jueves, 28 de noviembre de 2013

Universitarios porno

Siempre me sorprenden esos arranques de puritanismo que nos dan de vez en cuando como sociedad. No pasa nada por poner la tele y ver programas basura en que madres ofrecen a sus hijos, hijos que ofrecen a sus madres, mozas y mozos que se ofrecen a sí mismos… todos como ganado en la feria de Monterroso, a tanto el kilo de cacha. Y eso nos parece maravilloso, guay, o al menos eso dicen las notables audiencias de estos programas.

Pero hoy salen escandalizados algunos medios de comunicación porque una empresa de Málaga ha tenido la osadía de poner carteles en el campus universitario de la ciudad pidiendo actores y actrices porno para pelis para distribuir en internet. Ya se ha liado, claro.

No veo dónde está el problema. Los universitarios son mayores de edad. Otra cosa sería que pidieran personal para pelis porno en un instituto de secundaria o en un colegio, pero aquí… no sé dónde está el inconveniente siempre que sea una actividad voluntaria y libre.

Hay ciertos sectores que levantan ampollas (por favor, absténganse del facilón juego de palabras) cuando se tratan en público:  la pornografía, la prostitución y similares sacan el tufillo medieval que queda en nuestra sociedad y nos ponemos locos diciendo que es una inmoralidad. Eso sí, los sex shops sobreviven mejor que las panaderías a la crisis.

¿Soy el único que detecta cierta dosis de fariseísmo? A ver, a lo mejor es cosa mía, pero si les soy sincero en mi opinión el porno no tiene nada de malo, siempre que se trate de gente adulta que hace lo que le viene en gana con libertad. 

Aunque esa parte supongo que habrá una parte importante de lectores que compartirán, mi segunda aseveración supongo que es más controvertida: pienso lo mismo de la prostitución. No le veo nada de malo siempre que sea ejercida libremente por personas adultas. Lo de “libremente” es lo más importante de la frase.

Cuando prohíbes algo automáticamente se crea una industria al margen de la ley para satisfacer la demanda de lo prohibido. Es irrelevante que sean drogas, alcohol o sexo previo pago, que el resultado va a ser tremendo, y como ejemplo pueden ustedes pensar en la ley seca, que causó muchos más daños y problemas que los que evitó.

No deja de tener guasa que en un país donde no sólo se permite el tabaco sino que se grava con importantes impuestos, haciendo al Estado cómplice de una actividad obviamente insalubre y asesina, nos vengan con monsergas a la hora de regular la prostitución de una maldita vez. Y más cuando encima se ejerce con todo descaro en cualquier ciudad de España y todos sabemos de qué estamos hablando.

¿Qué tiene de malo legalizar una actividad que va a existir sí o sí? Y encima que no tiene nada de malo si se ejerce, insisto, voluntaria y libremente. No me digan que no han visto ningún reportaje de esos que salen en la tele en que las chicas prefieren ser putas que limpiar escaleras, o los chicos ser chaperos que descargar camiones. Desde que el sexo no es pecado moral en este país, la cosa de la prostitución ha perdido en gran parte la carga de profundidad que llevaba aparejada, y me parece fantástico. El problema no es tanto la actividad en sí como la trata de blancas que lleva aparejada precisamente por ser un “submundo” tolerado descaradamente en la práctica aunque denostado de cara a la galería. La definición de la hipocresía.

Puede que a alguno se le haya ocurrido la pregunta: “¿y con las drogas piensas lo mismo?”. Si les soy sincero no lo sé, no tengo una opinión clara. Es obvia la destrucción física que traen consigo las drogas, pero no sé si legalizarlas acabaría con la parte de mafia que conllevan e incluso con parte de su atractivo “antisistema”. Creo que es algo más grave y serio que el alcohol o el tabaco, pero no sé hasta qué punto principalmente porque jamás he probado ninguna droga y no sé qué decirles.

Los argumentos contra la droga son los mismos que los que se pueden dar contra los otros dos productos, y quizás quienes defienden alcohol y tabaco podrían aplicar esos mismos argumentos para pedir la legalización de las drogas. Es uno de los pocos temas en que no tengo clara una opinión.

Habrá que darle una vuelta al tema y ya veremos.

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