigentes de los sindicatos: el sagrado derecho a huelga es eso, un derecho, no una obligación, y ustedes han sido elegidos para defender los intereses de los trabajadores, no para ser unos mafiosos que te zurran si no haces lo que te dicen. Entiendo que el verdadero meollo del asunto es que si no hubiera piquetes informativos la incidencia de la huelga sería mucho menor y los señores dirigentes sindicales perderían gran parte de su poder y probablemente sus muy cómodos sillones y la condición de “liberados”.

Pues queridos amigos, la misma gravedad que tiene que un empresario coaccione a sus empleados para no cerrar su negocio, que es gravísimo, la tiene que los sindicatos coaccionen a esos mismos trabajadores para que no lo hagan, con el agravante de que se supone que el sindicato los debería de defender, no amenazarlos. Y no me vengan con que se coacciona a la malvada empresa porque no deja ir a los trabajadores a la huelga. Exijan votaciones secretas en las empresas si quieren, pero no me vengan con procedimientos fascistas. No estoy contra la huelga, sino contra que se obligue a seguirla a palos.

En cuanto a la gravedad de las condenas, me gustaría ponerles de jueces y que decidieran la condena si a alguien le da por montar “piquetes informativos” el día de las elecciones y utilizan sus métodos para obligar a la gente a ir a votar, eso sí, a quienes a ustedes menos les guste. Seguro que entonces seis años les parece una miseria. ¿Por qué se pide juego limpio para las elecciones y no para las huelgas?.

Yo, qué quieren que les diga, creo que no se puede andar todo el día montando el espectáculo porque a un juez le da por poner algunas cosas en su sitio. Si no hubieran destrozado un local o no se hubieran enfrentado a la policía la condena sería más suave, así que cada palo que aguante su vela.

Artículo del 17 de febrero de 2004 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

domingo, 15 de febrero de 2004

Tráfico en Lugo

Una de las primeras cosas en que nos fijamos, cuando llegamos a una ciudad, es en el tráfico. Es una primera impresión totalmente natural, ya que lo habitual es llegar en coche, acceder a la zona a la que vamos (el centro normalmente si es que vamos de visita) y aparcar. Hay ciudades que nos lo ponen muy fácil: Coruña, Ponferrada... incluso Madrid salvo las horas punta que atascan hasta la M-30, y otras que lo que nos ponen es a prueba los nervios, como es el caso de Lugo.

La nuestra es una ciudad de 90.000 habitantes aproximadamente, con una población flotante de, pongamos, 10.000 personas entre estudiantes, gente de los alrededores que viene a hacer sus recados y algún turista suelto. Tenemos una estupenda ronda que es un cauce “natural” para mejorar la fluidez del tráfico, y una línea de grandes avenidas (avenida de Madrid, Ramón Ferreiro, Avenida de La Coruña) que cruza Lugo facilitando la organización del tráfico. Otras (Ronda das Fontiñas, Duquesa de Lugo) no tienen las características necesarias, en cuanto a sus accesos, para ser auténticas vías que descongestionen el tráfico, pero se podría solucionar con relativa facilidad... entonces ¿me podría decir alguien por qué el tráfico de Lugo es tan sumamente caótico?. ¿Cómo puede ser que se tarde más en ir de la Biblioteca Provincial a la Milagrosa que en ir del Ceao a La Coruña?

Gran parte de la culpa me temo que la tenemos los propios lucenses. La frasecita de “es sólo un momento” sirve tanto para justificar el dejar el coche en doble fila en plena Ronda de la Muralla a las 12 de la mañana, como para aparcar encima de una acera o en plena curva mientras bajamos a por el pan o a recoger a los niños en el cole. Por otro lado, el lucense medio no ha sido iniciado en el misterioso secreto del uso de las intermitentes, y mucho menos en el de la correcta utilización de los carriles de las calles. ¿Por qué utilizar el carril izquierdo para ir a la izquierda o el derecho para ir a la derecha si podemos cruzarnos por delante de los otros vehículos haciendo una peligrosa maniobra puntuable para el Rallye de San Froilán?

Por su parte, los responsables de la organización del tráfico urbano, léase el Ayuntamiento, tampoco es que colaboren excesivamente en la solución del problema, ya que otro de los grandes misterios de la ciudad es el de ¿qué fue primero, el guardia o el atasco?. De diseñar un plan de tráfico barrio por barrio que, por ejemplo, tenga en cuenta las obras para desviar por zonas alternativas a los despistados conductores, o de señalizar los accesos de forma que se puedan identificar en menos de veinte minutos, ya ni hablamos.

El tráfico en Lugo es un auténtico caos, totalmente desproporcionado al tamaño de la ciudad y su configuración. La gravedad de este tema se hace patente si tenemos en cuenta que, por desgracia, el ser humano se convierte en la mayoría de los casos en una mala bestia en cuanto se sienta ante un volante, y sólo una planificación seria y rigurosa puede solucionar esto.

No es lógica, por ejemplo, la pelotera circulatoria que se arma en la Ronda das Fontiñas día sí y día también, cuando es una avenida amplia, con posibilidades reales y relativamente sencillas de enlazar con otras vías de alta capacidad de la ciudad (Duquesa de Lugo, por ejemplo). ¿En qué cabeza cabe que se permita aparcar de cualquier forma en esta avenida, y en todo Lugo, pero que en cuanto te acercas a menos de un kilómetro de la Muralla te cobren por estacionar en la calle?.

Son muchas las preguntas, pero pocas las soluciones que nos dan los, así llamados, responsables municipales de tráfico. Calles de una sola dirección coordinadas entre sí, racionalización de los aparcamientos de superficie (sin ticket, a poder ser), sanciones a quienes entorpecen el tráfico alegremente, previsión y planificación para evitar puntos, días y horarios conflictivos... ¿son cosas tan complicadas?, ¿o es que nadie se ha preocupado realmente por solucionar todo este desbarajuste?. Y por favor, no me vengan con el argumento de las herencias, que en cinco años se pueden hacer muchas cosas si uno está a lo que está.

Artículo del 15 de febrero de 2004 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

Marketing Municipal

Ahora que se acercan las elecciones, el señor Zapatero debería tomar nota de las tácticas que el señor Orozco, alcalde absoluto y absolutista de Lugo, desarrolla en la ciudad. El ejemplo más claro es el Plan Estratégico, que en mi opinión tiene más de estratégico y publicitario que de plan, ya que a pesar de ser la chapuza del siglo tiene aparentemente cautivados a muchos lucenses y medios de comunicación locales.

La idea de un plan que delimite las estrategias a seguir para convertir nuestra ciudad en lo que todos deseamos es estupenda, pero lo malo es cuando se convierte en un asunto que en lugar de afectar a las concejalías de economía, urbanismo o similares parece estar a cargo de una extraoficial de “autobombo y propaganda”. Si por lo menos el plan fuera serio, pues aún, pero no.

No quiero entrar aquí a valorar detalladamente cada fase del plan, aunque tampoco tendría inconveniente, pero brevemente diré que por ahora se han hecho públicos dos pasos, por llamarlos de alguna manera.

Hay una primera fase de diagnóstico, que viene a ser un tocho de resma y media de papel cuyo contenido merecería un cero si se hubieran atrevido a presentar semejante engendro a un comité de valoración objetivo. Hasta uno subjetivo les suspendería. Todo lo que refleja son algunas estadísticas sueltas (de anuarios gratuitos) y conclusiones como mínimo arriesgadas. No justifican con un sólo dato cosas como que Lugo necesita 1000 aparcamientos más en el centro (por qué no 2000) o 1.000.000 de metros de suelo industrial. Importe del premio: 23 millones de pesetas de gasto, que no inversión, a favor de la empresa privada que lo realizó. Eso es privatizar a lo grande y lo demás son cuentos. En Lugo parece que no hay facultades universitarias ni gente capaz de hacer algo así. Casi espero que sea cierto porque me daría vergüenza que esa cosa estuviera firmada por un lucense.

La segunda fase, una valoración de las ideas aportadas por los ciudadanos. ¡Viva la democracia participativa de cara a la galería!. No se pierdan el sistema de valoración. Por ejemplo, prueben a valorar “potenciar o transporte ferroviario rexional de pasaxeiros, con servicio competitivo respecto do transporte por estrada” (punto 7 a valorar). Pues vale. ¿Y cómo se hace eso?. Eso no es un proyecto, es una idea que no me dicen cómo la quiere llevar a cabo el autor. ¿Y cómo pretenden que - tal como se pidió a los asistentes - yo evalúe esto?. Es que no puedo, es imposible. No hay forma de evaluar algo de lo que sólo me dicen una línea. Si me explican la forma de conseguir ese objetivo empezamos a hablar, pero no. Lo único que vienen son ideas genéricas más o menos realizables, que ahí no me meto. Hay uno de un metro y otro de un aeropuerto, que pueden parecer absurdos, pero que seguramente tienen su sentido si me los explican. Ahora bien, si sólo me dicen “metro” y “aeropuerto” les digo que es una locura.

Por favor, un poquito de rigor. Si quieren dar participación, que sea en serio, y no sólo para quedar bien, porque eso es, exactamente, lo que están haciendo. No sé qué me ofende más, que no me pregunten mi opinión o que me tomen por bobo y la pregunten sólo para dar imagen de demócratas. Y hay gente encantada, que es lo peor.

Artículo del 15 de febrero de 2004 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso