El antes y el después. No es la misma farola, obviamente, pero se ve el efecto |
Siguiendo con la intención de publicar cosas buenas los viernes, voy a hablarles de un pequeño detalle que creo que ayuda a embellecer nuestra ciudad: una manita de pintura a determinados elementos del mobiliario urbano.
A mediados del mes de Julio me fijé en que un trabajador del Ayuntamiento estaba pintando las farolas de la Plaza del Ferrol. El cambio fue más que llamativo y pasaron de ser un elemento gris (literalmente hablando) a dar a la plaza más “presencia”.
Se podrá discutir si los colores son los más adecuados (aunque personalmente en el conjunto me gusta como quedan) o si habría que esmerarse más en los detalles (quizá resaltando con doble color los relieves) pero eso son pequeñas mejoras que se podrían llevar a cabo en el futuro, aunque es imporbable que haya tiempo y dinero para darle más vueltas al asunto.
Esas pequeñas actuaciones, que parece que no valen de gran cosa, son precisamente las que marcan la diferencia en un espacio tan abierto como la Plaza del Ferrol.
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