jueves, 12 de julio de 2018

Ni mordazas ni putas

Lluvia en La Tinería - Foto: El Progreso
En esta sociedad tan polarizada que estamos creando entre todos o te pones del lado de una ordenanza cívica absurda, que te multa con 750 euros por dormirte en un banco en un ejercicio de coacción impropio de un partido que aboga por abolir la ley mordaza mientras nos presenta un plagio a nivel local, o se ve que tienes que apoyar la prostitución en la calle y las pintadas en la Catedral. Pues me resisto a formar parte de ninguna de las dos opciones, porque siempre hay grises entre el blanco y el negro.

Si el Ayuntamiento de Lugo quiere acabar con la prostitución en la Tinería sin tener que recurrir a aprobar una ordenanza que, además de ser un bodrio jurídico por su mala redacción es una barbaridad desde el punto de vista de las libertades públicas, no tiene más que instalar un parque infantil en el solar abandonado que hay junto a la Puerta Miñá, que además nos vendría muy bien en la zona.

“¿Qué se arreglaría con eso?”, se preguntarán ustedes. Pues mucho, porque de existir se podría aplicar en la Tinería el artículo 36.11 de la Ley de Seguridad Ciudadana, que recoge como falta grave “La solicitud o aceptación por el demandante de servicios sexuales retribuidos en zonas de tránsito público en las proximidades de lugares destinados a su uso por menores, como centros educativos, parques infantiles o espacios de ocio accesibles a menores de edad”, con sanciones que van de los 601 a los 30.000 euros. Ahí tienen su solución sin aprobar tonterías en el Pleno.

Con este tema hay mucho cinismo. La prostitución ha existido, existe y existirá siempre, y prohibirla es una solemnte majadería, principalmente porque si es ejercida libremente no tiene por qué ser algo malo, o al menos es un debate que podríamos abordar. La cuestión es si es una actividad que se deba realizar en la vía pública. Por poner un ejemplo muy básico, tampoco es ilegal realizar tus necesidades fisiológicas pero a nadie se le esconde que sí tiene sentido prohibir que se haga en medio de la calle.

Estoy frontalmente contra la Ordenanza Mordaza porque su redacción es terrible y aunque está pensada para ser usada como arma disuasoria no me fío de quienes custodian el botón que lanza los misiles, recuerden que en esta ciudad las fuerzas del orden denunciaron a los Reyes Magos hace no muchos años. Sin embargo es evidente que hay problemas de convivencia que hay que solucionar, y no podemos estar luchando para recuperar un barrio mientras miramos para otro lado cuando hay prostitución en plena vía pública. La cuestión es que ya existen herramientas suficientes sin recurrir a una ordenanza que se parece más a la Ley de Vagos y Maleantes de la II República que a una norma propia de la democracia moderna.

Artículo publicado en El Progreso del 12 de Julio de 2018

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